viernes, 29 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias X

Somos viajeros impenitentes en busca de aventuras, de sonidos que no sean aquellos que surgen de demasiadas cosas ya dichas, por eso nos embarcamos en nuestros propios sueños y creemos en eso que es la universalidad de la Música.


Phil Sawyer (Childhood's End) 1971


Cuando de sensibilidad se habla, y podemos hablar con conocimiento de causa, este disco de Phil Sawyer es de los que te ponen la piel de gallina desde el primer surco y no te dejan de acariciar hasta que la aguja se eleva majestuosa en la segunda cara del disco.
Desde Australia, este poeta nos trae una obra sublime, pura esencia de calmada quietud y sentidos hipersensibles, porque para poder apreciarla hay que estar en ese estado de ingravided que pocas veces se consigue.
Si al poner el disco te entra como un susurro "September Woman" ya sabes que puede ser algo grande, pero si tema tras tema la sensación va en aumento, no puedes desengancharte de estos trallazos de pura seda directos al alma. "Nightbirds" sigue contagiada de la belleza, y pasas a "On The Other Side Of Silence" donde parece que te pierdes en esos espacios vacíos que sólo la Música puede llenar. La canción que da título al álbum deja un poco de protagonismo a la guitarra eléctrica, pero también de forma sostenida, manteniendo el ambiente.
Una maravillosa voz que no hace ni una estridencia en todo el disco, susurrando, casi recitando, acompañado perfectamente por un arreglo de teclados que dan la base al ambiente para llenarse con flautas, violines sin apenas percusiones en sus primeros temas, sólo la base rítmica del bajo.
De pronto la segunda cara del disco se transforma, algo más de psycho con teclados un poco más subidos de tono, la guitarra eléctrica entre distorsionada y punteando y la voz de Sawyer tomando las riendas sin el susurro de la primera pero cantando con una tranquilidad e insultante facilidad que te abruma.
Musicalmente un disco perfecto, cada tema está elaborado con clase, y la producción se luce, dejando en cada momento que los instrumentos o la voz guíen lo que quieras hacer.
"Electric Children" con el cual comienzan la segunda parte de esta obra es un maravilloso caos organizado donde todos los instrumentos van y vienen para terminar en el mismo lugar, "The Chase" una típica canción de corte sureño, con la voz relajada y la guitarra punteando por detrás del conjunto. Seguimos con la majestuosidad del órgano que vuelve a ser la base, y coros dulces para envolverte totalmente. "Stranger In The Street" una cabalgada por campos eternos, con la acústica y sus acordes constantes, una delicia, una auténtica delicia, y así hasta las once piezas, que te dan cada una algo que no te esperas; y esa voz, ¡maldita sea, qué voz!
En definitiva, un disco redondo, no sé si se considerará una joya, porque eso es hablar de cosas inalcanzables, pero una tremenda obra muy por encima de la media que a cualquier amante de esto que es la Música engancha porque es maravillosa.
Déjate caer por las Antípodas, siguen dando mucho juego, y si no, escucha a Phil Sawyer, un músico genial.

De Vinilos y Otras Glorias X

Una pequeña delicatessen llega a nuestras manos en este espacio tan nuestro con eso, tan nuestro también, que son los amigos de vinilos y las sensaciones que emanan de ellos. Algo para soñar, como siempre, porque esto es un "Paseo por los Sueños".


Pete Townshend - Ronnie Lane (Rough Mix) 1977


Cuando dos músicos excepcionales se unen por la amistad existente entre ellos y se deciden, lejos de festivales, tributos a... o cualquier otro evento social a crear Música, puede ocurrir algo como lo que tenemos entre manos, que sin pretensiones ni alardes salga a la luz una joya de sensibilidad y Música de miles de quilates, como es el caso de este "Rough Mix".
Pete Townshend, uno de los líderes de "The Who" y de vuelta de casi todo, y Ronnie Lane, creador de "Small Faces", otro grupo señero de la Música británica, se unieron, ¡vaya usted a saber por qué! para hacernos llegar este maravilloso disco, un puñado de canciones que no tienen desperdicio y que nos sirve simplemente y nada menos que para disfrutar de la Música, quizás sin pretensiones, pero llegando muy lejos.
Son once temas sin fisuras, sin alardes y sin... nada superfluo, pero once piezas en las que se perciben las manos de estos dos grandes que sólo pensaban en divertirse, ya que fue una colaboración y cada uno siguió su camino.
Como no podía ser de otra manera, aparte de los instrumentos que ambos interpretan, guitarras, mandolina, bajo, banjo, ukelele y voces, el resto de músicos son amigos en el ambiente musical de los dos, como Eric Clapton, que participa en cuatro de los temas del disco, Charlie Watts a la batería, Rabbit con los teclados y un largo etcétera de músicos maravillosos que no hacen sino aumentar el valor de esta pequeña joya que es el "Rough Mix".
Dos rockeros sin concesiones que consiguen un disco suave, con composiciones intimistas, como la que da nombre al vinilo y la preciosa "Annie", orquestaciones maravillosas y sostenidas, que dan ese aire de magnificencia sin salirse de la pulcritud de todas las composiciones.
Un disco para escuchar, deleitarse con piezas como "My Baby Gives It Away", "Catmelody", "Street In The City", por citar sólo algunas, ya que todas son buenas y lo más importante, en conjunto aumentan la calidad del producto.
Como todo disco que se precie, la presentación es de lo más original, un álbum que se abre y que no es sino un inmenso collage de fotografías de lo que parecen sellos, cientos de ellas colocadas casi en orden, con el título del disco en una esquina y las canciones al dorso. El interior una foto en blanco y negro de dos sonrientes Pete y Ronnie rodeados por los créditos de cada canción. La foto es de lo más optimista y te invita a zambullirte en este regalo para los oídos que es "Rough Mix".
Un disco para disfrutar, con músicos en estado de gracia y que para mí, pretendiéndolo o no, crearon una obra que por no querer, llegó a lo más alto. Una delicia para momentos intercadentes de ánimos.

Vaqueros Roídos, Palabras Eternas

Dicen que es el “jefe”, y debe haber algo de cierto, porque como un mesías moderno arrastra a millones de seres tras de sí, por su Música, por su voz, por sus temas, o por todo en uno, porque tras comer mierda quince años o más, de pronto enseñó a muchos el camino tortuoso de la calle, algunos lo vieron claro, y otros se atrevieron a decir que era el futuro del Rock´n´Roll, llegó a ser un número uno, y dejó Asbury Park y a sus “colegas” de tugurios malolientes, cruzó el río, llegó a la “Gran Manzana” y el mundo conoció a Bruce Springsteen, el rockero de letras lacerantes y temas únicos, “Rosalita salió esa noche” y hubo un “Incidente en la calle 57” porque a este hijo de la calle, la calle no podía abandonarlo nunca.


Las luces se encienden, el rugido del rock rompe el silencio, la gente se excita, y una cabellera rizada, una camisa sin mangas y un pantalón roto aparecen en escena; es entonces cuando cobra significado la vida en la carretera, y la vieja “Telecaster” gruñe por los dedos gruesos del hombre que grita y canta a la vez, porque a Bruce Springsteen la voz le sale del alma, porque canta al barro y al asfalto, y grita para que todos lo oigan, pero ¡cómo grita!, estrofa a estrofa manteniendo un nudo en la garganta del que le escucha, porque necesita que todos sepan de donde viene, lo que ha sido y lo que ahora han hecho de él, y compone, y no se cansa, porque hay demasiadas cosas que contar, “Born to run”, “Thunder Road”, “Backstreets”, “Jungleland”, New York City Serenade”, “The River”, “The Fever”, “Back in your arms” (guiño a mi niña) son cientos, miles de temas, de palabras, de historias que recorren la vida; incansable compositor, excepcional creador de melodías en lo que es la exaltación de un estilo, impresionante armónica que te llega a las entrañas, y cantante de orgías para los sentidos, antaño virtuoso de las seis cuerdas, hoy deja ese virtuosismo para los monstruos que le acompañan, hombre de directo, ante su público, miles, cientos de miles, comunicador infinito, generoso, dos, tres, cuatro horas de concierto, porque sigue habiendo mucho que contar, demasiado y a demasiada gente.
Es el alma y la esencia para muchos, es un Músico, un hombre que vive porque antes no vivió, lo vivió, y alguien que puede estar horas con su guitarra y su sombra proyectada por un foco ante su público, sin miedos, sin temores, porque seguirá contando historias, seguirá narrando experiencias, porque sigue habiendo mucho que contar.
Década prodigiosa con un grupo de amigos que le acompañaron sin limitaciones, excepcionales músicos que crearon una máquina perfecta donde funcionaban como un reloj esas canciones que cuentan historias, músicos que pueden entender lo que hay que hacer sin decírselo, una banda, su banda, que es uno de los acordes mejor afinados del rock, ese canto urbano que nunca deja de acariciarme.
Década íntima con álbunes sólo para su propia presencia, sólo para su alma, década de vuelta de casi todo donde probó experiencia multiracial y donde (dicen) encontró a su compañera (además de la Música), pero década donde desempolvó los millones de folios que su ilimitada creatividad había dejado escondidos, década a fin de cuentas donde volvieron los amigos sin limitaciones, y donde enseñó lo que tenía y nadie sabía (aún más, aún había un cofre lleno de tesoros), década para contar más cosas, porque sigue habiendo mucho que contar, y nueva gente a la que decírselo, y quién mejor que “The Boss”, el hombre que grita al silencio.

Tras cuatro décadas aplastando los escenarios, gritando con esa voz que sigue sin apagarse, más allá de los sesenta y en plena forma, es el jefe porque puede serlo, y sus chicos son lo que él desee, aún afinados, esa máquina de puro Rock'N'Roll que levanta la sangre a un moribundo, esa fuerza en escena que te contagia, te envuelve, te eleva y te deja a merced de su Música, pero ¡Qué Música! puro... pues eso, pero me gusta, porque dan lo que tienen y tienen tanto, que nunca se agota, esperemos cuatro décadas más...




Rock And Roll Is An Attitude... Not An Age!

jueves, 28 de abril de 2011

Ahora Que Me Voy

Ahora que me voy, quizás tus lágrimas afloren sinceramente por primera vez, buscando en el camino la estela de mis pies cansados.
Desaparecerá de tu rostro la tristeza que tantas veces me hacías llegar cuando mis manos dibujaban tu figura en mi cuerpo.
Ahora que me voy, perderé la vida que quise vivir contigo cuando las promesas me hacían estremecer sintiendo tus palabras con frases eternas.
Mirando al infinito podré llevar conmigo la nada a mis espaldas, porque la nada me queda después de haberme abandonado aquél día de sueños rotos.
Ahora que me voy, no volverás a verme de rodillas suplicando un abrazo cuando creía que tu llanto era por mis actos, esos momentos que perdía para inspirarme con tu cuerpo desnudo.
Los sonidos que hacía que fuésemos uno se perderán en tu memoria para no recordarme cuando levantaba tu alma hundida por todo aquello que te hizo sufrir antes de estar conmigo.
Ahora que me voy, sin una razón para alejarme, sin un por qué, salvo tu desprecio tras haber vivido de nuevo a través de mis besos, mis caricias, mis llantos, cuando las lágrimas de la incomprensión que llenaban tus entrañas las hice mías…
Ahora que me voy camino sólo, sintiendo que quien se aleja eres tú, a pesar de haber querido estar a tu lado, con el horizonte como compañero y el hueco de tu cuerpo en mi lecho de leña bajo las estrellas.
Todo lo que siento se aleja conmigo, porque voy muriendo lentamente, aunque mis ojos no sienten el llanto por el posible final, derraman lágrimas por haberte amado durante ese tiempo que desaparecí para ser tú misma.
Ahora que me voy dejo que vivas lo que nunca supiste vivir, esperando que tu odio no salpique mis sueños de soledad, esa amiga que de nuevo vuelve a reclamarme para sentirme, quizás, por última vez.
Busco en tus ojos algún rostro de ternura y sólo encuentro la sonrisa del adiós, no he quemado mis naves contigo, aún me quedan muchas cosas por hacer, pero no quiero hacerlas, hay que saber poner el final a cada historia, y mi epitafio lleva escrito demasiado tiempo, lo esculpiste a fuego en mi pecho aquella noche de mentiras y promesas rotas.
Ahora que me voy no volveré la vista atrás, el gran misterio de la muerte me acogerá por fin, sonreiré viendo tu rostro feliz por mi partida, y mis dedos dibujarán de nuevo tu silueta en el viento, sabiendo que desaparecerá para siempre, alejada por la suave brisa que acaricia mi cara.
 La Música será un suspiro, una caricia, y no volverá tu voz por encima de esos sonidos que seguirán envolviéndome como la mortaja que llevaré eternamente.
Ahora que me voy… seré de nuevo la sombra de un deseo, una promesa, un recuerdo.

A Través De Mis Sueños

Permitidme que sea la voz en off de mi propio sueño, esa porción libre de mi espíritu que me permite soñar con lo que soy y no puedo, lo que deseo y no llego, todo aquello que me acerca a lo que realmente siento como ente, ser que piensa y se desdice al tiempo. Intentaré llevar a quien lo desee, posiblemente no más de algún alma que vagabundea como la mía por los confines del Universo de las ideas, al interior de un sueño posible pero irreal, que a veces se convierte en real y se me hace imposible, un deseo nacido de la percepción que tengo de las cosas, de las ideas, de cómo manejarme en el espacio de mis creencias.
Entiendo, por el silencio que acaricia mis oídos en estas horas que unen al que se encierra en el caparazón de la noche y al que necesita dejarse violentar por los colores que la luz le envía, que puedo comenzar sin más este derramar palabras que puedan hacerme sentir, una vez más cuando estoy solo, libre en plenitud, libre absolutamente, libre como quiero llegar a ser más allá de mí mismo.
No entiendo mucho de conexiones astrales, no sé si puedo llegar más allá de las estrellas o quedarme atrapado a pocos metros de mí mismo, pero en ocasiones te llega ese fogonazo que te sugiere que ha pasado... ¿un ángel? quizás, pero que te pone en guardia porque sabes, sin un por qué, que algo ha ocurrido en tu vida.
Con ella me ocurrió así, una tarde ya lejana, con apenas quince años y unos ojos desorbitados por dos preciosos vinilos que acariciaban mis manos, a partir de ahí, una eternidad de promesas, emociones y llantos unidos por la pasión de lo que es parte de mi vida, la Música.
Ahora sé que la tengo, que nunca me abandonará, el lazo de amor es tan rígido que no puede cortarse con ningún utensilio conocido, porque lo forman los sueños, las fantasías, los deseos y sobre todo la pasión y el amor por una manera de entender el universo, a través de los mágicos sonidos de Mi Música.

El Ascensor

Algo furtivo, una forma de recrear nuestras ilusiones, un espacio cerrado sin apenas lugar donde poner nuestros cuerpos, unos segundos en los cuales los ojos buscan el techo, el suelo, los botones de los pisos a recorrer, un momento de recuerdos encendidos, una pasión oculta que nadie debe ver y esos instantes mágicos que balancean los pies hacia donde el otro se mueve.
Los ojos se cierran, los párpados, esas mágicas persianas que regulan la luz nos hacen saber que nuestra intimidad está siendo asaltada, la respiración encoge el pecho y los labios expectantes aguardan... el instante del roce que eleva al infinito, convierte en magia el minúsculo habitáculo y hace soñar con las fantasías que son parte de nuestras ilusiones.

El Sueño que murió sin haberlo soñado

Un local lleno a rebosar, sudor, humo, ruido, gritos de histeria, y las luces silencian las gargantas, porque llega una sola garganta, la que hará que todos lleguen al éxtasis, que se viva una experiencia orgásmica. Las mujeres enloquecen con las primeras notas, la banda apenas se escucha cuando intentan dar la entrada al señor del "Soul", Mr. Sam Cooke, el hombre que rompió las barreras de las razas, la voz de un pueblo que llegó a otros, el que sería guión a seguir por sublimes maestros que ante él se sentían aprendices. Saluda a la audiencia, los enloquece aún más, y arremete con un tema, y otro, y otro, el sudor es un todo, el local no soporta la tensión, Harlem es un paraíso donde este hombre negro, con voz de coro de iglesia y descaro rebelde tiene su reino.



El hombre que hizo de la iglesia el mundo, porque extendió las paredes de los templos y llevó la Música Godspel hasta el pueblo, en el circuito de locales donde su voz era la voz, haciendo ver al resto de los grandes cantantes negros que podía hacerse, que se podía enamorar a una audiencia de otro color. Único en su estilo, creó lo que quiso, cantó como le dio la gana y se comprometió en una época en la que la raza marcaba los baños que había que usar y las aceras por dónde circular, pero nadie puede negarle que fue amado por todos los que sentían su voz penetrando hasta el alma, esa forma tan particular de atacar las estrofas, como si te hablara a ti en particular, un diálogo con el público que le hacía parte de la piel que él mismo erizaba. 
Maestro de todos los grandes del "Soul" que tarde o temprano han acabado entonando sus himnos, esos músicos negros que le deben haber sido quien abriera las puertas de muchos locales para esta gente de tez oscura, que le deben haber conocido la fama entre millones de seguidores y haber arrasado en esos programas de televisión donde todo estaba encorsetado. Sí, maestro y creador desde el más allá de otras voces realmente inmensas que continuaron su legado, haciendo que todos pudiéramos disfrutar décadas después de algo que no es sólo Música, sino una forma de entender la vida.
Pero su reino no es de este mundo, y el descaro llega en un momento equivocado, y el ser humano (de nuevo el ser humano, de nuevo el ser...) olvida su “razón”, la parte diferente del animal y lo lanza lejos del alcance de los hombres, al paraíso donde su voz rasgará las nubes en las noches sureñas, mal que les pese a los que quisieron silenciarlo para siempre y solo consiguieron hacerlo inmortal. 
Blancos, negros, amarillos, verdes... todos a una despidiendo a este hombre entonando su “Bring it on home to me”, mientras su féretro se balancea al compás de su alma, que hace seguir con una fiesta particular en su “Having a Party”. Este hombre, cuando sus melodías nos lleguen, nos hará creer en un mundo maravilloso,  y las razas mezcladas entre sí harán el amor al son del “You send me”. Murió el hombre porque no había lugar en ciertos lugares para el pensamiento, pero Sam Cooke será siempre inmortal porque sus canciones lo son con él, porque fue único a la hora de trasmitir lo que sentía, de hacer creer que cantaban con él cuando se te metía en las entrañas, porque cada disco de este artista que creó un estilo llamado alma se puede poner una y mil veces y te suena distinto, como si estuvieras volviendo a los inicios de todo cada vez.
Miles de versiones ocuparán las estanterías de los coleccionistas, miles de estrofas cantadas por otros tantos artistas, y de fondo, haciendo los coros de cada canción, la voz de este hombre nos recordará que aún vive, que no hay una bala que mate el sentimiento.

De Vinilos y Otras Glorias IX

En un momento de éxtasis contemplativo, nos acercamos a otra corriente musical (para nada, porque sigo pensando en la globalización de la Música) que nos lleva a lejanas tierras, más concretamente al lejano oriente.


Flower Travellin' Band (Satori) 1972


Desde Japón, ese querido lugar del Sol naciente, tan inspirador para muchas cosas como desconocido en otras, traemos una obra maravillosa, algo que por lo sutil y extrañamente mágico se puede considerar, yo al menos así lo hago, una obra de arte. 
Este grupo japonés se embarcó en esta aventura de puro "Heavy Psycho" en un disco de alegorías indúes, como una obra conceptual cuyas canciones, cinco en total, son partes del tema que da título al vinilo.
Las cinco partes o cortes de Satori son un recorrido inmenso por grandes cabalgadas instrumentales, sueños que nos acercan a sonidos de oriente, con el sitar y algún que otro instrumento dulcificando un poco el poder del grupo, que cuando se lanza realiza una demostración de fuerza alucinante.
Las guitarras rompen como las olas contra los acantilados, acompañadas por una percusión que va envolviendo todo el conjunto hasta conseguir un bloque de impecable textura, con grandes jams instrumentales de músicos realmente maravillosos en estado de gracia.
Es un disco apasionante, como ya he comentado una obra maestra, y para mí eso significa un conjunto, un todo, como en este caso donde la presentación está a la altura de las circunstancias; una portada preciosa, en blanco y negro con la silueta de lo que parece un samurai en estado de reposo invadido en su interior por miles de imágenes como dibujos que representan al grupo e infinidad de alegorías orientales. El interior del álbum es una preciosidad, tomando el color la supremacía con una estatua enorme de Shiva de donde salen las imágenes del grupo y componentes de la religión, tanto astrales como terrenales.
Los músicos japoneses tienen algo muy especial, son capaces de absorber como una esponja lo que les viene del rock occidental y darle, en el caso de los grandes, ese toque tan suyo que les hace diferentes. "Satori" es una demostración de lo dicho, un disco maravilloso de tintes de rock duro con un excepcional sonido que te transporta a ese país del Sol naciente y toda su cultura.
Ojo a esos desmadres de guitarra, me llevan hasta donde quiera.
Si tienes interés por cambiar de camino y embarcarte en uno de los infinitos que tiene la Música de quilates, la Flower Travellin' Band puede llevarte, y creo, en mi opinión, que no saldrás defraudado.

miércoles, 27 de abril de 2011

A Todos Los Soñadores

A todos los soñadores, que pasean por los sueños, que viven en alguno de ellos, buscando convertirlos en maravillosa realidad, sólo deciros que soy una de vosotras, un alma errante entre suspiros y jadeos,  una de las que cree que hay que dar las "Buona notte a chi la sa godere", porque la noche implica soledad, arrojo para estar en las sombras, vivir en ellas, escudriñar entre lo oscuro la luz que nos lleva para vernos.
Soy una más de las que buscan estar cuando una mano me acaricia, aunque mis sueños obscenos me dejen ciega por la pasión y el deseo, la que se apoya en el umbral de cualquier puerta esperando el halo de esperanza que me recorra entera.
A todos los soñadores, que pasean por los sueños, que son capaces de trasladarlos a otros seres y hacerlos suyos, a todos ellos les doy la bienvenida a este evento que es "Paseando por los Sueños", porque en verdad que paseamos por ellos, recorriendo todos los caminos por imposibles que sean, intentando penetrar en vuestros corazones y atravesaros las entrañas.
Vibrad, soñad (despiertos o en trance no tiene la menor importancia) haceros un hueco en el universo de las ideas que creamos, sed eso, soñadores de irrealidades y hacedlas partícipes para que lleguemos juntos donde queramos, con ese aderezo maravilloso llamado Música.

¡Ánimo Ciocco! Sueña con nosotras

E.O.I., Dante y la Ciudad Eterna

Durante un período de mi vida, ese que uno nunca recuerda por su extensión, sino por los acontecimientos que van ocurriendo de forma continuada porque los unes con la memoria que traspasa el espacio temporal, intenté llevar a cabo el principio de un sueño, otro paseo por esos imposibles que uno se crea, en este caso espoleado por el deseo de una persona maravillosa que quería y deseaba compartir conmigo algo tan infinito como incontrolable.
Ese sueño, que tenía que ver con la lengua de Dante y una Ciudad Eterna, única, maravillosa y que por sí sola es la historia, se ha detenido por los avatares del destino, los deseos de gente ajena a mi persona pero que a pesar de no saber quién soy pueden regir parte de mi destino, y ciertas necesidades que en estos momentos (y por muchos momentos) no puedo eliminar de mi vida, y hasta que lo retome, seguiré escuchando, a través de la Música lo que me llegó de esas tierras en forma de bota, el idioma que me ha calado tanto y si puede ser, ahora que quizás la soledad me permita muchos silencios, leerlo y degustarlo como se merece.
Me fui una tarde tras la primera hora de una clase que ya no me decía nada, con mis pensamientos en otros lugares y otros problemas, pero sirvan estas líneas para recordar a la gente que realmente hicieron que ese período de tiempo mereciese la pena, porque al final es lo que queda, el recuerdo de palabras, frases y escritos escuchados por distintas voces con rostros dispares pero que siempre tienen algo que aportar.
Nunca olvido un instante que me marca, y jamás me pierdo en el recuerdo un rostro que conozco, pero soy nefasto, realmente nefasto para mantener nombres, por lo que sería injusto nombrar sin que se escribieran todos los que quiero plasmar y que tengo presente en mi memoria, pero realmente por lo que significan, o significaron en su día, no puedo dejar de escribir el nombre de Ricardo, un chaval maravilloso que nos dejó más allá de los idiomas, marcándome por su forma de entender la vida y llevarla por delante; mi querida "mamma", ese torbellino de energía capaz de demostrar que los deseos son pasiones y las amistades grabaciones a fuego. 
Esa profesora que ha dado lecciones de sabiduría emocional, junto a su pareja y en breve sus dos vástagos, maravillosa criatura que se puede definir como "buena gente" nada más y nada menos; a pesar de los pesares la única meiga que he conocido, y que me llevó a creer de nuevo en el ser humano, pero como todo lo que es magia, si se acaba el conjuro, muere el hechizo. 
Mi primera "coppia" que dejó lo que no podía ser y me dejó un poco huérfano de su sonrisa; Al mejor "cuoco" de todo el orbe, entrañable desde sus desvelos y exagerado en sus pasiones y ¿por qué no? a la más apasionada entre las delirantes, que nos perseguía y aún lo soñamos.
También a pesar, aunque estuvo bien, a esa ejecutiva que te salva un negocio imposible o te viaja hasta los confines del universo. Este chaval que aún no sabe quién es, del que me siento orgulloso como "babbo" y feliz por haberlo encontrado, a pesar de esos veintitantos de diferencia horaria.
Les Sorelles, y al final una tan solo, la risa contagiosa, el nervio al hablar, el recitado armonioso, una alegría constante.
Mi morena preferida, alta, muy alta, aparejadora y espía de mis paseos por las aceras antes de clase, que con esa voz parece que arrulla; el genuino filósofo que controla el itañol como pocos, aunque sabiendo siempre lo que se dice; la profesora que con su calma y su voz pausada vigila al chico de la "mamma" para que no se desmande; esos rizos de veinteañera amante de la Música, para sorpresa y goce del que suscribe, porque las emociones no saben de edad.
Esta mujer que sabiendo porque sabe y mucho, por haber estado y vivido en esa bota mágica derramaba dosis de serenidad. La estrella que iluminó y se apagó con la misma rapidez, esfera de cristal con angustia permanente, una maravillosa mujer parte del arte que ama, que también fue a pesar de...
Como al final, ya en la escapada, puedo decir que frente a mí no había oscuridad como se pretendía sino gente como todos los que pululamos por aquí, a los que he tratado menos pero no me han ofendido nunca, y por si acaso, aunque no lo creo y no lo veré, a Ana, que supere lo que debe que aún queda mucho.
Como me fui y ya no estoy, pues eso, que me apetecía, hay pasiones ocultas, deseos nunca dichos, imposibles viajes a ninguna parte, y sobre todo el placer de momentos inolvidables con gente auténtica, una lengua maravillosa y mi respeto a su creador.

Alguien me engañó, por eso no estoy...

De Vinilos y Otras Glorias VIII

Ya que nos saltamos nuestro número VII de "De Vinilos y Otras Glorias", pues ahora viene el VIII y ya estamos al día de nuevo, eso sí con mi querida numeración romana que tanto me gusta, que para eso uno tiene pedigrí en cuanto a esto del Imperio. Otro acto de estas presentaciones sobre discos maravillosos por ellos mismos, llenos de Música y quizás menos valorados que... 


The Way We Live (A Candle For Judith) 1971


Maravilloso disco, trabajo excelso de dos autores, Jim Milne y Stephen Clayton, el primero un multi instrumentista que se atreve con las gitarras, bajos, teclados, sitar y las voces, compositor de todos los temas del disco y letrista afamado que antes de meterse en esto de ser músico escribía letras para otros autores; en cuanto a Stephen Clayton se encarga de toda la percusión del disco, y no se limita a la batería, su trabajo con las tablas, timbales e incluso maracas y cualquier instrumento rítmico otorga a todas las canciones un aire entre oriental (algo muy extendido en la época) y rockero, con fuerza y sutileza.
Las guitarras son para morirse, desde las eléctricas que parecen romper el silencio como un disparo a la sensibilidad de las acústicas que sirven en los temas en las que se usan para arropar la dulce voz de Milne, recitando como poesías que son pequeñas historias que se adentran en el alma.
Entre el hard psycho y el progresivo más apabullante de la época, esta obra del dúo es la previa a su presentación como "Tractor" nombre con el cual llegaron a tener fama gracias a trabajos inmensos, aunque realmente no fueron más que la continuación de este "A Candle For Judith" un tremendo trabajo maravillosamente elaborado.
"King Dick II" es una bomba, una descarga de adrenalina del más puro hard, con la guitarra atravesándote las entrañas, como no menos tremenda es "Storm", una sublime composición que alterna los rifs acústicos y pausados con una auténtica carrera final enloquecida por un punteo de guitarra para quitar el hipo. El sitar suena lejano en el tiempo en la preciosa "Siderial", con todo tipo de percusiones e incluso se permiten alguna balada de precioso tono con la voz susurrante.
Una obra inmensa, con una demostración de virtuosismo instrumental de los dos músicos realmente importante, aunque sin parecer maestros de rígidas pasiones, sino orfebres del sentimiento, creando y recreando constantes cambios de ritmo que dan lugar a improvisaciones donde todos los instrumentos son como un único sonido, destacando por encima de ellos, ¡cómo no! esa guitarra eléctrica que se atreve con solos demenciales de minutos y minutos, como en la brutal y maravillosa "Willow", para escuchar y llegar sin esfuerzo al éxtasis. En "Madrigal" nos hacen danzar al ritmo de los grandes banquetes medievales, acústica y pandereta como únicos instrumentos y con "The Way Ahead" despiden el disco de una manera grandiosa, de nuevo intercambiando ritmos en un relax buscado y obligado sólo roto por esas cuerdas de acero que de nuevo atraviesan todo lo que encuentran.
A mi entender, desde esta pasión que me guía cuando hablo de Música, mi Música y mi Esencia, un disco sin fisuras, una obra compacta que ofrece tal variedad de posibilidades que nunca puedes esperar por dónde te va a llegar el siguiente trallazo.
Para disfrutar, degustar, recuperar las ilusiones perdidas y sobre todo subir a lo más alto con esa guitarra que te lleva, te lleva, te lleva... 

Dichosos

Dichosos aquellos que se dejan acariciar por las melodías mágicas de nuestros héroes inmortales, guerreros de los sonidos que viajan a través del tiempo sobre el mástil de una guitarra, el teclado de un viejo "Hammond" o la piel millones de veces golpeada de un timbal rítmico y profundo.
No dejamos de creer en el universo creado por nuestros sueños cuando podemos deslizarnos por entre las piedras y dejarnos seducir más allá de los lamentos, voces laceradas por el cantar errante de los antiguos trovadores, convertidas en modernas máquinas de amor que bailan sobre el pentagrama.
Bienvenidos los que queréis ser osados para no aceptar el encierro de nuestras mentes a lo que nos sugieren esos popes que creen dirigir nuestros sueños, dejemos que la Música nos haga el amor libremente, no según los libros de texto de las posturas establecidas, dejemos que la danza que nuestra alma interpreta al sentirse abrazada por los sones infinitos nos lleve hacia donde ninguno de esos mediocres pueden llegar, porque ellos no entienden de amor, ellos sólo saben de listas y nombres fingidos, arquetipos de los títeres que pretender crear.
Dichosos los que somos capaces de escapar a las redes de los zombies que se dejan llevar por supuestas melodías de éxitos creados, y sin importarnos los millones de voces que claman por ellos podemos escuchar lo que nuestras entrañas nos dictan, para bien o para mal, pero sabiendo que al menos podemos escoger.
No escribimos normas, no lanzamos mensajes al viento, simplemente nos dejamos mecer por la Música, esa que puede decir mucho cuando realmente se cree en ella.
Un Apasionado, Un Enamorado, Yo mismo.

De Vinilos y Otras Glorias VI

Nos visita uno de esos discos que al que suscribe le une con lo inmenso, lo infinito, y que a pesar del tiempo sigue siendo una maravillosa sensación de poder ir más allá de lo que se escucha, todo, ¡cómo no! desde el punto de vista de un apasionado amante de los sonidos.


Canarios (Ciclos) 1974


En plena época de turbulencias sociales en un país llamado la piel de toro, un grupo de músicos que creía y hacía Música como salida a muchas cosas, creó una obra única, magna, en mi modesta opinión la mayor y mejor de la historia del panorama musical español, no ya sólo en ese ciclo valiente y osado de los primeros setenta, sino en su conjunto.
Canarios era un grupo de reconocido prestigio en España, pero con este disco doble dio un salto a la calidad que se puede esperar de cualquier grupo de calado internacional, porque "Ciclos" es una obra conceptual tremenda, entre el progresivo que tanto se amaba en la época y esos tintes grandilocuentes de cualquier obra clásica.
Basada en las "Cuatro Estaciones" de Antonio Vivaldi, es una ensoñación sobre la creación de un ser, su desarrollo y la posterior apocalipsis, todo en un contexto de musicalidad abrumadora, con los arreglos del por entonces tremendo compositor y músico Teddy Bautista, gurú de la nueva Música pop rock del país y acompañado por unos músicos excepcionales, entre ellos mi querido Antonio García de Diego, voz, guitarras y teclados, uno de mis favoritos.
Pero "Ciclos" no es una obra al uso, con la base transformada y "arreglada" para la ocasión de la obra de Vivaldi, nos lleva por un viaje en el que la voz única, sugerente, penetrante, a veces escalofriante pero sobre todo maravillosa de Rudmini Sukmawati como "Matrix" la paridora, el principio de todo, es el eslabón entre las distintas partes del disco.
Las cuatro caras se dedican, cada una de ellas, a una de las piezas de la obra original, transformadas en transmigraciones que van formando el ser que viene, vive, se desarrolla y termina su ciclo vital desde el embrión hasta el apocalipsis, con unos episodios perfectamente estructurados de la obra de Vivaldi, que se desarrollan en "Génesis", "El paraíso remoto (Primera transmigración)", "El Abismo Próximo (Segunda Transmigración)" "La Ciudad Futura (Tercera Transmigración)", "El Eslabón Recuperado (Cuarta Transmigración" y "Apocalipsis".
Coros apasionados que llenan el espacio de voces infinitas, el uso sin mesura de los teclados por Teddy dando ese toque progresivo a la obra, la banda en plena forma tocando en un universo creado para ellos, y la orquestación perfectamente encajada en el conjunto hacen de este doble disco una auténtica obra de arte para los amantes de la Música sin límites.
Todo en esta obra es un conjunto, la Música como guía del mismo, la maravillosa portada de tintes indúes, el libreto interior con las fotografías y las explicaciones, no hay nada que no se haya hecho pensando en el conjunto, porque es eso, una obra, un todo.
Si quieres volar más allá de tus propios sueños, "Ciclos" es el medio, una obra conceptual con una base clásica que se adentra en los terrenos del pop, de la Música progresiva, de lo clásico y que no escatima en su desarrollo a través de grandes músicos. Un "rara avis" en una época sorprendente para creación en estado puro.

lunes, 25 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias VI

Retomamos otra pequeña joya, cambiando un poco (o mucho, que nunca se sabe) de onda musical pero intentado que lo que presentamos sea, dentro de esa minoría de la Música que casi no nos llega, incunables que merezcan la pena, aunque siempre será nuestro punto de vista, por supuesto.


Alan Sorrenti (Aria) 1972


Uno de los más grandes discos de la historia de esa corriente que a finales de los sesenta y principio de los setenta conformó lo que se dio a conocer como el progresivo italiano, o "pop italiano" en su país de origen, término éste quizás demasiado ambiguo para lo que realmente fue una corriente nacida a la sombra de los grandes y maravillosos grupos progresivos ingleses. A pesar de este detalle, algunas obras fueron sin duda joyas de la Música, adentrándose en terrenos de experimentación y búsqueda de sonidos que elevaran el carácter de habitual a dichas obras.
Creo sinceramente que este "Aria" del napolitano Alan Sorrenti es una demostración de esta búsqueda, con una larga suite que ocupa toda la primera cara del disco, "Aria", veinte minutos de auténtica exhibición creativa, sugestión instrumental, donde la maravillosa voz de Sorrenti no hace sino jugar con sus registros mientras los instrumentos van cubriendo esta especie de improvisación, un caos perfectamente armonioso y controlado con una imponente y sugerente voz que pocas veces se ha repetido tal cual se puede escuchar en el disco.
El violín emerge como el apoyo de las cuerdas vocales, llevado por el talento de Jean Luc Ponty, tremendo músico que colabora como parte indisoluble de la creación, apareciendo y desapareciendo con constantes cambios de tiempo.
Furiosas idas y venidas, calmas de guitarras acústicas y susurros mantenidos, cuerdas y sección rítmica que parecen desaparecer para volver a acoplarse y elevarse de nuevo hasta que la historia recitada en el idioma de Dante toma el mando, una vez más, para llegar hasta donde quiera. 
La orquesta se funde con los solistas y no dan tregua en esta obra que nunca sabes por dónde te va a sorprender.
En la segunda cara del disco tres temas con el mismo recital vocal, dos de ellos de tinte progresivo marcado por la musicalidad y dificultad de las composiciones ("La mia mente" y "Un fiume tranquillo") para terminar esta obra excepcional con una balada que parece acercarse un poco a la normalidad compositiva, "Vorrei incontrarti", quizás la más comercial pero bellísima en su textura.
Un disco, una obra grande, con la dificultad añadida de una época y sobre todo un lugar, Italia, no muy proclive a estos excesos musicales de inspiración y sobre todo de libertad absoluta en las composiciones.
Como casi todo lo que queremos traer, algo para "lanzarse al barro" y descubrir un tipo de Música que durante poco más de seis o siete años intentó algo nuevo al margen de lo establecido, pero mirando al mismo tiempo a los monstruos sagrados anglosajones, y que cuando lograron piezas como este "Aria" llegaron a niveles de excepcionales creaciones.


Seis Cuerdas, Manos Lentas

Fue comparado con Dios, y en su 33% de genio como parte del mito Cream arrasó en los escenarios  con la Música como concepto único, esas largas jams de tres solistas prodigiosos, fue idolatrado como el mejor guitarrista del mundo cuando, ya como líder indiscutible de otra banda genial, sus Derek And The Dominoes, cambió los conceptos musicales de principios de una década; fue de los primeros que creyó en crear grupos de genios, los ya mencionados y otra joya para la historia, Blind Faith, bandas gloriosas que se descomponían por el choque de los inmensos egos que los formaban, encandilando a todos con sus incansables solos donde los dedos se llenaban de magia y pisaban el traste de la preciosa “Stratocaster” que se convertía en la prolongación del Músico.
Eric Clapton, el gran “E.C.” nació para ser músico, y ha sido durante décadas músico, parte de ese grupo de elegidos que le han idolatrado por ser un creador inmenso, el mismo grupo que en su época más oscura, cuando olvidó que la Música era su vida, le rescató para volver a dar lecciones sobre los escenarios, borracho aún de sí mismo y ante quien podía de nuevo encumbrarlo, su público.
“Layla” surgió de nuevo de sus dedos, y las “manos lentas” recorrieron el mástil para hacer que todo el estadio se pusiera en pie, su voz rasgada se recordó a sí mismo y con los ojos aún cerrados por su propio yo deleitó como sólo él sabía hacerlo, con Música.
Comenzó de nuevo cual “Ave Fénix” sin ser el mismo, ya no se ahogaba en su propio vómito mientras creaba enormes punteos de miles de minutos, pero arropado por músicos con una calidad que te pueden llevar hasta donde quieras, tomó los escenarios en esas décadas en las que ya no era Dios, pero sí un músico con una calidad tremenda.
Cantante personal, con una voz que se ajusta a los cánones de lo que crea, guitarrista único, escritor de temas eternos, engendrado por el blues y nacido de la escuela de esos grupos que en la Inglaterra sesentera llevaron al viejo continente la Música de una raza despreciada al otro lado del océano, cuando marcaba la pauta con los Yarbirds y demostrada barbaridades con los Bluebreakers, su entrada en los ochenta le hizo separarse de esos orígenes, pero cuando no tenía nada que demostrar volvió a acariciar los temas eternos de los mitos lejanos, Johnson, Hooker, Waters, Buddy Guy… y se deslizó como maestro de ceremonias en festivales que encumbraban las seis cuerdas más allá de las estrellas.
No es lo que fue, de eso no hay duda, posiblemente dejó la pureza por otras ceremonias, pero “E.C.” dio un nuevo sentido a muchas cosas que más tarde hicieron otros, y aún hoy, cuando se permite subir al escenario y deja la vieja guitarra para “atrapar” un blues de setenta años atrás, la gente vibra, y esa misma gente aún se pone en pie si los sones de “Layla” rasgan el silencio.
Fueron muchas horas de deleite, muchos años de amor, quizás por eso puedo perdonar que “E.C.” el mito de las seis cuerdas, “Slow Hands”, me haya dejado hace tiempo, porque lo que me queda de él es tan inmenso…

Suonare, Suonare

La Música, ese regalo de dioses que cubre nuestras almas cuando dejamos hacer a las notas del pentagrama, no es solamente por lo que puede llegar, es por la sensibilidad de aquél que lo crea cuando piensa que hace lo que su corazón le dicta.
Esos creadores intemporales que riegan de sensaciones nuestras entrañas no pueden pasar desapercibidos cuando la  piel se te eriza y vuelas en el universo de los sonidos.
Música, magia, parte indivisible del ser humano, algo que cuando se provoca con calidad, sin esa basura que el habitante del planeta de las ensoñaciones a veces se preocupa de verter sin ningún pudor, se convierte en arte para deleite de los que amamos el placer sensorial.
Soy amante sin condiciones de la Música, de los músicos que a través de los años me han hecho vibrar y alcanzar la gloria del placer con mis sentidos, me entrego a ella cuando me abraza y acaricia resbalando por mi piel.
Décadas de delirio que han hecho viajar cuando mi alma no estaba conmigo, años y años disfrutando con todo lo que ellos me han dado, y lo que queda, por eso, de vez en cuando, quiero decir alto y claro lo que deseo sobre ella como esencia y los que la piensan como instrumentos… ¡¡¡Te Amo!!!

Ambigüedades

Dicen que nosotras las mujeres somos difíciles, que no se nos puede entender sino es desde dentro de nosotras mismas, que cualquier tópico derramado es cierto porque luchamos para que no lo sea, en esa especie de engaño permanente en el cual vivimos.
Quizás tienen razón, especialmente ellos, que nos ven como el descanso de sus frustraciones, la parada en el camino del deseo, lo lejano que supone un trofeo cuando se posee, eso que “no se entiende” porque es demasiado complicado.
Hay veces que me gustaría ser cercana, dejarme hacer en cuerpo y mente para que se supieran mis necesidades, mis deseos, lo que realmente aprisiona mi alma, y no parecer una mujer fácil por el hecho de abrir mi corazón y mis sentimientos, pero me resulta un camino tortuoso que se me entienda si quiero ser una más, con ellos y con ellas, más allá de mi propio sexo.
No sé, realmente las cadenas son muchas, no nos han enseñado a decir lo que nos falta, sino lo que debe parecer, todo sin escribirse para que se intuyan las páginas en blanco, y me falta esa pluma que vaya dictando el guión de quién soy, sin el  invisible rostro de lo que, por ser mujer, ya consta en acta.
He conocido hombres que se acercan a nuestra sensibilidad no fingida, que buscan y necesitan mirarnos a los ojos sin velos de por medio, arriesgándose al desengaño de lo desconocido, enfrentándose al muro que levantamos por el miedo a ser “descubiertas”, y realmente es maravilloso sentir que te pueden ver, sentir, acercar a tus entrañas, donde los sentimientos son lo que son, sin la necesidad de otra alma femenina que diseccione tus deseos, porque a fin de cuentas, cuando dos mujeres desean lo mismo, podemos llegar a no respetar lo que al final es…
Seré una mujerzuela por desear no fingir, quizás se me grite desde los tópicos por parecer fácil y no hacerles sufrir cada caricia, cada beso, cada palabra de respeto y amabilidad, pero necesito sentir a los que sienten, y sólo podré conseguirlo si descubro quien soy a los ojos de los que realmente me intentan dar lo mismo e incluso más de lo que yo doy, mujeres u hombres, seres humanos, personas, a fin de cuentas.

Más Allá de Donde Podemos Ver

La lluvia cae intensamente a escasos centímetros de mi cuerpo, junto a la ventana donde la brisa de la tarde, que se mueve de forma lenta pero inexorable, me indica que ahora puedo crear lo que mi mente dicta.
No hay Música celestial vibrando para mis oídos, los sones de las cornetas y tambores, con su mensaje de muerte, llegan desde la lejanía, pero estoy ajeno a todo, puedo sentirme sólo con mis pensamientos, derramando en la pantalla blanca lo que ocurre alrededor de esas emociones que me han traído hasta aquí, porque ya no puedo estar a nada que no sean mis propios deseos, y éstos no coinciden con los que mis congéneres, esa raza a la que pertenezco por accidente, consideran su propia ley.
Ven conmigo, no te prometo aplausos ni masas enloquecidas pronunciando tu nombre, simplemente pasearás por lugares desconocidos donde la noche y el día se confunden entre los colores de los sueños, lugares en los cuales serás tu propio rey porque tus ilusiones tomarán forma más allá de dónde sueles ir, caminando por los senderos que la fantasía crea, miles de formas que te envuelven y te hacen el amor como nadie jamás ha deseado.
Cierra tus ojos, no los necesitas donde vas, estamos lejos de la razón, más allá de donde podemos ver…

viernes, 22 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias V

Un poquito más, para quien no pueda, como fue mi caso, que tenga acceso a esos pequeños deleites que son nuestros amigos de vinilo, especialmente los que por alguna razón pasaron o no nos llegaron (aunque de todo habrá, que no somos tan limitados ¡¡¡Rediéz!!! de nuevo.


Andy Fernbach (If You Miss Your Connexion) 1969


El blues, esa maravillosa forma de expresión musical que es mucho más que los lamentos y las tristezas, base de demasiadas cosas que han contribuido a las raíces de casi la totalidad de la Música del siglo XX y lo que queda, nos llega de la mano de un artista que por desconocido es simplemente maravilloso.
Andy Fernbach se marcó en esta obra "If You Miss Your Connexion" y tremendo y espectacular disco de blues acústico que desde la primera nota hasta el final de la segunda cara te levanta el ánimo y te sumerge en lo más profundo de las raíces musicales.
Diez temas intimistas, traídos de las composiciones de un "poeta" de canta y recita historias sencillas que llegan al alma. Musicalmente sigue esa línea tan personal, tan hacia dentro de la propia historias, con escasos instrumentos en cada tema que rodean a todo el disco de una sensación de espacio propio, para deleitarse escondido en algún lugar.
Fernbach maneja la guitarra sin aspavientos, acoplándola a su voz, auténtico motor de la obra, contando esas historias que son envueltas en los acordes de la slide, la acústica y alguna que otra vez la eléctrica.
El piano tocado de manera suave y magistral, apoyando la voz y las ya mencionadas guitarras, corre a cargo de Dave Fernbach, y es el otro instrumento constante en el disco, ya que a partir de aquí, algún brote de bajo y batería en dos temas y la melancólica armónica en otro de ellos.
Un disco para dejarse ir por donde la imaginación te sugiera, una delicadeza tratada con la voz suave y el corazón encogido, una obra del blues más clásico y puro terminando la década maravillosa, porque algunas cosas no se acabaron cuarenta años atrás.
Nueve de los diez temas son creaciones del propio Andy Fernbach, y uno de ellos la tradicional "That's All Right", arreglada así mismo por él.
Como curiosidad al margen de pasiones, produce Tony McPhee, alma mater de Groundhog y señero del blues británico, algo habrá, cuando alguien así se interesa...

Alejándome


Mis ojos aún te miran
aunque ya no estés entre mis brazos
la noche pasó como un instante
escapándose como siempre que te deseo
ahora sólo tengo mis pies sobre la acera
alejándome del lugar de mis sueños.
La cortina cerrada saluda la mañana
tú descansas del placer, mientras te observo aún
con tu mirada perdida mientras gozabas
sin conocer quién ocupaba tu mente
aunque fuese mi cuerpo el que llenara tu espacio.
Mis ojos aún te miran
aunque ante mí sólo haya asfalto
de nuevo terminó mi tiempo
marcado por el inexorable reloj de tu realidad
mis sentidos siguen llenos de ti
pero sé, es inevitable, que mi esencia se perdió en tu adiós.
Mis ojos aún te miran
y esperan la próxima noche
en la que no sabré, de nuevo, si me deseas
aunque tu intimidad se me ofrezca generosa
y tus ojos se pierdan donde yo no llego.
Mis ojos aún te miran

Esencia

Adentrándome por los confines de mis sueños, puedo viajar sin pausa hacia el infinito, ese lugar que nunca me llega y que pienso y siento como el final de casi todo.
Rostros de viejos amigos se muestran ante mis ojos pidiendo mi regreso a la tierra prometida, pero eso es algo que ya nunca llegará. Puedo entonar una melodía miles de veces escuchada, y los coros de todas sus voces pidiendo mi encuentro acompañar el estribillo de nuestros silencios, pero ese camino quedó atrás, ahora soy el viajero impenitente que roba el tiempo cuando cierro los ojos y llego hasta donde quiero.
Mañana, en el amanecer del nuevo día, podré dedicarme a escuchar mi alma, entender todos aquellos sonidos que me envolvían y me hacían ser yo por encima de todas las cosas, ya no es instinto, es algo real dentro de la fantasía que supone mi mente, y en eso estoy, en sentirlo como una melodía, subido al escenario de la vida que ya pasó, presentando el próximo tema en una jam sin final por la vida que me espera.
Guitarras eternas surcan el espacio, gargantas que no saben de pentagramas vacían sus ansias en cada estrofa, y el negro de la soledad cuando uno no tiene a nadie estalla en miles de tonalidades que atraviesan los párpados cerrados, es el momento de amarla, de sentirla, de emocionarme con lo único que me ha dejado estar sin exigir nada a cambio, Mi Música, Mi Esencia, todo mi ser unido en un sólo ritmo, cada latido de mi corazón libre de cadenas...

jueves, 21 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias IV

Será por costumbre, manía o algo así, pero es ponerme con la Música y me disparo, ¡¡¡Hay que ver!!! con lo que yo he sido y ahora me dejo llevar por las emociones... será la edad, o esa magia que me lleva enganchado hace muchísimo tiempo.


Julie Driscoll Brian Auger & The Trinity (Streetnoise) 1969


Es posible que me repita mucho, no digo lo contrario, pero las cosas como son, y como en esto de la Música hay muchas cosas que merecen la pena, pues se dice y ya está.
Queridos y queridas, chicas y chicos, mayores, medianos y pequeños, el disco que tengo el inmenso placer de presentar es una joya, una pedazo de obra con mayúsculas, surgidas de las entrañas de varios genios en estado de gracia, y cuando esto ocurre pues pasa lo que pasa.
Terminando la década de los sesenta Julie Driscoll y el teclista y cantante (amén de muchas más cosas) Brian Auger crearon esta pieza de museo llamada "Streetnoise", un doble vinilo donde se permitieron tocar todos los estilos posibles, desde el R&B, el gospel, un poco de jazz, prog., psycho, nada faltó en esta pedazo de obra que desde el primer surco te engancha por su calidad y creatividad.
Julie Driscoll se sale, jugando con su voz como sólo ella sabía hacerlo, cambiando de registro a placer y encumbrándose en esas notas altas sin apenas esfuerzo; todo un alarde de garganta y sobre todo de saber cómo llevar los temas hacia donde ella quería. 
Cuando la voz descansa aparece el genial Brian Auger para dejar claro que los teclados, especialmente nuestro querido y añorado "Hammond" no son figuras de acompañamiento si se decide que sea así, y su portentoso talento saca magia de esas teclas que parecen no querer acabar nunca. Solos endemoniados, acompañamientos suaves, bases donde descansan los temas para salir a la luz con fuerza endiablada, y su sensibilidad haciendo vibrar cada nota en el órgano, el piano y el acordeón.
El resto de la banda acompaña a los dos líderes con un estilo que en ningún momento les hace estar por debajo, creando una atmósfera genial e increíble en cada tema, especialmente cuando los coros aparecen en escena, porque cada uno de los 16 cortes del doble álbum son simplemente maravillosos, y juntos una bomba difícil de digerir por su calidad.
Todo en el disco es genial, la Música, que es lo que más importa, la portada abierta con un gráfico precioso, los rótulos y el interior, con una foto del grupo en éxtasis y los títulos adornándolos, todo, realmente ensalza una obra maestra de la Música del siglo XX.
A título personal (como todo, por supuesto) aún siendo difícil diferenciar, me vuelve loco "When I Was a Young Girl", una descarnada versión del "Light My Fire" de The Doors y la sublime por profética "Flesh Failures", viejos recuerdos de antaño, aunque el resto...

De Vinilos y Otras Glorias III

De nuevo trayendo uno de esos comentarios tan personales que nunca se sabe, pero con pasión, que es de lo que se trata, algo emocional y que llega a las entrañas podrá gustar o no, pero al menos se siente.
Ya sabemos lo que hay, puede que sea, puede que no, el caso es que pueda aportar, y si es así, maravilloso, y si no es así, maravilloso, ¡¡¡Qué manera de ser!!!


J.D. Blackfoot (The Ultimate Prophecy) 1970


La "Costa Oeste" en estado puro. Un pedazo disco de Psycho americano del más alto nivel, la entrada en los setenta de un grupazo que dominaba como los grandes esos juegos de guitarras tan queridos y (por desgracia) echados de menos.
J.D. Blackfoot se sale en las voces, con esa cadencia melodiosa tan de aquellos lares que te mete en grandes cabalgadas y te mantienen a la expectativa del siguiente solo, ayudado por dos guitarras tremendas que se pasan todo el disco jugando con sus rifs, cambiando por igual de ritmos a solos sin esfuerzo. El resto de la banda se podrá pensar que está a lo que estos tres miembros puedan hacer, pero nada más lejos de la realidad, la sección rítmica va dando poder durante todo la obra, y el órgano, ese instrumento a veces tan menospreciado mete sus espontáneos momentos para completar un grupo poderoso, compacto y brutal.
Los temas que te llevan en volandas no tienen desperdicio, pero las baladas entre suaves y rítmicas son de una preciosidad para escuchar tomando alguno de los manjares de esta vida, como me ocurre a mí cuando escucho la sugerente "I Never Seen You", un precioso juego de voces y guitarras susurrantes, justo lo que espera de esos lugares donde el Sol calienta y el ocaso sugiere tararear temas eternos.
Si de poder hablamos, el tema que da nombre al álbum es una auténtica cabalgada con la voz que surge del más allá relatando la profecía y llevándonos hasta la historia sin final, uniéndose sin pausa a una barbaridad llamada "Death's Finale" que te encoge el alma con sus cambios frenéticos de ritmo, así como la tremenda "Waiting To Be Born", cinco minutos para barrer cualquier atisbo de duda sobre lo que la banda pretende; la batería te zarandea sin compasión, y todo lo que suena se te mete por donde no puedes pararlo.
Una joya que si puedes escuchar casi seguro (en esto de las emociones la seguridad no existe, afortunadamente) te hará disfrutar de un disco de pura Música, más allá de etiquetas y tipos de corsé que no llevan a ningún lado.

The Man

Cuando alguien, bendito él, me presentó a Van Morrison, supe que mi sentimiento por la belleza había cambiado. Aún hoy, más de treinta años después, esa belleza sigue inundando mi alma cuando le escucho. 
No es mucho lo que quiero decir sobre un artista como él, pero sí es cierto que me sale del alma, porque la Música de Van "The Man" Morrison se instaló en ella y afortunadamente no ha salido aún.


Las gaitas tocan a lluvia, el viento de las flautas silva en el bosque, las armónicas peinan los campos, los sonidos se muestran infinitos en los acantilados, la lluvia cae intensamente y sus cambios de intensidad provocan baile, la tormenta se cierne sobre los campos verdes y se concentra en un solo lugar, la garganta del hombre que es el cantor del siglo, la garganta rasgada por los sufrimientos de un alma dotada e incomprendida, el poeta de los prados.
Se dejó enseñar por una madre enamorada del piano, y se abandonó a la escucha de los viejos mitos del blues a través de los discos de su padre, pero pronto emprendió su viaje solitario, a través de los pentagramas imaginarios que sólo fluyen en su mente privilegiada, y le llamaron "The Man", pero simplemente es él, Van Morrison, el hombre, la furia hecha Música, la pasión desbordada por los sonidos. Llegó rebelde y se enroló melenas al viento con cuatro críos más hacia la tierra prometida, pero sólo emprendió el viaje hacia su “Caledonia” imaginaria cuando desenganchó su cuerpo y siguió solo su destino.
Enseñó sus garras de león herido a todos aquellos que querían encasillarle en alguna de las miles de estrategias comerciales que como si de la biblia se tratase imponían a todo aquél que quería crear, como él, magia del silencio, y se convirtió en un maldito, y eso nos trajo al genio, al mito, al hombre que crea imágenes con sus temas y grita al viento historias con su garganta, esa que nos hace escuchar la privilegiada voz que ruge, la misma que acompaña con su guitarra, al piano, apurando el aire que permite al saxo la calidez de la sensualidad hecha Música, la misma de donde surgen los furiosos gemidos para que la armónica hable, emitiendo sonidos que son más que Música, son jadeos que te hacen sentir que estás dentro de lo que te da, porque la Música de Morrison es como la niebla que cae en una mañana de otoño, te envuelve para que no puedas ver más allá de lo que realmente este cantor, creador y vidente de los pentagramas, ofrece, pero nunca te sientes perdido, porque su Música es una guía para viajar por los infinitos parajes de su mundo imaginario, aquél que le ha hecho ser uno de los más grandes autores durante más de cuatro décadas de gloria y creaciones.
Convencido de que él debe ser quien lo entregue, es el absoluto director de su obra, desde los lejanos tiempos de ese trallazo que rompió todos los esquemas de la Música, su ópera prima llamada "Astral Weeks", en la cual creó un estilo tan propio que nunca se le ha podido encasillar, para seguir con esa primera época de lujuria creativa que nos entregó barbaridades como "Moondance", "His Band...", "Tupelo Honey", "Saint Dominic's Preview"... con una banda que era un reloj de precisión, y el maestro al mando, rugiendo en esos silencios celestiales que cortan el aliento, gritando furioso cuando su garganta llega a cotas imposibles con insultante facilidad, "El León de Belfast" un apelativo que hace justicia a su espíritu indomable.
Este irlandés de pura cepa tiene en sus genes la tradición por la Música de calidad, y lleva más de cuarenta años demostrándolo; cada obra creada en una vuelta de tuerca en la dificultad por superar lo que casi nadie puede imaginar, porque Morrison crea y lo simple desaparece, su calidad como instrumentista que domina las cuerdas, el viento, la percusión y lo que quiera, le hace tener en su mente el concepto global de la Música, y ésta le entiende, y derrama en el pentagrama vómitos de desesperación que terminan siendo obras maestras de creatividad musical.
Amo la Música con mayúsculas, por eso amo las creaciones de este hombre que no necesita nada hace demasiado tiempo; para los que hemos tenido la suerte de paladearlo en un escenario, entregado con sus ojos tornados y sus silencios sólo rotos por el deseo de alguien en gritarle ese amor, nos hemos dejado penetrar por la magia que desprende, acompañado siempre por Músicos que crean lo que él ya ha creado, excepcionales profesionales que sólo por serlo pueden atreverse a estar al lado de este monstruo de la  escena.
Van Morrison no venderá nunca millones de discos, en contadas ocasiones ha actuado en inmensos estadios o magnos espacios abiertos, su Música es para disfrutarla en el silencio de una noche de amor, una caricia cercana, degustando una delicatessen que sabes te va a provocar el mayor de los placeres, porque este hombre, que buscó Caledonia como la tierra prometida y ahora esconde su rostro tras unas gafas oscuras y un sombrero calado está tan lejos de lo habitual cuando crea, que todo lo que da sugiere ese placer que buscas cuando el amor es lo único que te lleva.
Van "The Man", paseándose por décadas de gloria musical, más instrumentales a veces, más vocales otras, más... todo lo que un genio puede permitirse sin turbar para nada un ápice de su magia al llegar a los sentidos de quien le escucha, verdaderas experiencias casi místicas que te transportan a niveles de éxtasis sensorial.

"Allá arriba, en la Tierra de los Sueños, donde todo es posible a través de la Música"