Como el
guión de cualquier película deseada, el escenario de la danza se convierte en
ese teatro de sueños imposibles que tú y yo hacemos reales cuando somos uno en
las entrañas del otro, las luces nos arropan para llevarnos hasta el infinito,
flotando en el pentagrama que escribe la Música de nuestro deseo.
Bailo para
ti, mi mente se deja llevar cuando estoy a tu lado, danzarina de mil y una
noches en vela esperando tus caricias, la Música sigue acariciando mi piel,
susurra palabras que sólo nosotros podemos entender, el lenguaje de nuestra
propia alma traducido en nuestras fantasías.
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