sábado, 30 de noviembre de 2019

Treinta de Noviembre del Año del Señor de...




... 24 horas a la vez y la Música no cesa, porque mi alma está impregnada por ella y nada es nunca lo que parece.

Treinta de Noviembre del Año del Señor de...



... puedo bailar sobre ascuas ardiendo, puedo sentir sin que me hieran hojas afiladas, puedo hacerlo mientras la Música me penetra y hace que los que no están simplemente no existan.

Treinta de Noviembre del Año del Señor de...


Un beso en los labios y su cuerpo se alejó por el camino. Se balanceaba con una gracia especial como bailando sobre la nada y le encantaba verla porque todo se detenía a su alrededor. Volvió a sus pensamientos mientras el tema de Música que le sugería tantas cosas le susurraba suavemente, una sensación de ingravidez que le llevaba por esos mundos en los cuales los sueños podían creerse, una sensación que se convirtió en el cable roto de un funambulista sin red.

Las horas pasaban lentamente, apenas se dio cuenta del tiempo, se encontraba demasiado relajado y hubo de ser una leve brisa la que le sacara de su letargo. Cuando entró en la casa y comprobó qué hora era fue consciente por primera vez del tiempo que llevaba fuera.

Nunca le importó el tiempo, ese amigo y enemigo por igual según qué ocasiones. El treinta de noviembre siempre se convertía en su aliado; serían las veinticuatro horas de rigor de un día cualquiera, pero para él no era así. Esas horas se transformaban en la eternidad vestida de negros vinilos, recuerdos a flor de piel y lágrimas furtivas que resbalaban por su mejilla.

Ese día, de manera indescriptible, todo se convertía en el color de los sentidos, en el sonido del silencio roto por las notas de la magia, en sus labios tarareando las canciones eternas que le habían hecho, a su vez, sentirse de igual modo.

Treina de Noviembre del Año del Señor de...



Siempre le había gustado esa casa, ya desde adolescente había servido para esconderse de sí mismo y del mundo, una vieja casa abandonada tras los días de tormenta que hicieron que el poder de la naturaleza se cebara en ella.

Había algo mágico en ella, pero cada treinta de noviembre parecía que la magia inundaba el mundo. Subía la colina con calma, disfrutando del aire y la brisa que normalmente, en esa época del año, hacía que uno se cubriera, y llegaba para buscar ese pedazo de piedra donde se sentía el amo del universo.

No era un día cualquiera, era su día, y lo disfrutaba de la manera que mejor sabía, escuchando sus viejas canciones, recordando los momentos que le había hecho ser poco a poco, paseando por los sueños que su imaginación siempre le ofrecía.

Treinta de Noviembre del Año del Señor de...




... porque ser friki tiene su precio, y un día en concreto, el precio de los que nunca quieren pronunciar tu nombre.
Por los que tenemos demasiada memoria.

Treinta de Noviembre del Año del Señor de...



... porque la Música siempre y una vez el calendario, me recuerdan por cómo me llaman

domingo, 24 de noviembre de 2019

Música ¡¡Cómo No!!


Maggie May


Robbie


De Vinilos y Otras Glorias MMCCVI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Bob Dylan (Street Legal) 1978


Llegué a Bob Dylan tarde, sobre todo porque cuando hizo su primer elepé yo tenía -1 año, y así hasta... pues eso, lo del uso de razón y demás.
Aún así con más o menos quince años tuve su primer disco, pero claro, era ya el decimosexto de su carrera, con cambios incluidos en su manera de concebir la Música y convertido en una leyenda para muchos y un traidor para unos pocos.
Por eso ciertos discos de su etapa setentera, sobre todo del final de la década en la cual aún era un adolescente, me traen muy buenos recuerdos y les tengo un aprecio especial.
No voy a entrar en si son mejores, peores o regulares, eso con un artista como Dylan lo dice la historia, su legado y lo que ha significado, pero en lo que a mí respecta estos discos me han dicho mucho, y la mayoría bueno; por eso me permito esta entrada, porque la nostalgia, cuando te remueve los sentidos en lo positivo, siempre me ha parecido una buena razón para hacer las cosas.
"Street Legal" es un trabajo al que vuelvo de vez en cuando para recordar canciones que me parecían fuera de lo que yo escuchaba y me llamaban poderosamente la atención, y aún hoy me resultan de lo más gratificante al abrigo de una buena cerveza y recordando a viejos amigos que eran eso, chavales como yo que creíamos (ingenuos e inocentes) que todo era posible.
Un disco donde las letras siguen siendo importantes (tanto que la duración de algunos temas dependen de las enormes historias contadas) que para eso es Dylan y lo que significa, quizás menos lacerantes que antaño, porque su estatus no era el mismo y el mundo ya era otra cosa, pero a fin de cuentas palabras que pueden darte con todo en la cara o (como suele ocurrir ahora) pasar de largo y a otra cosa. En lo referente a la Música ya estaba claro que no había vuelta atrás, el Rock y lo que significaba por los sonidos eléctricos se había adueñado de su manera de componer, y aunque el halo melódico se atisba, las guitarras y su entorno no dejan muchas dudas por resolver.
La voz de Bob Dylan aún era audible, le echa ese pedazo de ironía que destilaba después de diecisiete discos antes, y con eso y los coros de voces femeninas secundándole todo quedaba mucho mejor. Los músicos, solventes, no tenían problema en traducir lo que el creador les pedía, y la mezcla de poderosos impactos, melodías más suaves e incluso algún tema que raya con el amor funciona para lo que en esos momentos pretendía.
Para los puristas, entiendo que una mierda, para mí un disco que siempre te deja algo, y para los de más de cincuenta y menos de ciento veinticinco (entre los que me encuentro) varios temas son inolvidables, y aún me remueven las entrañas.

Cara A (tengo la edición española): Changing of the guards;  New pony;  No time to think;  Baby stop crying
Cara B (tengo la edición española, insisto): Is your love in vain?;  Senor (Tales of yankee power);  True love tends to forget;  We better talk this over;  Where are you tonight?

De Vinilos y Otras Glorias MMCCV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Ligabue (Su E Giu' Da Un Palco) 1997


El roquero italiano Luciano Ligabue consiguió en su país algo que no es nada fácil (no lo es en ninguno, pero hay que poner en su justa medida el lugar cuando hablamos de Música) alcanzar el número uno en las listas con un disco triple en directo.
Bien es cierto que se encontraba en el mejor momento de su carrera, que por fin había conseguido formar una banda de músicos solventes y que se conocían el negocio, y que en Italia el Rock 'N' Roll siempre ha gozado de alta estima gracias a la capacidad para atraer a los más grandes en sus giras, sobre todo a partir de los años setenta.
Ligabue traslada al directo, este "Su E Giu' Da Un Palco", lo que escribe en estudio, con bastante más energía y alguna que otra variación acoplándose a la época en la que se editó, aunque sus versiones más cambiadas vendrían años después. Esto y la capacidad para hacer ver que lo que te llega es lo que hay, ni más ni menos, puro Rock 'N' Roll con las limitaciones propias de lo que es pero sin guardarse nada de todo lo que tiene, que trasladado a la Música para un directo es la vida.
Un artista con un carisma excepcional, que llena el escenario, sea grande o pequeño porque sabe trasmitir lo que entrega, que se le nota (y mucho en este caso) que ama la Música y que tiene un bagaje de aprendizaje que abarca un amplio espectro dentro del Rock (en una película realizada por él mismo, la banda sonora en la parte ajena a sus creaciones es de un gusto exquisito y de nivel superlativo) y eso unido a la banda que le acompaña hasta donde quiere y que cree en la propuesta, hacen del directo de Ligabue una fresca sensación en clave de Rock, ni más ni menos.
A modo de curiosidad, el tema "Hai Un Momento Dio?" es interpretado a la guitarra por el gran Mick Taylor, invitado a acompañarle en el escenario aprovechando una gira del excepcional músico; parecerá una casualidad, pero no creo que Taylor suba a un escenario con cualquiera y porque sí.
Triple vinilo que abarca lo que era un concierto en vivo del músico, con el grupo que sería fijo durante una década y que se estrenaba como tal acompañándole (Ligabue les denominaba "La Banda") y que encontraron la manera perfecta de traducir la Música del cantante en una energía nada desdeñable sobre un escenario.
Para disfrutar del Rock sin fronteras, sin lenguas que lo aprisionen, sin límites ni prejuicios, de la mano y en directo de un roquero impenitente que lo ama y que respeta la esencia de esta maravillosa Música.
Luciano Ligabue voz y guitarra. Federico Poggipollini guitarra y voces. Mel Previte guitarra. Antonio Righetti bajo. Roberto Pellati batería. 

Disco 1:  Il giorno di dolore che uno ha;  I ragazzi sono in giro;  Quella che non sei;  Hai un momento Dio?;  Un figlio di nome Elvis;  Ho messo via;  Bar Mario;  Salvamoci la pelle;  Figlio di un cane;  Marlon Brando É sempre lui
Disco 2:  Seduto in riva al fosso;  Viva!;  Urlando contro il cielo;  A che ora é la fine del mondo;  Tra palco e realta';  Sogni di Rock 'N' Roll;  Buon Compleanno Elvis;  Lambrusco & pop corn
Disco 3:  Il cielo é vuoto o il cielo é pieno;  Bambolina e barracuda;  Lo zoo é qui;  Piccola stella senza cielo;  Vivo morto o X;  Certe notti;  Non é tempo per noi;  Libera nos a malo;  Balliamo sul mondo;  Leggero;  Ultimo tango a Memphis



All Along The Watchtower


Música

La Muerte se parece a la Música, aunque no la quieras la verás, porque nadie puede evadir su estela



Almost Cut My Hair


Música


Cuando la muerte me abrace, y todo sea el sentimiento de la nada, la dama negra sabrá de mi condición y del amor ajeno a los pactos que que se firman al vender el alma.

Una melodía atravesará el silencio, la oscura noche se tornará en la luz devastadora que el pentagrama sugiere, y la guadaña calmará por unos instantes su sed de sangre para entonar la canción que me ha hecho ser.

sábado, 23 de noviembre de 2019

De Vinilos y Otras Glorias MMCCIV

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Cluster (Cluster) 1971


En algunos lugares también conocido como "Cluster 71", este primer disco de un par de iluminados y un productor con la misma iluminación que ambos, es una de las primeras demostraciones del maravilloso Krautrock en su vertiente más pura y auténtica, en la parte en la cual lo experimental, electrónico, espacial y Psycho tardío se daban la mano (y ya es tener fe en las amistades para que todo eso junto se dieran la mano o un abrazo) para engullirnos en una excepcional y esotérica amalgama de sonidos que buscaban, ni más ni menos, que sacudir la mente de quien se atrevía a escucharlos.
Dicho esto, que puede incitar a suponer lo que tenemos entre manos o simplemente no decir nada, lo mejor de este trabajo es conocer los comienzos más perturbadores de dos de los principales valedores del Krautrock más puro, Hans Joachim Roedelius y su colega de andanzas varias en forma de proyectos, a veces inacabados, en otras ocasiones verdaderos mitos del estilo, Dieter Moebius.
El disco es una suerte de experimentación de sonidos embutidos en tres temas sin título, y que se nos presentan por la duración de los mismos, así en la cara A tenemos el primer tema "7:42" y el segundo "15:43", y la cara B la ocupa la improvisación brutal "21:32" que ya nos eleva hasta el infinito del pensamiento.
Es evidente que nos encontramos ante una Música que o bien gusta o te sirve para experimentar a tu vez con lo que tu mente disponga al escucharla, o simplemente pasas página tras los primeros segundos, porque en este radicalismo de sonidos no caben los términos medios; es lo que al que suscribe le fascina de todo este monumento a lo excepcionalmente ajeno, que me permite evadirme sin límites hasta donde mi mente sugiere, y eso, en mi caso, no tiene precio.
Bienvenidos a un viaje sin límites de tiempo ni de espacio, donde se dirigen las emociones según los estados de ánimo y lo que estos dos iluminados desean al crear con sus instrumentos lo que entregan. Saber, sólo sabes cuando despegas, el aterrizaje ya es otra cuestión.
Hans Joachim Roedelius teclados, instrumentos electrónicos, violonchelo, generator. Dieter Moebius órgano, guitarra, generator, amplificador. Conrad Plank instrumentos electrónicos, efectos, productor.

De Vinilos y Otras Glorias MMCCIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Tucky Buzzard (Coming On Again) 1971


El grupo de Hard inglés que se atrevió (al margen de su relación por su guitarrista Terry Taylor con Bill Wyman) a venir a España para grabar esta emocional aventura que se queda entre el álbum clásico del estilo y una obra conceptual, algo que sí que consiguen plasmar con el tremendo tema de la cara A "Suite".
Es la marca del trabajo, un tema que se pasea a gusto entre andanadas de buen Hard Rock, pausados momentos de melodías con sección orquestal incluida (que corre a cargo de la Orquesta Filarmónica de Madrid dirigida por Waldo De Los Ríos y que lo borda, todo sea dicho) conjuntos corales elaborados por cuatro de los miembros del grupo y riff cortados a degüello que no dejan títere con cabeza. 14'10'' de tremendo espasmo de Música que para ser la primera incursión del grupo en estos avatares de las suites sin mesura no les queda nada mal.
El resto del trabajo es un desafío para mantener el nombre que se habían labrado y al que había ayudado su relación con el Stone Wyman, y no salen mal parados, más bien al contrario; lo que quizás se eche en falta es más poder en el conjunto, porque la parte de las melodías están tremendas, y los cambios de ritmo en los propios temas (al margen de "Suite" la volcánica "You're All Alone" consigue un equilibrio ejemplar en esa cuestión) también salen bien paradas, es en los riff secos y duros donde me gustaría más golpe al entrecejo, con la voz más dolorosa y menos suave.
Lo dicho, un disco clásico de Hard que se recibe sin esfuerzo, se escucha con bastante facilidad y que ofrece momentos de gustosa sensación dentro del estilo, porque quiere innovar en terrenos que son harto peligrosos cuando no lo tienes muy claro, aunque aquí no es el caso.
Para los que amamos el estilo, un toque de uno de esos grupos que se hicieron un hueco en media década de trabajos más que dignos y sin pretensiones (no sé si ellos lo pretendían pero me refiero al logro comercial y de público) para llenar el Olimpo.
Terry Taylor guitarra y voces. Nicky Graham teclados y voces. Dave Brown bajo, guitarra acústica y voces. Paul Francis batería, percusión. Jimmy Henderson voz y percusión.

SIDE A: Suite
SIDE B:  You're All Alone;  You never will;  Free ticket;  Lady fair

De Vinilos y Otras Glorias MMCCII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


The Damnation Of Adam Blessing (The Second Damnation) 1970


And the want to see the hate begin to die, and we want to see the world before our eyes, with a legacy of hope for you and me. it's a long hard road to walk before we're free.
Dicho lo cual, una vez metidos en materia, decir que el segundo trabajo de The Damnation Of Adam Blessing sigue los pasos (afortunadamente) de su antecesor y nos entrega una ráfaga de aire puro y fresco que se convierte en Psycho descomunal y salvaje (en algunos momentos, todo sea dicho) con la efervescencia del Rock aflorando por todos y cada uno de los poros del vinilo.
Música para disfrutar de lo que se creaba en una época absolutamente libre y sin límites, cuando lo que podía salir de la mente sí que encontraba un lugar en el universo de las grabaciones, si se podían grabar, y no se permitían segundas intenciones ni popes mal pensantes que dirigieran el cómo y el por qué de las ideas.
Poderosa sección rítmica que permite asentarse al resto del conjunto, comenzando (el resto, porque lo primero de todo es esa sección rítmica comentada) con la voz esforzándose por llegar de igual manera en los temas que caen como una losa y los que te mecen con la melodía suave y clásica de la Psycho más envolvente; las guitarras se reparten riff y solos por igual, en algunos momentos llevan el peso de lo que es una variante de la carga de la brigada ligera y en otros, descarados toques de un Rock potente que se acerca en lo que la época daba ya a conocer, especialmente por esos lares (los U.S.A.)
Un disco que demuestra que el grupo sabía lo que quería, que marca la línea y el estilo del mismo, siguiendo unos pasos fantásticos tras su presentación, y que nos deja otra muestra más de lo que era la Música, hablando en grado superlativo, de una época irrepetible, y que fue el principio de demasiadas cosas y al mismo tiempo el cenit que nunca más volvió a repetirse.

SIDE ONE:  No way;  Death of a virgin;  Driver;  Everyone;  Back to the river
SIDE TWO:  Money tree;  Ba-dup;  New York City woman;  In the morning;  Smile



De Vinilos y Otras Glorias MMCCI

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Jeff Liberman (Jeffery Liberman) 1975


Me encantan los tipos que son (literalmente ¡¡rediez!!) libres mentalmente para hacer lo que les sale del alma, o al menos lo que puede salirles y plasmarlo. 
En Música no sólo es una excepción, es que lo tengo como norma, y si además detrás de todo eso hay calidad, ¡¡para qué vamos a pedir más!!
Jeff Liberman creó tres discos en solitario, ni sé ni me importa porqué se quedó ahí, pero lo que le salió del alma lo hizo pero que muy bien. Guitarra sangrante, ácida, de las que se te agarran al cuello y aprietan las cuerdas para ahogarte, provocándote esa dulce muerte emocional que la Música hecha con las entrañas provoca, y que nunca está de más, porque a mí me parece una maravillosa sensación de evasión.
El disco que nos acompaña es uno de esos tres pedazos de gloria que se empeñó en hacer, con su guitarra, su voz y algo más que ponía para que todo quedara mejor (aunque la verdad, podría habérselo ahorrado porque hubiera quedado igual de bien con las seis cuerdas y el dolor desasosegado que provocan)
Una pieza de esas que te gustan encontrarte, de las que nunca reniegas porque son pura magia, Música hecha sin ninguna pretensión pero que por eso mismo se eleva por encima de lo establecido, escapando de los estereotipos y dejando huella en los sentidos. Hay ocasiones en las que esperas que te haga sufrir y se convierte en una delicada hemorragia de satisfacción, en otras la misma guitarra se encarga de enviarte al paraíso a base de lamentos, dolor y fuego, y ¡¡cómo no!! cuando lo requiere el caso, se te aferra a la piel para demolerte con esos instantes lacerantes que sólo el Acid Rock bien hecho puede provocar.
Un disco creado para emocionar sin avisarlo, para dejarte sorprender llevándote hasta el límite, cuando la Música te indica el camino más allá de lo habitual y te llena de emociones ("Phenaphen No 3" es una brutalidad empaquetada en seda y llena de agudo éxtasis) sin pretender que nada sea lo que parece.
Jeff Liberman voz, guitarras, sintetizadores, instrumentos electrónicos. Phil bajo. Tom batería.

Side I:  Dreamin' sailor;  Evanescent;  Catherine;  Phenaphen No 3
Side II:  Boogie Blues;  Safari;  Tasty vertex;  All that jazz;  Women's needs are seldom met-so meet them at the why?

domingo, 10 de noviembre de 2019

Tom


Southside Johnny And The Asbury Jukes (Bilbao Sala BBK 12.10.2019)


En esto de la Música hay mucho payaso, mucho profesional, enormes músicos, genios... y por supuesto hay cabida para todos y por desgracia para los otros.
Pasando por alto que algunos tipos que se llaman críticos van a ver los conciertos porque les sale gratis (incluida la bebida) y como decía mi querido Eduardo justo en lo mejor se meten en el baño, lo que siempre me ha interesado las pocas veces que voy a un directo es lo que hay en el escenario, el resto ya viene dado.

Southside Johnny nunca será uno de esos genios que se encuentran en el Olimpo del Rock, ni será recordado como el que dentro del estilo hizo lo que nunca nadie habrá hecho, pero es de esos profesionales que siguen creyendo en su pasión, su profesión y su alma.
El Rock 'N' Roll vive de tipos como este, músicos que hacen creer en lo que entregan, que hacen sentirte bien porque la Música es una parte de la Magia que mueve este mundo, y que cuando suben al escenario, estén mejor o peor, nunca se esconden y dan lo que tienen.
Sólo con eso merece la pena creer en la Música y en los que hacen disfrutar con ello, pero además un rockero impenitente como Southside Johnny y su banda de toda la vida, The Asbury Jukes, te hacen creer que eres parte de todo lo que el Rock tiene de bueno, y eso es simplemente maravilloso.

He de confesar que quería ir al concierto por nostalgia, para escuchar en directo a un tipo que me ha hecho pasar muchas tardes de diversión con amigos y conocidos, porque no sabía qué podía encontrarme a estas alturas de la película.
Por lo pronto me encontré ocho profesionales que se divierten en el escenario y lo transmiten, y la verdad es que las dos horas del directo merecieron la pena.

No comenzó bien el de New Jersey con la voz (su arma más poderosa y con la que hace que todo se convierta en Rock) apagado y sin apenas fuerza; no comenzó bien porque los años no perdonan y esto ya es mucho deambular por el mundo, pero para eso tiene mil recursos y la categoría de un gran músico.

Visto el panorama, uno de sus chicos salió al rescate, el pianista Jeff Kazee, y los primeros tres temas los hicieron a dúo, aunque realmente cantaba más él que el propio Southside. Fue un calentar motores y ponerse al día, porque a partir de ahí la voz de perdedor de las calles con tono de eterna súplica ya sí traspasaba el micro para llegar hasta los sentidos.

Un concierto de puro Rock 'N' Roll, con los temas de siempre y algunos más que obviamente añade según el paso de los años, con una máquina perfectamente engrasada como es la banda y un tipo que domina el escenario (tiempo, espacio físico y momentos musicales) como pocos.
Ya no está para vacilar al público como antaño, ni para reírse de su sombra por sus propias ocurrencias, pero sí para manejar un grupo de músicos que le siguen hasta donde él quiera llevarles.

La formación clásica del Rock, guitarra, bajo, batería y teclados junto a algo indisoluble en la Música de Southside Johnny, la sección de viento con el saxo, la trompeta y el trombón, todos apiñados en el escenario sabiendo su lugar, su papel y la parte en la que todo debe sonar como un bloque.
Con una banda así de solvente, el vocalista puede estar cómodo, y de hecho lo estuvo salvo esos primeros momentos; mucha importancia al saxo, que en varios temas se marcó solos de puro estilo, y aunque la guitarra de Glenn Alexander estuvo genial, creo que debería haber tenido más protagonismo, porque ese instrumento y el Rock son uno.

El concierto fue pasando entre temas conocidos, otros menos y alguna que otra pausa de Southside Johnny perdido entre bastidores (detrás de la sección de viento o de la batería) porque la edad no perdona y su energía no es la que era, que fue lo que hizo que en algunas ocasiones la velocidad bajara y la intensidad con ella, pero cuando se recuperaba volvíamos a sentir esa andanada que el Rock provoca. Por supuesto Rock, algo de Soul, Blues traducido al estilo y más Rock.

Al menos tres temas de su amigo y colega Springsteen entre los que se encontraba la maravillosa y sensual "The Fever", a la que el amigo le da un toque único, personal e intransferible, otros cuatro de la otra pieza del trío de Jersey, Steven Van Zandt, que Johnny los ejecuta como nadie y que hace suyos década tras década, varios de cosecha propia y el homenaje de siempre a una leyenda (este sí que lo es) de la Música en general, el único y enorme Sam Cooke.

De no haber sido por un (cualquier calificativo se me antoja corto) que se convirtió en el músico número 9 sin serlo, y que se excedió en sus funciones de utillero unas 1.527 veces saliendo y entrando en el escenario, tocando cables sin ton ni son, colocando instrumentos SIN músicos y desvariando a la hora de hacer fotos, el concierto visualmente hubiera estado muy bien, porque los músicos estaban a eso, a hacer Música, pero ese tipo del que afortunadamente no sé el nombre ni me importa y que se creía el número 9 la cagó y me provocó varios momentos de cierre de ojos para poder sentir la Música sin "sentirle" a él (por cierto, el colega cerró los bises llevándose a Southside Johnny con una toalla fuera del escenario... brutal en lo negativo y demencial al mismo tiempo)

Un concierto sincero, legal, auténtico, sin buscar nada más allá de la Música, sin entrar en nada que no fueran los músicos y lo que sienten, con momentos un poco menos intensos pero en general más que divertido, porque al final la Música, el Rock, es hacer que tu alma se sienta a gusto, y Southside Johnny And The Asbury Jukes consiguen eso, y pasados los setenta hay que valorar lo que eso significa.
Southside Johnny no se arrastra por el fango, ofrece Música y la entrega, no como antaño porque los años y la carretera no perdonan, pero al menos eres capaz de sentir lo que este viejo rockero y los músicos que creen en él sienten, y eso hoy en día, pasados los setenta y muchos llegando a los sesenta, es un lujo.

Southside Johnny voz, armónica, alma. Glenn Alexander guitarra. Chris Anderson trompeta. John Conte bajo. John Isley saxo. Jeff Kazee piano y voces. Neal Pawley trombón. Tom Seguso batería.








domingo, 3 de noviembre de 2019

Antes del amanecer - Come Here


Lo Más Improbable


Me sigue pareciendo curioso, no sé si porque ya creo que las cosas van y vienen como les da la gana, o bien porque por mucho que uno se empeñe al final le van a venir por todos lados, que (digámoslo así) el destino se presente ante uno porque sí, porque quiere y sin pedir permiso para aparecer.

En el último viaje que hemos hecho, a la que fue (y de hecho guarda muchos atributos para seguir siéndolo) capital de un imperio inmenso, Viena, no tenía pensado dedicar tiempo a buscar tiendas de vinilos, simplemente porque sabía que entre paseos, museos, paradas para degustar una buena cerveza y más paseos, el tiempo me sería esquivo en lo de dedicarle unas horas al noble arte de buscar piezas para mi colección.

De hecho no había buscado posibles lugares para ir, aunque César sí que sabía de uno de ellos que, sin página web ni gaitas, aparecía en algún que otro blog.

Lo del destino y demás historias es para escribirlo, porque el penúltimo día de estancia en la ciudad, y ya sin el recuerdo de la posible visita a la tienda, paseando por una de las calles que nos llevarían a otro lugar para visitar, nos dimos de cara con "Teuchtler Schallplattenhandlung Und Antiquariat" que es el nombre de una tienda de discos tan especial como encantadora.
Ya que estábamos, no íbamos a pasar de largo, de modo que sabiendo que el tiempo lo tenía limitado, entramos y comencé a disfrutar nada más traspasar el umbral.

Ante mis ojos se presentaban miles y miles de discos, que en un principio esperaba que estuvieran ordenados de una manera coherente (algo que en muchas tiendas no pasa y te lleva un tiempo enorme averiguarlo) y no como el caos que a simple vista me daba a entender.
En forma de L, la tienda se alargaba a través de dos pasillos, y de uno de ellos salían dos habitaciones que servían una de ellas como sala de audición y otra como apartado exclusivo de la Música Clásica (algo de lo más lógico encontrándonos en Viena)

Lo más llamativo no era la inmensa cantidad de discos que había (ordenados por orden alfabético algunos de ellos y según estilos otros) que se superponían en ocasiones en las distintas estanterías, con baldas correderas sobre algunos para poder ocupar más espacio (en estas secciones correderas había sobre todo CD) sino el personal de la tienda, que hacía entender un poco ese caos aparente.

Tres chavales jóvenes, que buscaban, te indicaban o sugerían entre la supuesta organización de los vinilos y dos señoras de edad avanzada (una de ellas podría muy bien haber visto en directo como groupie a The Beatles en sus años de inicio) que parecían frikis salidas de una aventura contada en forma de Música por Frank Zappa.

Elegí al azar varias letras del abecedario para comenzar, dando por hecho que la tienda no podía verla entera, y comenzó a aflorar la magia de estas ocasiones.
Casi ocultos a la vista de la lógica, comenzaron a aparecer vinilos que ya daba por perdidos, y aunque el estado de las carátulas dejaba bastante que desear (en muchos de ellos) los vinilos se encontraban impecables, algo que chocaba contra la lógica. 
Seguí a lo mío mientras que las dos frikis comentaban aspectos extraterrestres con clientes, mi Amor y César y Carmen, que se habían animado a buscar algunas piezas de negro vinilo, y en ese momentun extraño en el cual todo parece confluir, la señora de menor edad, pero con mucha edad en el DNI, se marcó el detalle de regalar un disco cada cierto tiempo, según los que comprábamos, y rebajar el precio de los que llegaban a sus manos.
De manera natural, como si todo lo que ocurría fluyera en la dirección de la Música escondida en el intelecto, me fueron viniendo títulos y autores, busqué los que pude por el límite de tiempo y a medida que los dejaba en el mostrador su precio era rebajado de manera constante por la señora, algo que me hacía levitar por lo increíble del asunto.

Dos de los tres jóvenes seguían andando entre los pasillos, buscando, sacando discos, y el tercero se encargaba del ordenador (todo un logro en un lugar como este) mientras que las frikis ajustaban precios, regalaban discos según las compras y comentaban con la concurrencia la película "Antes del amanecer" donde sale una escena en la cual los protagonistas van a la tienda de discos y escuchan uno de ellos en la sala de audición (la verdad es que para ser de 1995 la tienda está prácticamente igual)

Tras una hora de visita, algunos discos comprados, dos piezas de coleccionista encontradas y una experiencia extrasensorial en forma de dos frikis encantadoras, abandonamos la tienda con la sensación de que la Magia que envuelve muchos de esos momentos que la Música ofrece sigue viva, y que dure...



viernes, 1 de noviembre de 2019

Poster


Cyprus Avenue


Poster


De Vinilos y Otras Glorias MMCC

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Barney Bentall And The Legendary Hearts (Barney Bentall And The Legendary Hearts) 1988


Hay veces que lo ponen fácil para los que tenemos que decir aquello de que el estilo es... (aunque nunca lo digo así porque me parece una estupidez, pero se intuye) porque lo que no esconde nada, pero nada de nada este disco de Barney Bentall y su grupo es que se trata de Rock en estado puro, un estilo tan clásico como lo que ofrece, en clave de Música hecha para agradar, emocionar y disfrutarse, divertirse (quien lo desee, porque hay gente muy siesa) y seguir creyendo que esto no es más que lo que se escucha y nada menos que lo que te llega al alma.
Evidentemente no es la joya de la corona, ni la elegía de aquello que faltaba por descubrir, pero en cada uno de sus surcos el disco desprende esa honestidad que muchas veces se echa en falta, entrega lo que el autor y el grupo tenían, fuese mucho, menos o regular, y a partir de aquí se acepta o simplemente se deja.
Me resulta curioso recordar a estas alturas de la película cómo llegó a mis manos el disco, desde un coleccionista que necesitaba dejar de serlo y al que le daba demasiada angustia no desprenderse de todo lo que tenía porque le quemaba el tiempo en las manos, y será por eso y por supuesto por la Música que lleva dentro, que le tengo un cariño especial.
Al margen de las emociones ajenas al vinilo, algunos temas me sirven para volver a momentos intensos, como el que abre el disco, "Something To Live For", duro y directo al entrecejo, o esas preciosidades tituladas "She's My Inspiration" y "I Want Her" que son una historia de amor con el Rock como excusa y un viaje por el tiempo.
Aquello que nos lleva puede (en mi caso suele ser así) estar oculto donde no te lo esperas, y en el caso de la Música muchas cosas creadas de pequeños detalles se unen para crear algo que suele meterse en tus entrañas. Los pedazos de lo que nunca son (como los que contienen este disco) unidos con otras miles de cosas me provocan las emociones que me llevan más de una vez a tararear los temas, las melodías, sin ser esos iconos de los que nunca podré desvincularme.

A:  Something To Live For;  The house of love;  Jerry Roll;  Something To Live For;  Black clouds
B:  Come back to me;  I Want Her;  Pale blue eyes;  Carry on;  Somewhere there's an angel

De Vinilos y Otras Glorias MMCXCIX

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Blue Rodeo (Casino) 1990


Conste que soy consciente de que puedo estar disturbando y mucho (en lo que se puede hacer desde un lugar donde se suelen pasar cuatro y el tambor, claro está) a los popes que creen que cierta Música es la única que merece la pena (que no les quito razón en la parte que es, pero no en la que se limita demasiado el arco) pero creo que por las necesidades propias de una cierta época, tuve acceso a grupos y artistas que querían vaciar sus ideas más allá de las mierda que se manejaba y que no dejaba de estar demasiado mediatizada.
Blue Rodeo es un grupo que creo que en eso es, al menos y nada menos, muy honesto, porque se atrevió con cosas que no deberían ser y que sin embargo eran parte de la esencia del Rock.
Eso sí, para mí, el grupo canadiense destila un Rock clásico realizado desde las enseñanzas de todo lo vivido, de ahí a considerarse, como hacen en algunos foros, Country Rock creo que no va con la idea que tengo del estilo en cuestión.
"Casino" es un disco que sirvió de puente entre lo que el grupo era y lo que fue, un trabajo (el tercero de su discografía) que supera de largo a los dos antecesores en su forma conceptual y por la calidad de las composiciones, y que da el aviso (de hecho en algunas ediciones se encuentran algunos temas más que en el original que salieron en discos posteriores) para lo que vendría posteriormente, autenticas barbaridades.
En conjunto el disco no tiene altibajos, y eso ya es un logro, manteniendo una línea más que aceptable dentro de la calidad; quizás en ocasiones se le puede achacar que la fuerza de su Música se difumina demasiado, con los instrumentos a la expectativa de romper de manera definitiva entre melodías y situaciones de suaves ritmos, pero al menos en los temas más pausados, en los cuales todo se detiene, esta pausa tiene todo el sentido.
Un disco que se disfruta sin esfuerzo, que entra de maravilla y que en esa linealidad (dentro de la calidad, por supuesto) encuentra su mayor virtud, porque no ofrece más de lo que se espera, pero no baja de ahí.

SIDE ONE:  Til I am myself again;  What am I doing here;  5 A.M. (A love song);  Montreal;  Last laugh
SIDE TWO:  Trust yourself;  Two tongues;  Time;  After the rain;  You're everywhere

De Vinilos y Otras Glorias MMCXCVIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Big Country (Steeltown) 1984


Hablando, ya que estamos en ello, de las excepciones (que las hobo afortunadamente) que en los ochenta hacían una Música de calidad y querían seguir los senderos de lo que había sido el Rock en sus décadas gloriosas, Big Country nació de esas cenizas que dejaban poco para las llamas maravillosamente emocionales del estilo, y al menos su propuesta y toda su primera época se movió queriendo buscar eso.
Su segundo trabajo, "Steeltown", es una continuación a su gloriosa presentación en el mundo de los sonidos, y aunque no pudieron escapar (como todo lo que se movía entre las manos de ciertos iluminados) a ese sonido que parecía buscar algo del más allá cuando la producción se lo proponía, sabiendo que lo que se tenía más acá era lo mejor y más simple, sus temas son composiciones que surgen de todas las enseñanzas que habían mamado en su tierra, y eso al final se nota.
La propuesta de dos guitarras, bajo y batería como base y empuje de todos los temas (aún eran demasiado virginales para ciertos manejos de instrumentos ajenos a los cuatro miembros del grupo que no fueran las mandolinas o el sitar) junto a la voz embaucadora de Stuart Adamson, siguen siendo una fórmula infalible para estos escoceses que destilaban energía y la esencia del Rock en todo lo que hacían.
La poderosa sección rítmica, de las que parece que no están y sin embargo permiten que todo lo demás funcione, hacen que las dos guitarras, en los riff tan propios del grupo o los punteos que se aventuran a doblarse en las guitarras o a ejercer de ideológico canto social a una de ellas mientras la otra le apoya sin descanso con los ritmos, se alcen poderosas y desplieguen el poder del Rock concebido como un dulce encantamiento desde la poderosa concepción de su Música.
Un disco para disfrutar del poder del estilo en una época donde ese poder se iba difuminando poco a poco, y para entender los nuevos sonidos que dentro de la calidad aparecían en el mundo del Rock, parte de nuestra alma.
Stuart Adamson guitarra, voz, piano. Mark Brzezicki batería y voces. Tony Butler bajo y voces. Bruce Watson guitarra, mandolina, sitar y voces.

SIDE ONE:  Flame of the west;  East of eden;  Steeltown;  Where the rose Is sown;  Come back to me
SIDE TWO:  Tall ships go;  Girl with grey eyes;  Rain dance;  The great divide;  Just a shadow



De Vinilos y Otras Glorias MMCXCVII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Dubrovniks (Medicine Wheel) 1994


El canto del cisne de Dubrovniks no sería su disco más aclamado, que para eso estaba su antecesor que les hizo dar un salto de calidad y cantidad (en el reconocimiento musical de fans y crítica) pero en lo que a mí respecta fue una despedida a lo grande y con lo mejor de lo mejor en cuanto a creatividad.
Y es que este "Medicine Wheel" aúna la fuerza que el grupo australiano llevaba intrínseca en sus composiciones, un sello de identidad de siempre todo sea dicho, con una delicadeza compositiva que no habían conseguido hasta la fecha.
El atrevimiento con temas de una duración que superaba el minutaje propio del grupo, más allá de lo que era mantener un ritmo que te llevaba hasta donde ellos querían, mezclado con momentos de mayor intensidad por el intimismo de las canciones, donde esos mismos ritmos eran parte de la emoción que desvelaban queriendo llegar hasta lo más profundo, les hace ser diferentes dentro de su propia forma de entender el Rock, buscando unos caminos que nunca antes habían recorrido.
Es de reseñar las perfectas partes orquestales, donde los violines, las violas y el momento de delicado éxtasis con los instrumentos menos comunes a la propia esencia de ese desgarro que se les supone, se mezclan de manera magistral con el propio grupo haciendo lo que mejor saben, arrancar de cuajo momentos intensos y nada sutiles.
Un encuentro con lo que no debería ser y sin embargo deviene en un temazo increíble es "Never Get That Far", tremendo en lo que propone, maravilloso en aquello que hace que sea; unido a instantes de magia como "Holy Town", "Wild Wild Love"... hacen del disco un momento que el grupo ya no repitió más, y que merece la pena degustar para no olvidar que ya se buscaban las salidas a lo que había sido un encasillamiento demasiado peligroso en el mundo del Rock.
Disfruta de los últimos momentos de un grupo que siempre, como todo lo que venía de las antípodas, supo sacar algo distinto al resto del universo (visto del derecho o del revés, según se mire)
Glen Armstrong guitarra. James Baker batería. Peter Simson guitarra, voz y órgano. Boris Sujdovic bajo y voz.

Side A:  Pass on by;  Hernandoe's hideaway;  Never Get That Far;  Holy Town;  Under your skin
Side B:  Hold on to your dreams;  Can't come back;  Out of bed;  Next train;  Working my way;  Wild Wild Love;  I don't owe you