domingo, 13 de junio de 2021

Johnny Cash

 


Tulsa Queen

 


The Carter Family

 


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXCVI

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Emmylou Harris (Quarter Moon In A Ten Cent Town) 1978




El quinto álbum de Emmylou Harris sigue asentándola aún más como una de las estrellas indiscutibles del Country Rock, aunque los americanos preferían encuadrarla exclusivamente en la categoría del Country.

Para gustos los colores, pero lo único cierto es que en esta época, llegando al final de la década de los setenta, Harris era una de las artistas más conocidas del género, y sus álbumes de los más cotizados. En este "Quarter Moon In A Ten Cent Town" se acredita por primera vez a los músicos que la acompañan como The Hot Band, y se estabiliza en las giras y las grabaciones un puñado de músicos que entienden perfectamente la Música de la artista y transforman de manera perfecta los temas que se graban para el disco.

La voz cálida, suave, melancólica cuando es el caso y enérgica de Emmylou continúa siendo la guía, y en este disco particularmente los comienzos de las canciones son como el inicio de un recitado que da paso posteriormente a todo lo que conlleva cada tema. Un envoltorio perfecto con una Música preciosa, el Country Rock enardece en las composiciones que marcan más las guitarras eléctricas y la sección rítmica al galope, y del mismo modo el Country más clásico aparece con la suavidad que le otorga la pedal steel, mandolina... un perfecto puzle donde todo encaja.

A estas alturas de la película la carrera de Emmylou Harris era sólida y sin altibajos, y discos como el que nos acompaña una clase magistral de estilo, donde todo lo que se enseña es el camino que va desde las raíces de muchas décadas atrás a lo que se estaba configurando para hacer del Country Rock una Música que formaba ya parte del espectro musical a nivel mundial. Las giras del disco traspasaron fronteras y todo lo relacionado con el estilo, gracias a músicos como estos, llegaban a cualquier lugar.

Para seguir sintiendo una manera de creer a través de la Música, "Quarter Moon In A Ten Cent Town" es la fotografía perfecta de lo que decimos.

Emmylou Harris voz y guitarra. Glen D. Hardin piano. Emory Gordy bajo. Albert Lee guitarra. John Ware batería. Hank De Vito pedal steel. Rodney Crowell guitarra acústica.


Side One:  Easy from now on;  Two more bottles of wine;  To Daddy;  My songbird;  Leaving Louisiana in the broad daylight

Side Two:  Defying gravity;  Lain't living long like this;  One paper kid;  Green rolling hills;  Burn that candle




De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXCV

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Emmylou Harris (Luxury Liner) 1977




Tras un año de giras y presentaciones de su "Elite Hotel", el cuarto disco de la artista americana vio la luz (aunque es cierto que fue grabado en diciembre del 76) en el año 1977, y lo único que consiguió fue asentarla aún más como una de las más importantes intérpretes del estilo y pieza fundamental en ese recorrido que hacía que de manera imparable el Country Rock fuera conquistando fronteras más allá de los USA.

Con una producción exquisita y muy cuidada, el sonido llega de una manera nítida, maravillosamente claro y descomponiendo algunas de las leyendas urbanas sobre el estilo, porque sin dejar esos sonidos que son parte indisoluble del mismo, con la steel, el banjo, la mandolina... no se le puede negar los claros y evidentes ribetes del Rock, que otorga a este "Luxury Liner" una parte mucho más elaborada y compleja que lo anteriormente creado por Harris.

La voz sigue siendo el motivo y la situación, marcando en cada tema el camino que se ha de seguir. A partir de aquí la banda, con músicos habituales de la artista sobre todo en las grabaciones de estudio, cumple su trabajo a la perfección y consigue de nuevo que todo el sentido de las creaciones se transformen en entes reales que te envuelven y te hacen embriagar.

Un disco maravilloso, de un nivel muy alto en el estilo, en el cual Emmylou Harris deja muy claro (si es que no lo había hecho ya) la calidad como intérprete, su salto a todo lo que fuera ir hacia adelante sin olvidar las raíces propias del Country, y sobre todo la capacidad para avanzar en unos tiempos en los cuales precisamente por esa expansión del Country Rock a nivel mundial, se pedían otras cosas además de lo que ya se conocía.

Disfruta de nuevo (si lo deseas, ¡¡faltaría más!!) con un soplo de aire fresco de la mano de una artista mágica.

Emmylou Harris voz y guitarra. Alber Lee guitarra. Hank De Vito pedal steel. Emory Gordy bajo. John Ware batería. Glen D. Hardin piano. Ricky Skaggs violín y mandolina.


Side One:  Luxury Liner;  Poncho & Lefty;  Making believe;  You're supposed to be feeling good;  I'll be your San Antone rose

Side Two:  (You never can tell) C'est la vie;  When I stop dreaming;  Hello stranger;  She;  Tulsa Queen


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXCIV

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Emmylou Harris (Elite Hotel) 1975




Vamos a dedicar algunas entradas a la primera musa de la que me enamoré (musicalmente hablando y en un estilo concreto, obviamente) y que por unas u otras razones no ha tenido apenas presencia en este espacio.

Emmylou Harris, a su manera y por múltiples razones, fue una innovadora en el Country Rock; ni inventó el estilo ni lo hizo distinto a lo que era, pero gracias a saber aprender, tener cerca a algunos de los más grandes creadores de todo lo que supuso dar ese paso adelante del Country al Rock, se convirtió por derecho propio y por su capacidad creativa e interpretativa en una de las artistas más representativas, y eso en un estilo como este aferrado a muchas cosas no era fácil.

"Elite Hotel" es su tercer trabajo, aunque realmente y en importancia se debería contar como su segundo disco, porque el primero allá por el 1969 apenas tuvo repercusión y provocó un salto temporal de seis años antes de volver a grabar. Un disco que continúa la línea de su vuelta intensa a la Música grabada, con unos temas muy bien estructurados y que se apoyan a la hora de interpretarlos en una banda que funciona como un reloj de precisión; una banda que le da a la artista esa seguridad para saber que los temas son trasladados de la manera que ella quería, y a partir de aquí la voz dulce, melodiosa, como de un ángel de Emmylou hace el resto.

Un disco que perpetúa el carácter de estrella Country de Harris, y que a partir de aquí junto con su antecesor le da ese espacio para expandirse en el estilo, más allá de lo que en la época figuraba como Country Rock en los distintos estamentos musicales.

Comenzamos la aventura con una artista realmente única, que ha sobrevivido a décadas de cambios sabiendo ella misma cambiar y manteniendo la calidad en su carrera. Disfruta del Country Rock hecho con las entrañas a partir de esa maravillosa voz y todo lo que la envuelve.

Emmylou Harris voz, guitarra. Hank De Vito pedal steel. James Burton guitarra. Emory Gordy bajo. John Ware batería. Glen D. Hardin piano.


Side One:  Amarillo;  Together again;  Feelin' single-Seein? double;  Sin City;  One of these days;  Till I Gain control again

Side Two:  Here, there and everywhere;  Ooh Las Vegas;  Sweet dreams;  Jambalaya;  Satan's jewel crow;  Wheels


sábado, 12 de junio de 2021

Música



De la mano de la nada llegué donde no había nadie. Busqué en los confines de la tierra de los sueños y todo se tornó en pesadillas. Hice ver que los dioses me llevaban y la negra noche cayó sobre mi alma. 

Pero al entonar una melodía la luz comenzó a dibujar eternas muestras de lo que puede ser la inmensidad del hombre, y de nuevo conseguí llegar a lo más alto, cuando la Música, mi eterna compañera, llenó el silencio.

Grace Porter

 


Música



Estuve en un lugar llamado infierno, adoré a los dioses de lo desconocido, nunca tuve miedo de perderme porque ya estaba olvidado, y sin embargo los que me dieron por muerto cerraron sus ojos al verme nacer de nuevo de la mano de mi alma, la Música, mi esencia, mi vida.

De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXCIII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Pat Travers (Putting It Straight) 1977



La verdad es que la presentación del disco no tiene desperdicio. Una declaración de intenciones del músico rebelde que quiere saltarse todas las normas establecidas, aunque realmente la realidad convertida en Música era otra cosa.

"Putting It Straight" es un disco de Rock al uso, bueno para la fecha de su edición, y parte de la idea del Rock como instrumento de lo que debería ser, pero visto lo visto y la historia de la sociedad y el mundo, es una pieza más de lo que debió ser y no dejaron que fuera.

La entrada es un trallazo tremendo, lo que sigue una barbaridad para ponerte las pilas, porque Pat Travers debía ver lo que venía en otros mundos relacionados con la Música y simplemente deja claro que para él el Rock es lo que le llevaba en el alma, pero esa intención de llegar más allá que nadie se queda en la manera personal y directa (que no es poco por cierto) de entender un Rock clásico que destila momentos apasionantes de Hard e intentos de salirse de los cánones establecidos pero que no logra romper las cadenas.

El Punk y lo salvaje llamaban a las puertas, y Travers siempre ha sido un purista, por eso en lo que hace del Rock más intenso pero sin salirse de la idea de la Música que lo parió lo borda, pero cuando tensa la cuerda para ir un poco más allá se nota que deja en el camino algo de esa fuerza en favor de otra cosa que no era él.

Aún así, cuando escuchas lo que viene sin buscar nada que no tenga que ver con la Música que Pat Travers hacía, todo suena bien, no es ni de lejos su mejor disco pero no destaca nada en negativo, y en lo que se refiere a la manera de componer, temazos como "Dedication" vuelven al músico de carácter e intensidad que era en los comienzos de su carrera.

Para escuchar a un clásico y disfrutar del Rock, que no es poco.


Temas:  Life in London;  Gettin' Betta;  Runnin' from the future;  It Ain't What It Seems;  Off beat ride;  Lovin' you;  Dedication;  Speakeasy




De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXCII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Rick Derringer (Face To Face) 1980




Desde luego no se le puede negar la capacidad como guitarrista, ni el haber intentado ser uno de los más grandes en su manera de entender el Rock a través de las seis cuerdas, pero creo sinceramente (y me encanta Rick Derringer, vaya por delante) que los altibajos en su carrera siempre han sido un lastre para su obra y su trayectoria musical.

En eso creo que "Face To Face" es un ejemplo claro y diáfano de lo que indico, porque la verdad es que el disco deja (o me deja) un sabor agridulce por lo que es y lo que hubiera podido ser. En lo menos bueno (porque la verdad es que malo no hay nada) se te queda ese regusto de querer más, mucho más porque este tipo, comenzando los ochenta ya no tenía mucho que demostrar, y se podía ir muy arriba. Lo tremendo del asunto y del disco que nos visita es que lo bueno, lo que se sale de clase y gusto, es brutal, y las andanadas de Rock que se permite en algunos temas (especialmente los que están grabados en directo y alguna que otra pieza de museo) son de un nivel enorme, y nos vuelve a traer al Derringer que cuando era un chaval prometía todo y mucho más.

Aún así, con estos altibajos y lo que es la esencia de la Música que ofrece, este "Face To Face" merece la pena y mucho, porque en momentos de éxtasis la guitarra y lo que viene detrás te pueden poner en órbita, y la verdad es que la banda funciona como un reloj de precisión, a pesar de esos teclados que yo dejaría en tono más bajo, porque todo está en su sitio y como debe ser.

Cuando el Rock te lacera la piel con trallazos como "Burn The Midnight Oil" que es para curarte las heridas después de escucharlo, o te sientes pateado por burradas como "Jump, Jump, Jump" o "My My, Hey Hey (Out Of The Blue)" la verdad es que todo cobra sentido y la Música se siente de una manera muy especial, y en eso el disco no tiene ni un pero, porque es Derringer en estado puro.

Para los que creen que aún es posible, discos como estos nos acercan a la pureza de lo que se siente al escuchar Música.

Rick Derringer guitarra y voz. Donnie Kisselbach bajo y voces. Jimmy Wilcox batería y voces. Benjy King teclados y voces.


A:  Runaway;  You'll get yours;  Big city loneliness;  Burn The Midnight Oil

B:  Let the music play;  Jump, Jump, Jump;  I want a lover;  My My, Hey Hey (Out Of The Blue)

De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXCI

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Robin Trower (For Earth Below) 1975




Uno de esos guitarristas maravillosos, geniales y genuinos, nos visita de nuevo para deleitarnos con su clase y su particular manera de entender el Rock.

No creo que se le pueda encasillar en un estilo, porque lo que hace Robin Trower es Música superlativa envuelta en la capacidad como instrumentista que le hace ser un guitarrista excepcional, al margen y además de lo que hace.

Su tercer trabajo, este "For Earth Below", es otra demostración de Música en clave de... la verdad es que da igual, porque el Power Trío clásico que es su forma de entender el grupo se desmarca con un poderoso Rock que atraviesa las entrañas, pasándose por las mismas entrañas demostraciones claras de un Prog. destilado y de altísimo nivel (marca de la casa y de los orígenes del genio) y todo ello servido en formato de Música exuberante y visceral, que lleva de la mano con su capacidad inmensa para que las seis cuerdas transformen en gloria lo que las manos de este inmenso músico quieran hacer.

Un disco tremendo, que no es sino la continuación de toda la primera época en solitario donde dejó el sello de su estilo, cuando hacía la Música que quería al margen de todo lo que le pudiera atar, porque en eso Robin Trower es modélico, nunca ha sido de masas ni de ventas millonarias, pero sus seguidores (entre los que me encuentro) han valorado esa particular manera de entender lo que creaba, su personal estilo con la guitarra y la puesta en escena en el vinilo, una verdadera gozada.

Disfrutar de estos genios que pasan más inadvertidos que otra cosa me parece realmente fascinante y "For Earth Below" es otra de esas demostraciones de lo que se puede hacer con talento, creatividad y por supuesto la capacidad inmensa para que la Música fluya por encima de cualquier otra cosa.

Disfruta (si te atreves y lo deseas después del atrevimiento) de un músico muy especial y su obra.

Bill Lordan batería. James Dewar bajo y voz. Robin Trower guitarra.


Side One:  Shame the devil;  It's only money;  Confessin' midnight;  Fine day

Side Two:  Alethea;  A tale untold;  Gonna be more suspicious;  For Earth Below

sábado, 5 de junio de 2021

Yamamoto Takato XX


 

Freebird

 



Hasta que nos lo quiten ¡¡¡Disfrutemos de la belleza!!!

Yamamoto Takato XIX

 


De Vinilos y Otras Glorias MMCCCXC

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


New Riders Of The Purple Sage (Gypsy Cowboy) 1972




Demoledora la contraportada con la imagen de estos Gypsys Cowboys haciendo de bandidos, vaqueros o vaya usted a saber.

La verdad es que el tercer trabajo de New Riders Of The Purple Sage es, como todos los de sus primeros años, un monumento al Country Rock, aunque en este caso se nota y mucho la época de lanzamiento, porque el sonido Country y la manera de componer hacia ese sentido están por encima del resto. No faltan los primeros escarceos con el Rock que sería más impactante a medida que avanzaran los años, y sobre todo momentos de guitarras incendiarias dando pie a lo que el estilo iba evolucionando (la burrada en clave de guitarra asesina que es "Death And Destruction" no tiene nada que envidiar en sus 8'41'' a cualquier tema en los que las seis cuerdas se te agarran al cuello y te arañan hasta reventar)

Por supuesto este "Gypsy Cowboy" va sobrado en lo que a los conjuntos corales se refiere; una exhibición tras otra en temas donde las gargantas son una pieza fundamental para introducir en ese Country Rock de estilo, con las bases clásicas y los sonidos en forma de mandolinas, dobro, pedal steel y esas voces que juegan con los tempos y hacen de las estrofas pedazos de musicalidad que embellecen todo el conjunto.

Una banda que en mi opinión siempre ha sido infravalorada en favor de otras que sin quitar la calidad que atesoraban, quizás no llegaban en calidad compositiva y momentos instrumentales a ellos, y que en discos como este demuestran cómo fueron naciendo los mimbres (al margen de los pioneros intocables y genios del estilo) de una Música que supo romper muchas cadenas para avanzar con los tiempos.

"Gypsy Cowboy" me resulta una obra tan contundente como bella, un disco grande dentro del estilo y con unos temas que son impactos directos a las entrañas.

Para disfrutar de la Música asumiendo lo que es, parte de esa magia que es capaz de crear de la nada auténtica belleza.

John Dawson voz y guitarra. David Nelson guitarra, voz, dobro, mandolina y bagpipes. Dave Torbert bajo, voz y guitarra acústica. Buddy Cage pedal steel. Spencer Dryden batería y percusión.


Side 1:  Gypsy Cowboy;  Whiskey;  Groupie;  Sutter's Mill;  Death And Destruction

Side 2:  Linda;  On my way back home;  Superman;  She's no angel;  Long black veil;  Sailin'






De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXIX

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Amazing Rhythm Aces (The Amazing Rhythm Aces) 1979




Siendo como eran un grupo que me encantaban por la cantidad de posibilidades de su Música, que nunca se paraba en el Country Rock que era en realidad la base de lo que hacían, creo que este disco que nos visita es la última muestra de lo que hicieron que mereciera la pena según el nivel propuesto durante su carrera.

Aún así el disco adolece de consistencia, porque tiene momentos de mucho nivel y otros en los cuales se queda un poco corto en ese intento por seguir subiendo hacia la cima. Además se atreven (en este caso y en mi opinión con menos resultado del esperado) a introducir aspectos que anteriormente no estaban en su Música, como las secciones de viento abarcando temas de manera completa o algunos devaneos jazzy que parecen un poco fuera de lugar.

Eso sí, y abundando en lo anteriormente dicho sobre la forma de crear en modo compacto y sin fisuras que no me resulta en este disco, cuando se ponen a crear momentos de sensibilidad en estado puro y a realizar ese Country Rock melodioso y suave que tan bien dominan, la banda es un fiel reflejo de sus primeros años y en eso este "The Amazing Rhythm Aces" no defrauda en absoluto. De igual manera las cabalgadas a golpe de banjo y dobro, con unos conjuntos corales excepcionales, son marca de la casa y tampoco faltan (afortunadamente) en este trabajo.

Una banda que es un rara avis en el estilo, sin dejar nunca las influencias del Blues (aquí se notan menos pero ahí están) del Rock cuando se ponen a usar las guitarras como base de los temas y por supuesto esos fogonazos Country que les salen la mar de bien.

Sin ser lo que se pueda esperar de ellos, un disco para seguir apreciando al grupo, aunque en este caso sea de manera sesgada y en momentos que llenan al margen de los que no.


Side One:  Love and happiness;  Lipstick traces;  Homestead in my heart;  Say you lied;  The lonely one

Side Two:  Pretty words;  If you gotta make a fool of somebody;  Whispering in the night;  Rodrigo, Rita and Elaine





De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXVIII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Pure Prairie League (If The Shoe Fits) 1976




El cuarto álbum de Pure Prairie League no engaña a nadie. Sigue los cánones que hicieron que el grupo tuviera un lugar importante en las bandas de Country Rock de los setenta, con las composiciones, la manera de interpretarlas y sobre todo esa textura que entre la melancolía y las cabalgadas a golpe de banjo y dobro giraban en torno a unos conjuntos corales magníficos y que las hacían fácilmente reconocibles (máxime cuando en la portada aparecía de nuevo el símbolo principal de la banda, ese vaquero que hacía cualquier locura y representaba lo que ellos quisieran)

A partir de aquí este "If The Shoe Fits" juega sobre seguro con una Música dulce, suave, composiciones basadas en los sonidos de la steel, el banjo y la mandolina que dan paso a las guitarras y una sección rítmica que sin ningún aspaviento soporta la melodía y marca los ritmos de unos sonidos que se mueven a golpe de un galope imaginario entrando en tus sentidos.

El Country Rock como esencia, pasados ya los primeros setenta en los cuales el estilo bebía mucho más de la base Country y con la ideología del Rock metida claramente en la manera de crear los temas, que se mueven al son de un estilo lleno de matices y que engloba décadas de vida.

El traslado en el tiempo y el salto evidente se aprecia sobre todo cuando las guitarras aparecen, ya no sólo para marcar los ritmos, sino en solos que suenan más a lo que va viniendo ("Lucille" Crawfield" es una verdadera demostración del camino marcado, con solos preciosos de las seis cuerdas y la steel dejándose ver arropándolas)

Una de las cosas que siempre me han gustado de Pure Prairie League y que no pierden en este "If The Shoe Fits" es la ironía con la que impregnan algunas de sus canciones, y que apoyados en unos conjuntos corales de lujo hacen que esos temas sean una alegoría de lo que es y nunca debería ser (si no te llega así "Gimme Another Chance" tenemos otro concepto del término) y que me resultan muy reconfortantes.

Disfruta de un disco que es pura Música en clave de Country Rock de muchos quilates, simple, sencillo, bello.

George Ed Powell guitarra. Larry Goshorn. John David Call steel guitar, banjo y dobro. Michael Connor teclados. Mike Reilly bajo. Billy Hinds batería.


Side A:  That'll be the day;  I can only think of you;  Sun shone lightly;  Long cold winter;  Lucille" Crawfield

Side B:  Gimme Another Chance;  Aren't you mine;  You are so near to me;  Out on the street;  Goin' home





De Vinilos y Otras Glorias MMCCCLXXXVII

 Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Ozark Mountain Daredevils (Men From Earth) 1977




Comenzando con la portada, donde la cara de los cinco protagonistas nos van diciendo más o menos (más menos que más pero como soy así... pues eso) con qué nos vamos a encontrar, y siguiendo con los primeros compases de "Fly Away Home", que nos llevan directamente a ese Country Rock que tan bien dominan, el disco es una demostración de eso, pero como toda su primera producción (este es el cuarto álbum de estudio) realizada con mucha clase y elegancia.

Ozark Mountain Daredevils se encuadra en ese elenco de grupos que quisieron, y en mi opinión consiguieron, salirse de los cánones establecidos y muy cerrados del Country y sin dejar de pensar en esas raíces que les llevaban, dar un salto hacia un estilo en el cual el Rock tiene la importancia que se merece y que se plasma en sus creaciones.

Este "Men From Earth" es un paso más, con indicadores claros del Rock asumido por la base Country innegable, donde el grupo, con una cuidada y preciosa sección vocal que ayuda a llevar los temas, conjuga los estilos y crea de nuevo una obra de Country Rock de altos vuelos, con elegancia, clase y una cuidada producción que enardece el sonido y lo que entregan.

Los instrumentos tradicionales, la mandolina, el dobro, las percusiones de antaño, conviven de manera perfecta con los más emblemáticos del Rock, y juntos crean un universo sonoro en el cual la banda se mueve de manera perfecta.

Para muchos puristas, otro clavo más en la pureza del estilo, para los que entendieron (aún siendo leyendas del mismo) que el Country debía avanzar sin barreras, bandas como Ozark Mountain Daredevils y sus creaciones enriquecen la Música que es creencia, religión, vida y sociedad al mismo tiempo.

Disfruta de un disco que te riega de un estilo que cuando se hace bien resulta precioso para escuchar.

John Dillon. buddy Brayfield. Rune Walle. Steve Cash. Mike Granda. Larry Lee.


Side One:  Fly Away Home;  You know like I know;  Breakaway;  The red plum;  Mountain Range

Side Two:  Watermill;  Noah;  It's how you think;  Arroyo;  Homenade wine




Lo que nunca fue (2ª Parte)

 


El río parecía querer formar parte del espectáculo, con la brisa que le acompañaba las noches en las que podías escuchar el silencio. Siempre había alguien aguardando antes de esos momentos a los que nos negábamos a llamar conciertos, ni combos, ni... eran nuestras almas subidas a unos tablones de madera que crujían casi hasta hacer de coros en muchos de los temas que sacábamos de nuestros corazones.

La cerveza en la botella, la orilla del río en calma, esa brisa que acariciaba los rostros justo cuando las mesas y el desorden se transformaban en espacio para soñar, y al final del último trago del último de nosotros, una última mirada al agua que corría mansamente por debajo de las piedras milenarias invitándole a unirse a nosotros, y a fe que lo hacía.

La pequeña ventana que se abría tras el espacio que denominaban escenario era lo único que nos unía a todo lo que sabíamos que nos esperaba tras cada noche de sueños imposibles, y a través de ella nos llegaba el olor del río, la sensación de frescura que podíamos sentir a pesar de los cuerpos moviéndose, el humo que cubría la noche, las gargantas aullando metidas de lleno en lo que se creaba, lo que lanzábamos al infinito, y en ese infinito el reflejo de la luna sobre la superficie clara y limpia.

Otra mirada, otro gesto, una sonrisa y la penúltima entrada antes de acabar la noche, o quizás no, por eso era siempre la penúltima, hasta que los enmohecidos altavoces decían basta, o un poco más allá, cuando la patada correspondiente permitía otro intento más, a pesar de los micrófonos mudos, el ambiente irrespirable, la necesidad del trago que no llegaba...

Es cierto, todo termina siendo lo que uno quiere, para nosotros aquél tugurio desvencijado era el olimpo donde nos sentíamos dioses, no hubiéramos podido hacerlo en ningún otro lugar, pero lo que hacíamos allí, justo en ese espacio, a orillas del río que aparecía y desaparecía llevándonos con él en cada golpe de tambor, cada rasgueo en las cuerdas, cada estrofa lanzada a la noche, era algo tan distinto que nadie ha podido recrearlo nunca, porque no se puede reinventar la magia, es imposible reeditar una obra que es por el instante y muere cuando ese instante se ha ido.

También el río vuelve a mí en blanco y negro, pero aún puedo sentir su olor, cuando esperaba el comienzo de todo con la cerveza en la mano, apurando el último trago, cuando sacaba la cabeza por el estrecho ventanuco para respirar antes de...

 

Nada hacía prever que pudiéramos con ello, sin embargo hacíamos lo que nuestras emociones nos dictaban, y resultaba bastante sencillo hasta para nosotros, porque nunca supimos lo que era la presión de poder equivocarnos, y los rugidos de los pocos que seguían creyendo y terminaban volviendo al río para apurar el último trago entrada ya la madrugada significaban la misma cosa; nada puede ser, simplemente es, déjalo fluir como el agua corre lenta y tranquila a través de su cauce, perdiéndose en el horizonte al igual que la nota sostenida del último compás.

He vuelto a ese lugar muchas veces después de aquello, justo cuando las mesas comienzan a derrumbarse y el caos se apodera del local que hace las veces de... cualquier cosa, y me gusta sentarme en un rincón de la vieja barra que estaba enfrente de la madera que albergaba nuestros sueños, tomando una silla del suelo para poder mirar a los ojos del que sirve la penúltima copa, da el penúltimo saludo, pone la penúltima canción para echar a los que se niegan a ser fuera de sus sueños.

Ya no huele a la frescura de la orilla, ni se siente el agua viajando tranquila hacia el infinito, ahora la luz permite ver los rostros, el silencio es el dueño de las esquinas, el humo no ciega los ojos y las copas no se derraman por la emoción del último solo de guitarra. Sigue gustándome ese rincón, porque soy el espectador de lo que fue mi sueño, permitiéndome volver al blanco y negro y vernos a los cinco locos sonreír frente a la nada, empapados de sudor y pidiendo una copa con la mano, atacando un tema tras otro sin el guión escrito.

Nunca escucho la Música que suena atronadora por el impecable equipo digital, me zambullo en mi propia historia y sigo con la mano el ritmo de cualquier canción que salía de nuestras almas, no necesito que me marquen el ritmo, cuando has vivido un sueño, cuando has estado dentro de él, ya nadie puede arrebatártelo, y yo lo viví, con cuatro iluminados y muchos creyentes que nos hacían de coro cada noche, durante...

El tipo de la “penúltima” me mira, como siempre, entre extrañado e indiferente, soy una foto discordante en este lugar que aún huele a sudor, tabaco y alma, pero en mi memoria, aunque las mesas sigan caídas, el caos perfectamente organizado, y nunca exista la posibilidad de patear los altavoces para que puedan sonar de nuevo.

La puerta se abre, cuatro sombras penetran en el local, esta noche, de nuevo, será posible...

Alba


 

Lo que nunca fue (1ª Parte)

 


Una noche cualquiera y ese lugar al que se denominaba club para no preocupar a la propia conciencia estaba preparado para lo que fuese. Pocas horas antes lo que se presentaba como un lugar donde poder dejarse ir se encontraba sumido en el mayor de los desórdenes, mesas volcadas, desperdicios por todos lados y la evidencia de que muchas veces las celebraciones no son lo que debían ser, sino el refugio para escapar de las frustraciones del día a día.

Todo termina siendo lo que uno quiere, y este caso no era una excepción, cuando la cavernosa estructura del sucio almacén que hacía las veces de lugar de encuentro para desfogarse se transformaba en un lugar que parecía un reino de cuento de hadas.

No puedo dejar de preguntarme, ahora que la distancia y el paso del tiempo han puesto mi memoria y los recuerdos en su lugar, cómo conseguíamos introducirnos en el alma de la gente a través de tres micrófonos que sonaban cuando querían, cuatro altavoces a los que alguna que otra patada soltada con sabiduría hacían funcionar y cuatro instrumentos conseguidos en la maravillosa pero decadente tienda de un tipo que sobrevivía gracias al alquiler de lo que creaban los sueños, o más bien a procurar que esos mismos sueños pudieran hacerse realidad a través de las manos de varios locos sin sentido alguno de lo que no fuese disfrutar, amar la Música y pensar que podíamos llegar a cualquier parte.

Nunca fue un pretexto para hacerlo, simplemente nos dejábamos llevar por el deseo de quererlo, amar lo que durante tanto tiempo nos había hecho sonreír aún en los momentos más crueles de nuestra existencia, y es verdad que había algo de mágico en todo aquello, porque de no ser así hubiera sido impensable creer que entre el humo, el sudor y las voces de la gente totalmente entregada, los sonidos hubieran podido surgir (¡y de qué manera!) para convertirse en lo que durante años, sin faltar nunca a la cita, hizo vibrar las noches de aquél lugar en un rincón apartado del mundo, pero de nuestro mundo.

Nunca he sentido la complicidad como cuando nos mirábamos antes de atacar cualquier tema que sugeríamos sobre la marcha, y jamás he vuelto a sentirme tan vinculado al espíritu de nadie como en aquellos días, cuando los sonidos que emanaban de los instrumentos acariciados por mis compañeros me atravesaban el alma, desgarraban mis entrañas y me empujaban para poder llevarme, a su vez, hasta donde ellos esperaban que estuviera.

Creamos un sueño de la nada más absoluta, y afortunadamente el paso del tiempo ha hecho que todo quede en blanco y negro, en ese espacio de la memoria que nunca se borra, y con ello los gritos de todos los que fueron parte de ese viaje que nos llevó a ninguna parte.

Roquero Solitario

 



ROQUERO SOLITARIO:

Ave de la familia de los túrdidos. El macho es de color azul, y la hembra parda.

Nidifica en paredes rocosas y edificios ruinosos, y, al igual que el resto de la familia, es excelente cantor.