miércoles, 20 de abril de 2011

Pasando Página

Hoy al levantarme he sentido un regusto extraño. el estómago bailaba al son que a él más le apetecía y como era consciente de no estar en uno de esos días, porque sería repetir demasiado y demasiado frecuente no me apetece que ello se me venga de nuevo (de venir, no de vengar) he pensado que todo se debía al final de una etapa que en mi vida se hacía... de nuevo, pero no por ello nuevamente deseado.
No creo que el ser humano haya llegado al límite de la sinrazón, de hecho creo que la estupidez se desborda allá por donde pasas, y quizás (y eso es lo peor de todo) estemos comenzando, por aquello del desconocimiento del cerebro "in-humano" por eso estas cosas que ocurren de vez en cuando, como la decisión de algún impresentable de decidir sobre tu vida, me lleva a esperar aún lo peor.
Los popes que deciden lo que me abonan al final de cada mes tuvieron una idea, joder (un poco más) a los de abajo, así es que me veo desplazada de lo que ha sido mi lugar de residencia durante ocho años, y quizás por ese cambio de aires que me hacía pasar página mi estómago bailaba, quizás...
No ha sido difícil, ya que como soy difícil (jugarretas de la santa madre lengua) pues mis encuentros con la humanidad en cualquiera de sus formas no llenan páginas de nombres, más bien sobran en una mano unos cuantos dedos, y tampoco soy de las que van a buscar esporádicos encuentros en bares, pubs, gimnasios, peluquerías o similares, así es que con un puñado de "buenos días" bien dichos por aquello de la educación,  debían bastar.
La que me dejó porque su embarazo le impedía seguir degustando el placer con sus iguales, el que estaba casado y no podía salvo por el revolcón, el compañero de trabajo que se sentía jodido por... no por mi marcha, no, sino por la mierda que ahora debía tragar, la profe que me miraba con ganas de suspenderme y por fin soltaba lastre; en fin, que salvo dos camareras, el responsable del comedor de un restaurante y el lotero de los viernes no iba a ser difícil, entonces ¿por qué el regusto extraño? ¿por qué esa sensación sin ser uno de esos días?
Comencé el día de forma natural, fui al lugar que dejaba tras ocho años, miré y observé los mismos caretos, desayuné con una querida amiga de momentos estelares (no sé qué momentos serán, pero queda como dios decirlo así) el tiempo fue pasando y cuando me di cuenta estaba embalando los pocos enseres personales que quería conservar, el resto para sus... pero el regusto extraño continuaba y ya me estaba extrañando mucho.
Miré el calendario por enésima vez, me aseguré de que no era la fecha, respiré profundamente y tras hiper ventilarme un poco (que por cierto casi me ahogo con la vocanada de aire ¡¡¡pero qué bruta llego a ser, rediéz!!!) seguí a lo mío, saliendo a por mi tisana de las 11:45 con la estelar amiga de momentos (así cambiada tampoco queda mal la frasecita) y tras hablar con el lugar que me va a acoger a partir de unos días (no esos, sino otros) me despedí con guasa y cachondeo de los de rigor, riéndome de la ocurrencia de poder "tomar unas cañas" y buscando a mi encargado de restaurante favorito para que me pusiera una... jarra, que así no me parece igual.
Mientras llegaba recordaba las palabras de amor de algunas, los desplantes de otras, los escritos desgarrados de más de uno, y a todos en algún lugar con sus mierdas, porque ya no quedaba nadie, salvo la estelar, así es que seguía sorprendida por mi malestar estomacal cuando mi mente se encontraba de lo más tranquila.
Fue al pedir el segundo plato, entre jarra y jarra, riéndome sola con mi destino cuando recordé el plato de anchoas en vinagre de la noche anterior, y de pronto la luz iluminó mi cerebro; no se trataba de cuentas pendientes, ni dolores emocionales por los que dejaba atrás, ni algún pago indebido que debía cobrar, ni la tristeza por la bella ciudad que se alejaba... ¡¡¡qué leches!!! eran las anchoas, y sobre todo el vinagre, el mucho vinagre que llevaban, todo sea dicho.
Ya me extrañaba a mí, si eso de pasar página lo domino como quien escucha un buen tema y se tranquiliza el alma, no podían ser ellos ni ellas, ni los bares que ya no estarían (buscaré otros, lo prometo) ni... todo eso está superado, pero oye, la digestión de un kilo de anchoas con vinagre aún no.
Así es que sigo con mis días regulares (bueno, cada veintiocho y medio) la raza humana de culo sin remedio, y las relaciones humanoides a pillar y dejar, aunque en unos días la página ya esté pasada y comience a escribir el guión en otro lugar.


"A Todos, que no podéis Quererme, ¡¡¡Qué se le va a hacer!!!"

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