domingo, 29 de octubre de 2017

Surcos del Siglo XXI - 279

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Radio Moscow (Brain Cycles) 2009


Si su primer trabajo se convirtió en un impacto inmediato y puso alerta sobre el talento de un tipo que sabía qué hacer con una guitarra entre las manos, su continuación dejó menos indiferente aún a quienes esperaban algo bueno, porque realmente lo que salió es muy bueno.
"Brain Cycles" es en mi opinión el mejor álbum de la banda, o del dúo, que es lo que eran en la época de la grabación, con un puñado de canciones que son el santo y seña de su compositor y una violencia maravillosamente bien encauzada a través de la energía que desprende.
Puro Rock, salvaje, directo e impactante, con un toque descarado de Hard Psycho que tira para atrás, todo ello apoyado en la voz potente y descarriada de Parker Griggs, padre de la criatura y casi de lo que está alrededor.
Cuando un disco comienza con un temazo como "Just Dont Know", o te quedas ahí porque ya lo llevas todo puesto, o te arriesgas a una demoníaca carrera con el diablo a modo de riff salvajes, solos imprevisibles y asaltos varios, y eso es lo que ocurre con "Brain Cycles", que el primer impacto te lo llevas, pero afortunadamente sólo es el primero porque hay muchos más, y todos buenos.
Dominando especialmente los pesados riff que van marcando el tema, los cambios de ritmo siempre al amparo de la guitarra de sonido clásico y duro, potente, tremendo, se van sucediendo para que estés atento a lo que te puedan dar; feroces cabalgadas que surgen de cortes secos a cuchillo tras una tromba de ritmos enloquecidos apoyados por una batería que te rompe el cráneo sin pudor, contra ritmos buscados y muy efectivos entre esos tambores salvajes y las seis cuerdas que se desmelenan desde las estrofas cantadas con fiereza, apartándolas para acometer los solos ya sin nada que las detenga.
Una Música como debe ser en este estilo, dura, sin concesiones, poderosa y tribal, surgida de lo más básico para llegar a lo que te enreda el cuello y aprieta para sentirlo, sin darte la oportunidad de descansar porque debes ir a su ritmo en cada instante, para que el estómago se encoja y ensanche a cada golpe, cada nota, cada parada en seco y arrancada sin aviso posible.
Es maravilloso volver a lo que me apasiona y que nunca se pierde, afortunadamente en otras épocas, décadas y mundos, la Música sigue latiendo y violentando a quien desee que lo haga.

Side A: Just Dont Know;  Broke down;  The escape;  No good woman
Side B:  Brain Cycles;  250 miles;  Hold on me;  Black boot;  City lights;  No Jane

Surcos del Siglo XXI - 278

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Wooden Shjips (Back To Land) 2013


Cuando te enfrentas a un disco que desde la presentación es una demostración de buen gusto (porque la preciosidad que encierra la portada te lleva a otras épocas de delicatessen en los diseños) da igual el horrible color verde derretido del vinilo, ya intuyes que algo va a ir bien.
Si además se trata de una obra de Wooden Shjips, un grupo que desde sus orígenes me hacen ver que lo sencillo puede ser igual de bueno que lo que hacen aquellos que se empeñan en hacer una obra faraónica sin las ideas para ello y se queda en... lo sencillo, pues ya voy animado a recibir un puñado de buenas sensaciones.
Y al final es lo que queda, un buen disco de Rock, cuidado al detalle, donde todo suena bien, cada cosa está en su sitio y además te da la oportunidad de ir poniendo también cosas de las tuyas para que seas parte de lo que seduce.
Buscada a conciencia la voz como un susurro apenas audible, es lo que me puede parecer que no encaja tanto en el conjunto, pero esa melancolía que desprende quizás sea la pieza que el grupo quiere enviar para el choque frontal con los ritmos y las cadencias de un Rock que no por sabido resulta aburrido, sino todo lo contrario.
Voces aparte, el resto es una gozada para cabalgar soñando, despierto, volando o como uno quiera, siguiendo sin esfuerzo el ritmo que impones la batería y el bajo (especialmente éste último que tiene la habilidad de arrastrarte hacia sí si no estás atento) para dejar que las guitarras se vayan desarrollando en cada tema. Una propuesta ya sabida de mil veces, pero que hay que hacer bien para evitar que canse, y Wooden Shjips lo hace de maravilla, gracias a las posibilidades que las guitarras dan cuando intuyes que pueden estar dos minutos o doscientos, y que nunca se esconden, sea cual sea la cadencia que se va imponiendo desde el muro de contención de los ritmos.
Con los teclados ejerciendo de envoltorio perfecto (en algunas ocasiones como ese halo que se intuye al entrar en el lugar donde todo lo humano desaparece) que arropan el desarrollo del tema, poniéndose en ocasiones en la piel de las seis cuerdas con notas mantenidas en suspenso, el conjunto funciona y fluye de una manera fácil, espectacular y preciosa.
Rock de impactos emocionales, que sigue la línea hasta el final, un trayecto sin pausa para disfrutar de lo que siempre será un placer.

SIDE A:  Back to land;  Ruins;  Ghouls;  These shadows
SIDE B:  In the roses;  Other stars;  Servants;  Everybody Knows

Surcos del Siglo XXI - 277

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Earthling Society (Plastic Jesus And The Third Eye Blind) 2006


No puede ponerse límites a la imaginación (bueno, se puede pero normalmente la imaginación se los salta) y si además la Música es el vehículo para ella, podemos llegar al infinito sin ningún tipo de problema.
El siglo XXI quizás no llegue a lo que fue lo más florido y glorioso de la Música contemporánea, pero lo que está quedando claro es que hay músicos que se han puesto la libertad creativa por bandera y retoman esa manera de crear a pesar de todo, especialmente a pesar de las compañías y popes que pretenden que todo esté bien atado.
El oscuro sentimiento que emana de la Música de Earthling Society se plasma en trabajos que son una pura oda a la imaginación y la belleza desde lo más profundo del abismo, y en el disco que nos ocupa, de sugerente título para pasear por donde uno se deje llevar, "Plastic Jesus And The Third Eye Blind", hay que agarrarse fuerte para no caer en la tentación de atravesar esa negrura y no volver, para que la mente sea la que realice el viaje y nos ofrezca todo lo acontecido en él.
Concebido a modo de historia inacabada e inacabable, las suites regadas por partes subyacentes que son a su vez partes de lo que nos cuentan, van desgranando esa épica desde la oscuridad, con los teclados y las guitarras lacerantes provocando un sin fin de sensaciones en este Space Rock en el que se mueven, aderezado sin duda por una amalgama de sonidos que recuerdan a la Psycho más perdida en los suburbios del Underground.
La portada y lo que la acompaña, pura alegoría de lo profano, lo mundano, lo religioso llevado a lo bastardo y el cruce entre utopía y enseñanzas maquiavélicas para perforar las mentes, es un aspecto más que une a la Música esa visión de negro azabache con la que nos hacen ser lo que queramos ser, siempre que nos cuidemos de lo que nunca se nos dice y abrasa.
Voces surgidas del cáliz de la desesperación, trasfondos de guitarras distorsionadas y el machacón ritmo de la sección rítmica aniquilado por el acero destructor y los teclados que señalan la culpabilidad de lo que nos debería llegar.
Una obra que demuestra que los sueños, sean en blanco y negro o de vivencias alucinógenas pueden plasmarse en la Música porque en ella, si se tiene calidad y se sabe, cabe todo lo bueno, aunque duela.
Fred Laird voz, guitarra, órgano y percusión. Jon Blacow batería. David Fyall bajo y voces. Joe Orban teclados.

SIDE A:  Council house mystics;  Kosmik suite nº 1;  Plastic Jesus;  Psychick sunday
SIDE B:  Girls talk;  Kosmik suite nº 2

sábado, 28 de octubre de 2017

Poster


Poster



Kroke (Bilbao Bidebarrieta Liburutegia)

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido



Un lugar como la biblioteca del Casco Viejo de Bilbao no deja indiferente. Se trata de un edificio precioso, que rezuma el aroma a cultura, y el silencio que la envuelve en algunas de sus salas anima a involucrarse en esa intimidad que ciertas artes exigen.
Lo que no me podía creer es que ese mismo lugar albergara un salón de actos que pudiera servir para expresar cualquier forma de cultura de aquella manera, porque cuando entramos para ver a Kroke, el grupo polaco de música tradicional, me podía esperar cualquier cosa (más o menos en la línea que conocía) pero no lo que aconteció.
Tras veinticinco años de carrera el trío ha pasado por muchas vicisitudes, pero es evidente que el talento les ha permitido ir cada vez más allá en sus propuestas musicales, y el directo que vivimos fue de todo menos habitual (afortunadamente)
El principio de todo, con un silencio sobrecogedor en la sala, ya me puso en guardia, porque la flauta tocada con maestría y una sensibilidad exquisita te transportaba a un pasaje donde podías imaginar espacios abiertos alejados de cualquier círculo en los cuales la Música se encorsetara. El efecto de eco perdido en el silencio no hacía sino aumentar esa sensación, pero cuando todo parecía elevarse sobre la nada, el músico dejó la flauta y sujetando con firmeza una preciosa viola que recordaba a cualquier cuadro de siglos pasados, comenzó el estallido de la magia.


Contrabajo eléctrico, acordeón y viola, más las voces esporádicas y la percusión de los tres sobre sus propios instrumentos, así crean la Música Kroke, así son capaces de hacer que muchas cosas que parecían en desuso vuelvan a estar hoy con nosotros.
Tomasz Kukurba es un portento de músico con una capacidad de improvisación alucinante, que toca la viola y utiliza su garganta de una manera magistral, amén de la percusión que puede hacer con cualquier parte de su cuerpo y su instrumento, acompañado magistralmente por Tomasz Lato al contrabajo y el sorprendente Jerzy Bawol al acordeón, un instrumento del que aprendí más de lo que sabía hasta ese momento viéndole tocar.
Sus discos en estudio son lo que son, y aunque la evolución desde el primer trabajo allá por el año 96 es evidente, lo del directo es otra cosa.
La Música tradicional seguirá siendo la base de sus composiciones, no digo que no, pero en vivo y sobre un escenario es la excusa para dar pie a una sinfonía de Folk Prog. de pura cepa, arañando al tiempo memorias de la escuela de los grandes grupos de finales de los sesenta y todos los que siguieron otro camino en los ochenta (la mal llamada...)
Una brutal exhibición de virtuosismo inundó cada uno de los temas que nos ofrecieron, todas obras que se manejaban entre los seis minutos y el cuarto de hora, en las cuales se dejaban ir (especialmente Kukurba, porque lo de este chico no es normal) con absolutos delirios de libertad creativa en clave del Prog. más libre, impregnado con la magia del Folk y los detalles típicos de la vanguardia más extrema.

La verdad es que ni me planteé que pudiera ser un choque frontal con el auditorio que escuchaba, pero la cara de alucinados de la gente se transformó en verdadera pasión y entrega ante tamaña exhibición de Música.
En más de una ocasión cerré los ojos para dejar volar mi imaginación, mientras el sonido impecable del trío me envolvía, y no podía dejar de recrearme en las imágenes de esos grupos que me han enamorado cuando conocí el estilo, como Fairport Convention, Forest, y sobre todo los "libertarios" emocionales como The Incredible String Band o posteriormente en otras décadas el sonido de Nightnoise. Base de Música clásica y por supuesto tradicional, siempre como esos comienzos que a medida que se desarrollaba el tema se iban difuminando para dejar paso a lo que la imaginación desea.
La viola seguía arañando las entrañas o acariciándote por igual con vertiginosos solos infinitos o melodías que eran como un susurro, el acordeón iba y venía entre acordes y choques frontales con las cuerdas, mientras que el contrabajo parecía mantener todo bajo control dentro del maravilloso caos organizado que era cada tema.
Nunca dio la sensación de que las ideas fueran a agotarse, más bien al contrario, y cuando nos ofrecieron el bis tras el concierto, una barbaridad de quince minutos destruyó cualquier atisbo de duda sobre la capacidad de los músicos, especialmente con el "viaje" de la viola sobre nuestras cabezas en un homenaje del músico a la sala paseándose y ofreciendo la Música entre los asientos.

Es lo que tiene la Música, que lo infinito de lo que es, en la clase y la calidad, puede sorprender siempre, y desde luego Kroke se encuentra en un momento de dulce evolución en el cual no tienen nada que perder y sin embargo son capaces de ofrecer algo que jamás morirá, un estilo hecho para que la mente viaje hasta los confines del universo.






A mi Amor, por hacerme cerrar los ojos y sentirlo.

Ian Hunter & The Rant Band (Bilbao Kafe Antzokia)

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido



Rock And Roll Is And Attitude... Not An Age!!!

Y sin saber por qué me volví a ver en Mérida, con los viejos amigos de pandilla, treinta y ocho años antes, escuchando y bailando en la habitación donde compartía sueños y Música.
Porque esos años después un rockero vino a verme (o fui a verlo pagando la entrada, pero no queda tan romántico) y de pronto parte de toda esa esencia que me hace ser y a la que llamo Música se convirtió en una acertada noche de sueños imposibles con mi Amor, lo que siento y mi alma llena de Rock 'N'Roll.
No me daba buena espina el Antzokia, nunca me la da, y de hecho lo único que voy a decir no positivo de esa mágica noche es que me quedé sin escuchar los acordes del piano, el "Hammond" aullando y arrancando la piel (salvo en dos entradas que se hizo solo) y los coros de tres tipos que se dejaban la piel secundando la voz de un músico irrepetible; pero eso es el Antzokia y la basura que se empeña en no arreglarlo.

Los de cincuenta y pocos y algo más bajábamos la media de los asistentes unos setenta años y resultaba encantador ver a viejos rockeros buscando de nuevo subirse por las paredes al son de la Música de un clásico, un tipo que no tiene nada que demostrar y que lo hace sin esfuerzo.
Luces apagadas, un par de ajustes para afinar y la primera andanada de puro Rock saliendo de los instrumentos de una banda que viene de vuelta, sabe el oficio y además se divierte con lo que hace una barbaridad. Dos guitarras, bajo, batería, los teclados "silenciosos" y la espera de apenas dos minutos para que entre los riff del primer tema tomara el escenario este clásico que se come lo que la lógica debería enviar a un geriátrico.
Ian Hunter no sobrevive, vive y sigue impartiendo clases de lo que es el Rock 'N'Roll, porque con setenta y ocho años ya no va a aprender nada y sin embargo aprende repartiendo lecciones, encima de un escenario con sus eternas gafas y ese pelo que no puede caerse jamás (lo de los pactos con Lucifer, Belcebú, Satanás y diablos varios toman forma cuando le ves) y además ahora vistiendo acorde a la elegancia pero informalidad que nunca tuvo (ha dejado el halo hortera del glam, el glom, el glum y la estética setentera para siempre, y da gusto)
Una vez que tomó el mando, nos deleitó con ciento diez minutos de Música sin parar (literal) energía y el Rock en estado puro saliendo por su garganta y los instrumentos de los seis músicos, una verdadera barbaridad sabiendo que ninguno de los que estaban allí eran recién llegados a la década ni al siglo. No es que su último disco esté mal, es Ian Hunter haciendo Música y a estas alturas está muy por encima de la mayoría, pero en el concierto se dedicó a disfrutar, y por ende a hacernos disfrutar, con sus temas de siempre, un recorrido por la historia, la esencia de la Música que ha hecho que todo gire hacia la magia y la seda, aunque existan demasiados hijos de puta que se empeñen en lo contrario.

Desde Mott The Hoople, pasando por su etapa en solitario de los setenta y algo del más acá, demostró que los super clases seguirán siéndolo si ellos quieren, y que la Música no sabe de edades, sólo de actitudes, porque sale del alma.
Es fascinante poder moverte al ritmo de una banda que lleva el Rock en la sangre, que sabe qué hacer y cómo, sin perder nada de lo que un concierto intenso y lleno de energía debe tener, porque incluso las baladas y esos temas entre pausados y rítmicos que tiene y que tan bien domina Ian Hunter te hacían saber que eras parte de ese ritmo que el corazón siente y te enerva, te eleva, te lleva, hasta hacerte suyo.
La noche fue creciendo con la Música de estos viejos rockeros, de menos al infinito, llegó hasta donde quiso y acabó los bises con un tono vocal más alto que al comienzo, calentándose a medida que el ritmo de los latidos de los que estábamos allí se hacía sentir, porque la sección rítmica simplemente seguía ese ritmo que hacíamos al vibrar, con el pie, con la mano, con el pecho, con la garganta, con el alma... y Ian Hunter recogía ese movimiento que sólo se puede sentir cuando el escenario se estremece y lo transformaba en Música para devolverlo con su voz, su acústica y el piano que durante más de media hora fue su vehículo para llevarnos hacia las estrellas.
La banda le siente, se siente a gusto con él y lo traslada, las guitarras escupen fuego que abrasa y acaricia por igual, la batería te patea el culo con un gusto exquisito, el bajo se entretiene haciéndote ver que no es uno más, que es otro más, y ese teclado que nunca escuché cuando pudo acarició mis entrañas con los acordes de un "Hammond" que me ha llevado al éxtasis tantas veces que no puedo recordar.

Ian Hunter es un grande, a algunos le parecerá que ha estado a la sombra de algunos, pero este tipo creó una forma de entender el Rock sin bajarse de lo que creía, siguió su camino a pesar de muchas cosas y ahora da lecciones sin quererlo, porque con su aureola de Rock Star consigue ser parte de un grupo que hace algo que la mayoría añora, Música de calidad, Música para sentirte vivo, la Música que iba a salvar el mundo y el mundo no la dejó que lo salvara.
Respirando el aroma de mi Amor junto a mí, dejando que mi cuerpo se fuera de este mundo, volví a sentir lo libre que puedo ser cuando estoy junto a ella y la Música me abraza, y eso es algo que nadie me puede quitar.
El maldito Kafe Antzokia me privó de ese teclado, los coros y el ritmo de los pies del guitarra, pero me permitió vivir a uno de mis genios, y él de nuevo hizo magia para transportarme a mis dieciséis años, cuando compré el primer disco de un tipo que me enamoró a los acordes del "Just Another Night", que sonó esa noche para los viejos amigos, los sueños y la vida.
Hay gente que es capaz de transformar su trabajo en sueños, y hacer que otros lo vivan.






A mi Amor, por dejarme sentirla cuando sueño.
A Mª Paz, que lo siente cada vez más y lo transmite.
A los que estuvieron en ese cuarto, alrededor de un vinilo y muchas ilusiones.

All The Young Dudes


F.B.I.


Heroes


Just Another Night


Sweet Jane


Surcos del Siglo XXI - 276

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Asimov (Truth) 2017


De vez en cuando el destino en forma de Música me da la razón (y a los otros descerebrados que piensan como yo) y surgen cosas como ésta para regodearnos de todo lo que se pretende que está escrito.
Cuando mi querido colega de horas musicales Javi me presentó en la tienda "Harmony Rock" (templo de la Música de calidad y de compañías excelsas a la hora de disfrutarla) a Asimov, me quedé estupefacto, pero al mismo tiempo me enamoré de esas creencias que me han inculcado los amantes de los sonidos de toda la vida y que en este caso tomaban forma de una manera brutal.
Este dúo portugués de Hard Psycho extremo me sedujo desde la primera nota, porque lo que seguía era... otro nivel mental que me apasiona.
Y es que escuchar de entrada "Nothing In Return" es como irse a esos viajes por el país del sol naciente y esperar que la nada te absorba y se convierta en el todo, cuando las guitarras se empeñan en abducirte y embaucarte a base de un salvaje y maravilloso envite que se te agarra al cuello y te lleva donde tú quieras.
Carlos Ferreira y Joäo Arsénio son dos iluminados que creen a pie juntillas en esa sensación que produce el Hard aderezado hasta el extremo con la Psycho más salvaje, pura y sobre todo libre, parte de lo que nos hace a quienes lo escuchamos también libres en lo mental, y ofrecen un trabajo absolutamente genial al margen de lo establecido.
Un auténtico laberinto de sonidos que te hacen viajar sin nave alguna, sentado en tus propios sueños, guiado por las guitarras distorsionadas, desquiciadas hasta el extremo y llenas de un emotivo placer que te inunda por completo.
A partir de aquí lo que cada uno quiera, suponiendo que quieras algo porque en la primera nota sabes si te vas a otro lado o sigues el viaje y te preparas para ser uno con esta Música inmortal, maravillosa y tremenda en su concepto, donde no hay medias tintas, o lo apuras todo o lo dejas estar.
Asimov no inventa nada, simplemente (y nada menos ¡¡vive el cielo!!) revuelve en lo que fue y lo trae hasta donde estamos ofreciendo una visión personal y única de una Música inmortal, mental y emocional como pocas, y eso no es poco, es una barbaridad.

Side A:  Nothing in return;  She's heading west;  Onward;  Even tame tigers bite their masters
Side B: The second floor;  The major's ship;  Don't leave me demon

Surcos del Siglo XXI - 275

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Brutus (Wandering Blind) 2016


Una vez que los astros, los planetas y los impresentables que se empeñan en buscar joder "Paseando Por Los Sueños" se han ido a otro planeta (o país en vías de desarrollo, que les puede caer más cerca) recomenzamos nuestro espacio con uno de esos grupos que hacen lo que hacen, lo hacen bien y después se van a descansar para que la gente disponga.
Brutus nunca será la joya de la corona, porque les falta ciertas cosas que hacen que lo mejor se vuelva superlativo, pero su Hard del siglo XXI no cansa, ni molesta, ni es de una calidad dudable, porque hacen buena Música basada en lo de siempre, y eso se agradece cuando te atraviesan el cerebro sin más pretensiones.
Sí, Popes (perdón, con minúscula que sale mejor, o sea, popes) sí, estos chicos del país que es el faro de Europa (muy dudoso y dudable, pero es lo que hay) hacen Hard, tienen unas raíces de lo que han mamado y cuando les sale la vena, especialmente en los temas que no pretenden cebarse en riff demasiados acelerados, lo hacen muy bien.
Su segunda entrega, este "Wandering Blind" es un refinado avance de su presentación, con composiciones más cuidadas, más llamativas en el fondo y la forma y menos pretenciosas en lo que suena, y se nota. Al final el Rock es un monumento a lo que amamos como sensaciones, no hace falta buscarle la doblez porque si hay que doblar la esquina te lo da él; Brutus se presta a dejarse llevar en este trabajo, y eso es una apuesta que les sale bien. Sin dejar lo pesado y la losa que te cae en los ritmos, porque son parte de su esencia y su forma de entender la Música, han sabido llegar a la pausa, al momento donde se puede esperar que todo estalle, y después... que estalle, no pasa nada por romper lo sentidos cuando tenga que llegar.
Así nos vamos metiendo en los nueve temas, sentimos que de vez en cuando nos patean el culo y al menos te sales de madre cuando te tomas ese trago que el Rock invita a beber si está hecho con las entrañas.
Sólo un apunte de un desquiciado melómano que no sabe nada pero que ha bebido esos tragos con genios que sí saben (sí, popes sí, genios como Goyo, Antonio, Eduardo, Pablo, Javi, Fernando... y no vosotros, entendidillos de mierda) el vocalista que se lo mire, porque debe estar en otra onda.

A:  Wandering Blind;  Drowning;  Axe man';  Whirlwind of madness
B:  The Killer;  Blind Village;  Creepin;  My lonely room;  Living in a daze



domingo, 15 de octubre de 2017

Surcos del Siglo XXI - 274

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Don Juan Matus (Visiones Paganas) 2008


Es evidente que la Música (así lo he defendido desde que la amo) no tiene fronteras, ni sabe de ellas ni... pero también es obvio reconocer que según el lugar de la Tierra donde se haga, sea el estilo que sea, se le confiere unas características que son y beben de todo lo que es ese mismo lugar, por lo cultural, lo social y lo humano.
Don Juan Matus hacen un Hard Rock de mucha calidad, con una letras en castellano que no se permiten la simplicidad, y que buscan esa manera poética de expresar los pensamientos y las creencias, eso sí, a través del Rock. Que es Hard es indicutible, que se dejan llevar por algunas gotas de Psycho undergraund sacadas de las entrañas de sus vivencias, también, y que por ser de Perú su Música se impregna de un toque especial que la hace distinta, por descontado.
La preciosa portada nos da la bienvenida a un disco que rezuma energía por todos lados, con un envite salvaje cuando el Hard arranca y estalla en cada surco y momentos de delicado lirismo con acústicas y percusisones que se pierden por valles y montañas ajenos al mundo que nos ha tocado vivir.
La parte en la cual se ocultan en lo oscuro y duro de la Música me hacen estremecer y son las que más me agradan, gustándome todo el disco en conjunto mucho, pero ese sonido oscuro, casi lacerante, buscando la parte en la que sabes que no vas a salir una vez que entres en aquello que se encuentra enterrado a mucha distancia de la luz, recuerda a tonos de épocas brillantes.
Sorprendente la capacidad de variación en las composiciones, con unas maravillosas envolturas de piano y teclados para hacer en ciertos momentos que el sentimiento de vagar por la nada nos lleve en volandas hacia donde sólo la Música te puede llevar. "Las Niñas De la Luna" es de una belleza terrorífica que abruma y emboba por igual.
Un disco que sugiere un viaje hasta donde quieras soñar, de la mano del ángel que te cuida o del que cayó al inicio de los tiempos, a través de la Música de un grupo de calidad (más de lo que se supone) que derrama esa tendencia tan maravillosa y vital de hacer que lo que cree se transmita.
Richard Nossar guitarras. Manuel Garfias bajo y guitarras. Veronik voz y flautas. Alex Rojas voz. Joaquín Cuadra batería.

side one:  Foresta esmeralda;  Canción para Nuada;  Ritual;  Misquamacus;  Las niñas de la luna
side two:  Siervo;  Desierto rojo / A 10 grados del cénit;  Sol Poniente;  Adiós Afallenau

Surcos del Siglo XXI - 273

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Wolf People (Fain) 2013


Hay cosas que no cansan, o al menos al que suscribe no le cansan, sobre todo porque se percibe que te derraman toneladas de creatividad a través de la Música, y esta amante que me posee desde hace cuatro décadas no me cansará jamás.
Puede que todo esté inventado y que sea buscar la vuelta de tuerca para llegar un poco más allá con la base de lo que se conoce, quizás no nos planteamos lo que cuesta hacer que algo suene como distinto sabiendo que la calidad se disparó hace muchas décadas y desde ahí... pero lo que es cierto es que sin abandonar ese poso que nunca dejará indiferente, hay creadores que pueden sugerir algo que aunque no lo parezca es una tuerca girando libre hasta donde uno quiera.
"Fain" es otro de esos intentos sacados de la experiencia de lo que uno aprende, disfruta y te hace creer (en este caso la Música) y con la calidad de la gente de Wolf People creyendo en lo que hacen se convierte en una andanada de frescura metidos ya en la segunda década de un siglo que aún puede dar y girar mucho a la hora de ofrecer.
La Psycho, eso que no muere y que se esparce por los sentidos cuando se hace con clase y calidad, no sabe de fechas, por eso en este caso de la mano del grupo nos llega nítida, clara y arrebatadora, con un componente poderoso de Hard que en algunos momentos se dulcifica (y es lo que menos me agrada) para seguir las guitarras rasgándote suavemente la piel, pero que durante casi todo el disco se enciende y te envía hacia los confines de tus sueños.
Y no es que necesiten de virtuosismo extremo para hacer lo que hace décadas era el pan que daba de comer al espíritu, porque si bien la sección rítmica cumple sin excesos y apoya a las seis cuerdas, éstas demuestran que con unos buenos mimbres compositivos se pueden comer lo que haga falta, especialmente cuando los riff apabullan y el solo académico marca con precisión las notas para llegar hasta tu cerebro.
Al final, nos encontramos con una obra de un grupo que va madurando cada vez más a través de la experiencia de sentirse seguro, y Wolf People ofrece uno de esos trabajos que rezuman clasicismo en el estilo y gusto por lo que les gusta, y eso se convierte en un placer.
Jack Sharp. Tom Watt. Joe Hollick. Daniel Davies.

Side A:  Empty vessels;  All returns;  When the fire Is dead in the grate;  Athol
Side B:  Hesperus;  Answer;  Thief;  NRR

jueves, 12 de octubre de 2017

Radio Moscow (Kafe Antzokia - Bilbao)

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Tenía muchas ganas de ver en directo a Radio Moscow, pero la verdad es que de no ser por el entusiasmo de mi querida Amiga Mª Paz, las ganas se fueron difuminando al enterarme del lugar donde tocaban.
Los eventos en el Antzokia no dejan de ser atractivos, pero la nefasta y lamentable manera en la que tratan todo lo relacionado con el sonido y el ambiente me han dejado sin más de un concierto de calidad por el nombre de los intérpretes, y ya voy estando muy quemado con estas cosas (ya sé que será la edad y todo eso, pero si no me exijo yo... mal vamos)


Una vez convencido y con las entradas ya conseguidas, sólo me quedaba desear que los planetas se alinearan y que los encargados del sonido y las luces no estuvieran a la altura de los mediocres que van a los conciertos a flipar porque tienen la entrada para enseñarla en las redes sociales.
Otra noticia que no me convencía mucho era el hecho de que hubiera telonero; me parece muy respetable que todos los músicos tengan la oportunidad de girar y tocar para ser conocidos, pero con el nivel musical de este país se suele aceptar de todo, y no muy bueno.
En fin, que como era imposible pensar en librarme del pack completo porque mi compañera de concierto no iba a pasar por ahí, me zambullí de lleno en el mudo del ruido salvaje sin mucha conciencia y como afortunadamente había en la sala una mesa solitaria pegada a la pared, allí que me fui a pegarme a ella y dejar que Kaleidobolt (el grupo telonero de Música stoner) se desahogara y me dejara llegar a lo que había ido.


Una hora después, los 45 minutos del telonero y 15 de cambio equipos, los más o menos 33,5 espectadores que estábamos en la sala (si me paso con el número que me lo digan) nos pusimos a disfrutar de lo que nuestros amigos de Radio Moscow (porque mientras siga siendo un grupo me niego a decir el nombre del maligno) quisieran ofrecernos.
Primera canción, primera andanada directa a los sentidos y ¡¡¡Oh, Sorpresa agradable!!! el sonido me llegaba nítido y puro, como un orgasmo provocado por eso que se llama Música. Además, los dos tíos de la mesa de mezclas nos deleitaron con un juego de luces que ayudaba a la entrada de Parker Griggs y sus secuaces, y me sentí más tranquilo.

No es que se esté permitiendo este músico de técnica arrolladora y gustos exquisitos como base de su Música muchas alegrías a la hora de crear, pero es algo que debe quedar entre él y lo que pretende dar, lo cierto es que tener como la parte más intensa de su concierto los temas de "Brain Cycles" ayudan a sentir que te patean el alma de una manera maravillosa, más aún cuando lo que te rodea es Música de la buena y sensaciones de puro Hard Psycho del nuevo siglo.
A partir de aquí se desarrollaron 75 minutos (no se cansaron mucho ¡¡Vive el cielo!!) de puro fuego, con un desvarío maravillosamente bello por lo salvaje de guitarras setenteras, pasadas por la calidad de un músico que es un portento cuando se trata de agredir su guitarra para, a su vez, asesinarnos a los 33,5 que estábamos allí con lo que nos enviaba.
Especialmente mencionable la calidad y facilidad de entonar riff asesinos mientras canta, una auténtica aberración para muchos vocalistas-guitarristas al uso y que Griggs hace como si no sintiera el esfuerzo, trasmitiendo esa misma facilidad en forma de ritmos enloquecidos y momentos estelares de lo que es la esencia del Rock, los rasgueos de guitarra que no todo el mundo sabe hacer.


Radio Moscow tiene muy claro a qué juega, aunque repita el "Game Plan" una y otra vez, su Rock es la esencia de lo que la Música dicta cuando tus sentidos se ven apabullados por ella, con una sección rítmica al servicio absoluto de un tipo que lo es todo, pero que aprovecha esa poderos sensación de acomodo rítmico para hacer que su guitarra y en menor medida su voz se eleven sobre el escenario donde las luces y los extras le confieren la imagen de un ente salido de la bruma de cualquier amanecer enloquecido tras una noche de pérdida de la realidad.
Esta vez, y espero que sirva de precedente porque me quedan más noches de mitos y recuerdos, el Antzokia (o los tipos que se pusieron a los mandos de la mesa) estuvo a la altura que se espera cuando traes a músicos que son un referente, y Radio Moscow me hizo sentir de nuevo lo que es hacer que lo salvaje se sienta tierno y cercano (a lo cual ayudó y mucho la buena compañía con la que compartí chascarrillos varios)




A Mª Paz, por sentir la Música y transmitirme ese sentimiento