jueves, 21 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias III

De nuevo trayendo uno de esos comentarios tan personales que nunca se sabe, pero con pasión, que es de lo que se trata, algo emocional y que llega a las entrañas podrá gustar o no, pero al menos se siente.
Ya sabemos lo que hay, puede que sea, puede que no, el caso es que pueda aportar, y si es así, maravilloso, y si no es así, maravilloso, ¡¡¡Qué manera de ser!!!


J.D. Blackfoot (The Ultimate Prophecy) 1970


La "Costa Oeste" en estado puro. Un pedazo disco de Psycho americano del más alto nivel, la entrada en los setenta de un grupazo que dominaba como los grandes esos juegos de guitarras tan queridos y (por desgracia) echados de menos.
J.D. Blackfoot se sale en las voces, con esa cadencia melodiosa tan de aquellos lares que te mete en grandes cabalgadas y te mantienen a la expectativa del siguiente solo, ayudado por dos guitarras tremendas que se pasan todo el disco jugando con sus rifs, cambiando por igual de ritmos a solos sin esfuerzo. El resto de la banda se podrá pensar que está a lo que estos tres miembros puedan hacer, pero nada más lejos de la realidad, la sección rítmica va dando poder durante todo la obra, y el órgano, ese instrumento a veces tan menospreciado mete sus espontáneos momentos para completar un grupo poderoso, compacto y brutal.
Los temas que te llevan en volandas no tienen desperdicio, pero las baladas entre suaves y rítmicas son de una preciosidad para escuchar tomando alguno de los manjares de esta vida, como me ocurre a mí cuando escucho la sugerente "I Never Seen You", un precioso juego de voces y guitarras susurrantes, justo lo que espera de esos lugares donde el Sol calienta y el ocaso sugiere tararear temas eternos.
Si de poder hablamos, el tema que da nombre al álbum es una auténtica cabalgada con la voz que surge del más allá relatando la profecía y llevándonos hasta la historia sin final, uniéndose sin pausa a una barbaridad llamada "Death's Finale" que te encoge el alma con sus cambios frenéticos de ritmo, así como la tremenda "Waiting To Be Born", cinco minutos para barrer cualquier atisbo de duda sobre lo que la banda pretende; la batería te zarandea sin compasión, y todo lo que suena se te mete por donde no puedes pararlo.
Una joya que si puedes escuchar casi seguro (en esto de las emociones la seguridad no existe, afortunadamente) te hará disfrutar de un disco de pura Música, más allá de etiquetas y tipos de corsé que no llevan a ningún lado.

1 comentario:

  1. Estoy escuchando, no, creo que es más correcto decir que estoy disfrutando en este momento de este disco.
    El muy ladino se había escondido entre otras preciosidades y había conseguido pasar desapercibido durante un tiempo.
    Tengo que deciros que creo que me he enamorado. Acabo de terminar de escuchar el disco y he vuelto a poner "I've never seen you", así que os dejo, que este momento es para mí.
    Ciao.

    ResponderEliminar