viernes, 29 de abril de 2016

Arthur


Música


¿Crees en el destino? Yo creía en él, y en labrarlo con mis actos. Pero fui traicionado por la luz, por eso ahora mi melodía suena a través de las tinieblas. 
No entono cánticos que me lleven a la gloria. Esa mentira no es para mí, sólo escucho el dulce palpitar de una guitarra que llora cuando araña la piel.

K.S.

Música

La fórmula del divertimento es cuando se quiere que sea. Pero ante la desazón que me produce la masa de estériles mentes que pueblan los aledaños del intelecto (y que jamás consiguen pasar el umbral, ¡qué digo umbral! el bordillo) busco en mi amante secreta los minutos que hacen que la existencia se torne en el mar en calma que mece mis deseos.

Con los sutiles sones que me acarician, se convierte en lo que es eso que queremos que sea. La fórmula se escribe en el papel etéreo de las notas, y el divertimento llega de nuevo al margen de esa manada de mediocres que no ven más allá de la nariz por donde aspiran la nauseabunda esencia que les da forma.

Poster


De Vinilos y Otras Glorias MDCLXXIII

Grupo de legendaria presencia en la historia de la Música que de verdad ha merecido la pena a lo largo de la historia, por eso que nos visite será un placer... siempre.


Love (False Start) 1970


Al margen de las joyas del grupo, que no son pocas, y que más o menos han pasado por "Paseando Por Los Sueños" simplemente porque no se entiende de otra manera, hay discos de Love que me llevan tan lejos como mi alma quiere sin ser esos monumentos que están escritos con letras de oro en la leyenda. Entre ellos se encuentra este "False Start", que me emociona por el giro tan Hard de la banda sin que por ello pierda un ápice de calidad y empuje.
Quizás sea la presencia de Jimi Hendrix en el tema que abre el disco y que te hace crujir por todos los rincones, presencia que puede ser que influyera en todo lo que viene detrás, o quizás Arthur Lee en su afán por seguir descubriendo nuevos conceptos para sus creaciones realizó ese viaje hacia momentos más duros y sesgados, pero el caso es que el disco lleva un sello de Hard Rock que unido a lo que el grupo siempre ofrecía deja una orgía de sensaciones de una Música que me inspira y me lleva hasta el infinito.
Incluso la voz de Lee me parece más agresiva y dura, y eso que su delicadeza siempre ha conseguido que mi imaginación se dispare, pero ese halo que lo cubre todo, conjuntos vocales incluidos, hace que la sexta entrega de Love parezca una primera incursión en la Música, y eso me encanta, porque si algo me ha gustado siempre del grupo es su capacidad (dentro de la inmensa calidad que tiene) de reinventarse para ofrecer maravillosas sensaciones en forma de sonidos.
Por lo demás, el disco también se permite adentrarse en otros estilos más "mundanos" del Rock, con pequeñas piezas que son cabalgadas hacia los sueños, deslices guitarreros incluidos, siempre de la mano de ese genio llamado Arthur Lee (que por algo también produce y arregla todos los temas salvo el que comparte con Hendrix "The Everlasting First") que no deja de bucear en su propio talento para crear composiciones de preciosa factura. 
Un disco más del universo Love que encandila por su calidad y del que se pueden sacar muchas conclusiones sobre el talento de uno de esos genios que el mundo de la Música regalaba de vez en cuando.
Arthur Lee voz, guitarra y piano. Gary Rowles guitarra. Frank Fayad bajo. George Suranovich batería.

SIDE I:  The Everlasting First;  Flying;  Gimi a little break;  Stand out;  Keep on shining
SIDE II:  Anytime;  Slick Dick;  Love Is coming;  Feel daddy feel good;  Ride that vibration



De Vinilos y Otras Glorias MDCLXXII

Como de normales tenemos muy poco, y lo que suele estar en otras dimensiones nos atrae, un poco de elasticidad mental nunca viene mal.


Edgar Broughton Band (Edgar Broughton Band) 1971


Tercera entrega de uno de los grupos del Prog. inglés más incisivos y Underground que se recuerdan, especialmente de los que tenían mucha calidad.
Al margen de la insidiosa portada (para quienes ven lo que ven y no más allá, obviamente) por la que también es conocido el álbum, "The Meat Album", en la cual se cuela el cuerpo de alguien que no debía caer muy bien al grupo o a quienes la montaron, este tercer trabajo nos presenta la conversión del Power Trío en cuarteto con la incorporación del guitarrista Victor Unitt, que además se permite tocar los teclados y alguna que otra pieza de armónica. No sé si el deambular por los senderos más límites y peliagudos de la masa social inglesa incidió en el ello, pero la realidad es que a pesar de ser un gran disco donde la fuerza y el impacto están garantizados con temas que asaltan el cerebro como era habitual en la Edgar Broughton Band, en este tercer regalo nos encontramos con pasajes que pierden ese oscuro objeto de deseo que es la Música más bizarra y limítrofe con los infiernos para dulcificarse en momentos que musicalmente tienen calidad pero que podían estar en manos de otros artistas.
Será que la parte que me toca de frikismo necesario y buscado para que mis entrañas se pierdan donde nadie las encuentre siempre quieren más de esto y no dudo en buscarlo, pero cuanto más asquerosamente visceral, más maravilloso para que rebusque donde todo mancha y no gusta tanto o casi nada.
Los gustos personales son lo que son, por eso no quiero desviar la atención de lo que el disco es en realidad, una parte más de la mejor etapa de un grupo fundamental en lo más ajeno a las normas (dentro del Prog. de lujo, eso sí) una patada en el trasero y una búsqueda más allá de lo establecido, aunque éste tenga más matices.
Para los que creemos que el negro no es un color, sino una opción tan bella como cualquier tonalidad vendida en mercadillos de medio pelo, este disco puede reportar más de una mueca de satisfacción de las que no gustan a los que creen que la contra cultura es no pensar como ellos.
Edgar Broughton voz y guitarra. Arthur Grant bajo y voz. Steve Broughton batería y voz. Victor Unitt guitarra, voz, teclados y armónica.

Side I:  Evening Over Rooftops;  The Birth;  Piece of my own;  Poppy;  Don't even know which day It Is
Side II:  House Of Turnabout;  Madhatter;  Getting hard;  What Is a woman for?;  Thinking of you;  For Dr. Spook (Part One);  For Dr. Spook (Part Two)



De Vinilos y Otras Glorias MDCLXXI

Una banda genial (en estas épocas) pioneros de muchas más cosas de las que creemos y "culpables" de otras más a mayor gloria de la Música.


Fleetwood Mac (The Pious Bird Of Good Omen) 1969


Una banda irrepetible cuando formaban en sus filas los cinco músicos que nos visitan para enjugar nuestro deseos con unas dosis de Blues eléctrico de grandísima calidad.
Este disco del año 1969 regala un puñado de temas sacados de singles anteriores, caras B raramente editadas y algún que otro álbum de los que ya habían editado, bien como grupo, bien como acompañantes de algún genio del Blues americano (particularmente Eddie Boyd)
Un monumento al Blues en seis piezas que se disfrutan con una facilidad asombrosa, primero por la calidad de cada una de ellas, en sí mismas casi himnos de la historia de este estilo, y en segundo lugar porque la capacidad de transmitir sentimientos por parte de Fleetwood Mac en esa época era tan bárbara que hay que estar muerto, si te gusta el Blues, para no sentir cada nota de las que salen del negro vinilo.
La sección rítmica habitual, genial, tremenda, con un sentido del ritmo espectacular, formada por dos mitos, Mick Fleetwood en la batería y John McVie al bajo (una debilidad del que suscribe, lo admito) que se encargan de mantener un nivel altísimo en los ritmos llevando a cabo una labor de contención tremenda para que (¡¡ojo, que viene la avalancha!!) los tres solistas se despachen a gusto cuando les toca.
Y es que tener a Danny Kirwen en la guitarra, ese toque exquisito de Jeremy Spencer con la slide y el piano, y al genio de muchas cosas, pero que muchas cosas, Peter Green, en la guitarra y sacando astillas de la armónica... no es cualquier bobada, y así salen las cosas como salen, haciendo que el Blues se te meta en vena y no te salga hasta la última nota que sale por los altavoces, y aún así a mí me dura mucho tiempo más.
"The Pious Bird Of Good Omen" es, tan sencillo como decirlo, una joya, desde la monumental portada con miles de referencias a cada detalle de lo que sale e impacta con los sentidos, un tratado de Blues maravilloso para disfrutarlo eternamente.

SIDE ONE:  Need your love so bad;  Coming home;  Rambling pony;  The big boat;  I believe my time ain't long;  The un Is shining
SIDE TWO:  Albatross;  Black magic woman;  Just the blues;  Jigsaw puzzle blues;  Looking for somebody;  Stop messin' round

jueves, 28 de abril de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCLXX

Una gran banda, influenciada por los más grandes y a la vez influencia de muchos grupos enormes, para que se cumpla aquello de que "la energía no se crea ni se destruye..."


Vanilla Fudge (Vanilla Fudge) 1967


De los talentos individuales de sus miembros, todos ellos parte de la historia de la Música del siglo XX y XXI, surgió Vanilla Fudge, que con su álbum homónimo, presentación y descaro para abrir boca, ya dejaba bien claro que no eran algo para dejar pasar.
Con una vena Psycho que recorre todas y cada una de las partes que componen el disco, y que ni quieren ocultar ni creo que puedan porque las influencias de esa Música están ahí, los temas se permiten además hacer un recorrido por distintos estilos gracias a las soberbias versiones de temazos de toda la vida que el grupo transforma de momentos personalísimos y que hacen suyos de una manera bestial.
Porque no sólo de Psycho vive el que quiera escuchar discos tan completos como este, el desliz Hard en algunas de sus composiciones es más que evidente, con los teclados de Mark Stein aullando al más puro estilo de los primitivos Purple, la sección rítmica (¡¡qué pedazo de animales las dos leyendas, Carmine Appice y Tim Bogert!!) apabullando todo y la guitarra de Vince Martell comiéndose lo que encuentra.
Espectaculares conjuntos corales en un grupo que posee cuatro solistas a la altura de las circunstancias, tan enormes como para marcarse la versión del "People Get Ready" a garganta pelada con un "Hammond" que me lleva hasta el paraíso, y dotar al resto de los temas de momentos inolvidables en los cuales la melodía unida a las voces parecen trasladarnos fuera de este mundo.
Un disco tremendo que instrumentalmente abruma, capaz de meterse (y salir muy airoso) con temas excepcionales de grandes creadores y hacer que suenen como si de otros se tratara, sin perder ni un ápice de calidad. Músicos de altísimo nivel que coinciden en una idea y la plasman con una calidad exquisita.
Disfrutar de discos como este es tan fácil como dejar que la buena Música penetre en la piel y te haga suyo, por encima de cualquier otra idea. De modo que... a lo que se quiera, por lo pronto, la invitación para el universo de este "Vanilla Fudge" ya está hecha.

Cara A:  Ticket to ride;  People get ready;  She's not there;  Bang Bang
Cara B:  Illusions of my childhood Part 1;  You keep me hanging on;  Illusions of my childhood Part 2;  Take me for a little while;  Illusions of my childhood Part 3;  Eleanor Rigby

sábado, 23 de abril de 2016

Peter


The Green Manalish


Black Magic Woman


Poster


De Vinilos y Otras Glorias MDCLXIX

Un genio que nunca tuvo que ver con nada, ni con nadie, a pesar de los que quisieron ponerle las etiquetas de las que nunca quiso saber.


Peter Green (In The Skies) 1979


Uno de los mayores talentos a la guitarra y composición, responsable junto a un puñado de iluminados de la inclusión del Blues eléctrico en el viejo continente y de que esta Música universal tuviera un lugar en la historia que no se le quería reconocer, reaparecía tras nueve años de oscuridad, silencio y misterio para dejar claro el por qué de su inmenso genio.
Puede parecer una banalidad, incluso un atrevimiento sabiendo que el tiempo es tan injusto como medido a la hora de poner cada cosa (y a cada cual de vez en cuando) en su sitio, pero si "In The Skies" hubiera aparecido poco después de su marcha de Fleetwood Mac no hubiera pasado tan desapercibido, y estoy seguro que el valor que lleva en sus surcos se hubiera apreciado de otra manera.
Aún así, muchos de los que amaron a Peter Green en sus años de genio superlativo de finales de los sesenta y algún breve destello a principio de los setenta estaban ya a otra cosa, y como la memoria es frágil salvo que te mueras o consigas el trallazo de millones de ventas, la desaparición de la escena musical hizo que este discazo llegara hasta donde no muchos debían verlo, y la verdad es que en el año 79 no estaba el patio para fiestas y sobre todo para obviar bocanadas de frescura como esta, aunque la entregara un fantasma que volvía de no se sabe dónde.
La serena constancia de un guitarrista magistral, ayudado en la grabación del álbum por músicos que creen en la propuesta a pesar de los años, las etapas de silencio y lo que quieran escribir, da como resultado este disco que me resulta tan refrescante como vivo, excelso y monumental, con momentos dentro de sus surcos que me llevan a las más altas cotas en ese viaje que siempre busco cuando escucho la Música sentida como aquí se siente.
Snowy White, un guitarrista que nunca se ha valorado salvo por sus entregas en nombres de mitos y leyendas, da el equilibrio justo que Green busca, y juntos transforman el silencio en una demostración de belleza cuando las seis cuerdas, en solos, riff o ritmos conservados en recipientes de regalos, nos abrazan con el sentimiento que sólo los músicos con talento pueden entregar.
Es inconcebible un álbum así sin creyentes fervorosos, y todos los músicos que se aferran a la idea dan forma a un enorme y maravilloso destello musical por encima de gargantas que digan algún mensaje (que las hay, no cabe duda) consiguiendo una preciosa imagen que se te graba a fuego en la mente.
Que "In The Skies" sea un comienzo de lujo no quiere decir nada, porque ese sólo arrancado al silencio llamado "Slaybo Day" (en el cual White está de lujo) es un tratado de guitarras eternas que se permite dar paso a la barbaridad resumida en 7'43'' de gloria "Fool No More", un alegato o una bofetada a los idiotas que creen que el tiempo no es sino cuando ellos lo deciden. Pero aún se puede estirar más la cuerda de lo inexplicable, con las guitarras dejando claro que ciertas cosas no se olvidan en "Seven Stars", "Pround Pinto" o el sensible final llamado "The Apostle", digno colofón para que no olvidemos todo lo que nos ha entregado un genio vivo, más que les pese a esos entendidos que creen que todo se resume en el primer tema de la primera cara del álbum que nunca se escribió (pero que ellos lo tienen, ¡¡mira por donde!!)
Peter Green guitarra y voz. Snowy White guitarra. Kuma Harada bajo. Reg Isidore batería. Peter Bardens teclados. Lennox Langton percusión.

De Vinilos y Otras glorias MDCLXVIII

Rockero impenitente y seguidor de quienes a su vez seguían, por eso las bases estaban más que sentadas.


Elliott Murphy (Aquashow) 1973


Debut e iniciación, con todo lo que eso conlleva, del rockero neoyorquino en el mundo de la Música. Este "Aquashow" no llega a sentar las bases de lo que fueron para él unos años magníficos y elevados como compositor e intérprete, pero sí deja claro que el músico iba a dar que hablar, con algunos de los temas de su estilo personal ya plasmados en su inicio.
Evidentemente cuando alguien se cría en las calles de Nueva York musicalmente, mamando de lo que las influencias de esa ciudad única y admirable lleva en su seno, si tiene talento y bucea en la inmensidad de lo que allí se hace, tiene mucho ganado, y en ese aspecto el Rock callejero directo y sin tapujos de Elliott Murphy no tiene nada de aditivos que lo ensucien.
Es cierto que la elección es simple, Rock y nada más, sin tendencias de ningún otro tipo, y en su disco de presentación por ahí va y así nos lo hace ver. No es crítica, ni de coña, es la evidencia de un músico que en sus primeros tiempos me encantaba.
La voz de E.M. recita historias que nos cuenta con la naturalidad de quien se sabe un comunicador de hechos, momentos e instantes vividos, inventados o recreados con lo que le rodea, y ya se aprecia esa dejadez tan típica en su manera de cantar cuando quiere llegarte.
Es cierto que el disco peca de esa inocencia del primerizo (hablo de la grabación, porque él ya llevaba bagaje de sobra en las calles, pero no es lo mismo) pero la frescura y las ganas no se pueden obviar, porque lo convierten en un auténtico regalo de Rock'N'Roll, del que uno no sale defraudado. Echo de menos el descaro de la armónica como poco después dejó plasmado en otros álbumes, porque creo que aquí se prodiga poco, y a lo que no se le puede poner ningún "pero" es a la banda que le acompaña, sobria, sabiendo en cada momento qué hacer y lo más importante, cómo.
Los inicios sirven para saber lo que pretendían algunos de los músicos que más allá del talento necesitaban expresarse a través de su Música. En algunas ocasiones te encuentras con incunables que son un antes y un después, en otras, como este "Aquashow", el Rock sin vendas de un tipo que era parte de esa esencia que tiene NYC.
Elliott Murphy voz. guitarra y armónica. Matthew Murphy bajo. Gene Parsons batería. Teddy Irwin guitarra acústica. Frank Owens piano y órgano.

SIDE A:  Last of the rock stars;  How's the family;  Hangin' out;  Hometow;  Graveyard scrapbook
SIDE B:  Poise 'N pen;  Marilyn;  While middle class blue;  Like a Great Gatsby;  Don't go away

De Vinilos y Otras Glorias MDCLXVII

Seguimos en línea de la Música que hacía soñar despierto a poco que la sensibilidad se posara en la piel (lo de otras cuestiones ya va con cada uno)


David Gates (Never Let Her Go) 1975


Segunda entrega en solitario de uno de los creadores y líderes de la magia que se llamó "Bread" y que siguiendo el camino trazado en el grupo (aunque no llegara nunca a ese nivel de excelencia) y sobre todo en su primer trabajo, nos deja una más que interesante pieza de Música que engarza perfectamente los estilos que el artista mejor domina, el Folk Rock y los sonidos que se deslizan por el Rock más directo y reminiscencias de Country Rock al amparo de guitarras en ocasiones muy calientes.
En mi opinión, la faceta más melódica es la que mejor y con más calidad maneja David Gates, especialmente con las acústicas cubriéndolo todo, arpegios suaves, dulces y riff calmados con el acero sosteniéndose en el aire, todo ello enfundado en los preciosos y maravillosos conjuntos corales dirigidos por la voz solista del artista, que con ese tono entre susurrante y melancólico sirve para engancharte.
No deja, especialmente en este trabajo se atreve de otra manera, los momentos más rockeros con las guitarras eléctricas atravesando el aire, poderosos riff más allá de la propia melodía e incluso alguna que otra cabalgada en un todo duro que me encanta (verbigracia "Angel" o "Watch Out") aunque siga siendo en las baladas para noches eternas donde más se le nota ese pedigrí que siempre tuvo.
Un disco de los que siempre se escuchan con gusto, buscando que la Música te llene los sentidos para no estar en ninguna parte, al amparo de canciones que si algo no les falta es estar compuestas con gusto y sabiendo de qué va la cosa. A partir de aquí nos encontramos con un estilo que puede dar lugar a multitud de matices, y en eso los gustos son los que son, pero "Never Let Her Go" es un disco que no desmerece para disfrutarlo sin ninguna otra intención.

SIDE ONE:  Never let her go;  Angel;  Playin' on my guitar;  Watch out;  Part time love
SIDE TWO:  Chain me;  Light of my life;  Someday;  Greener days;  Strangers

De Vinilos y Otras Glorias MDCLXVI

Un poco de Música tradicional (no por las épocas sino por lo que proliferó durante un tiempo... y sigue) del otro lado del Océano.


Dan Fogelberg (Souvenirs) 1974


Segundo trabajo del artista americano, en la línea del Folk Rock que evolucionó (y que tan buen resultado dio a muchos y nos dio a otros en forma de sonidos) en los setenta y que a base de melodías muy llevaderas, con la base de instrumentación rockera y en ocasiones, como el caso que nos ocupa en muchas de ellas, con pinceladas de Country, Folk y todos los ritmos más tradicionales de la Música americana (ahora sí por las épocas) conseguían canciones que son parte de la ideología de alguna que otra generación.
"Souvenirs" se puede considerar un trabajo clásico de lo comentado, nacido al amparo de unos buenos temas compuestos con mucho gusto, llenos de melodías que se agarran a la piel y entregados a través del talento y la calidad de Dan Fogelberg, un músico que quizás no gozó de la fama y el reconocimiento de otros grandes del período, pero que no desmerece en absoluto cuando completa discos como el que nos visita.
En ocasiones intimista, con la voz resaltando por encima del conjunto, apoyada por armonías vocales de mucha calidad y que adornan mucho y de manera muy bella todo lo que se escucha. A partir de aquí, la base melódica se sustenta en composiciones que no dejan un resquicio a la duda, compactas andanadas musicales donde la guitarra (de la mano en casi todos los temas del gran Joe Walsh) y el piano forman la primera piedra para más adelante ir entrando el resto de los instrumentos, buscando mucho más el todo y que suene como una banda por encima de los solistas, que se prodigan en menor medida.
Instrumentos como el Pedal Steel, el Dobro, provocan ese toque de Country Rock que el disco no oculta, y las acústicas acarician la piel para que el Folk de toda la vida nos visite sin reparos y nos ayude a volar con esa suavidad que este gran artista sabe expresar.
Disfruta de la Música de Dan Fogelberg, un bálsamo para muchos momentos en los cuales se necesita pasear por los sueños y olvidarnos de todo lo que no sea la magia que nos proporcionan los sonidos.
Dan Fogelberg voz, guitarra, piano, órgano. Joe Walsh guitarra. Russ Kunkel batería. Kenny Passarelli bajo. Al Perkins pedal steel. Graham Nash, Don Henley, Glenn Frey, Joe Wals... voces.

SIDE ONE:  Part of the plan;  Illinois;  Changing horses;  Better change;  Souvenirs;  The long way
SIDE TWO:  As the raven flies;  Song from half mountain;  Morning sky;  (Someone's been) Telling you stories;  There's a place in the world for a gambler

jueves, 21 de abril de 2016

Cuando Solo Se Oye Música


Rock And Roll


Rock And Roll


Poster


De Vinilos y Otras Glorias MDCLXV

Como todos los genios, en algunas ocasiones nada es lo que parece, especialmente cuando uno va de cabeza sin frenos.


Lou Reed (Lou Reed) 1972


Era obvio que el primer disco en solitario de Lou Reed tras dejar The Velvet Underground despertara una expectación fuera de lo normal, porque se esperaba un bombazo del artista neoyorquino tras haber decidido comenzar su carrera en solitario.
Como hizo muchas veces a lo largo de su carrera (para lo bueno y para lo malo) Lou Reed fue por libre en esta primera entrega y dejó a todos boquiabiertos con un disco que no es lo que era el artista ni lo que iba a ser en un futuro.
"Lou Reed" parece un collage de temas tomados de su pasado, algún que otro toque de futuro y poco de presente, como queriendo preparar a los críticos, al público y a todos los que se emocionaban con su Música para cuando a él le diera la gana, no cuando se lo indicaran. De hecho el mismo año se publicó el monumental "Transformer", y este disco de presentación se difuminó aún más.
Lo que no se le puede negar a Reed es que hiciera un disco de Rock'N'Roll, acompañado por musicazos que le ayudaron en la grabación (sabiendo o no en lo que se metían es otra cosa) por lo que musicalmente, en cuanto a la instrumentación, el disco no tiene ningún problema, suena muy bien a lo que quiere el artista que suene y especialmente los coros que le acompañan en cada tema dan una nueva dimensión a la voz que parece ir por libre en cada momento.
Las versiones de temas antiguos tienen su aquél, aunque algunas como "Lisa Says" tienen el sello inconfundible de un estilo que perpetuó como propio, en otras depende de como le cogiera. Las nuevas, "Berlin" y "Going Down", parecen parte de lo que quería ser pero aún no había entregado, y así nos vamos haciendo una idea de ese viaje al que se invita pero cuyo destino se desconoce.
Tomado el disco con los años, me quedo sin dudar con otras piezas de la época que me demuestran al Lou Reed más puro y personal, aunque siempre se puede mirar esta primera entrega como un eslabón perdido que venía y llevaba.

Side 1:  I can't stand It;  Going Down;  Walk And Talk It;  Lisa Says;  Berlin
Side 2:  I love you;  Wild Child;  Love makes you feel;  Ride into the sun;  Ocean

De Vinilos y Otras Glorias MDCLXIV

Un disco con una colaboración que no muchos entendieron en su momento y que de vez en cuando sigue siendo un misterio (para algunos de los muchos)


Dave Mason & Cass Elliot (1970)


No ha quedado muy claro en la biografía de Dave Mason el por qué de su colaboración con Cass Elliot para terminar haciendo un disco en el comienzo de la carrera en solitario de uno y el final del grupo The Mamas & The Papas del cual ella era miembro.
La verdad es que me da igual que me da lo mismo. El disco no deja de ser un trabajo del estilo inconfundible de Mason con el añadido de una voz preciosa y más que gloriosa, lo que ocurre es que el nombre de ella no podía estar como mero colaborador si, como es el caso, se encuentra implicada en los temas que lo componen.
Voces, coros, gargantas privilegiadas y una manera de entender la Música que difería en conceptos pero que en este álbum consiguen unirse para entregar diez temas que forman un collage de sonidos frescos, Pop Rock de estilo, hecho con clase por dos músicos y los colaboradores a los que les sobraba.
La textura de los temas cambia, y se nota, cuando la voz principal es la de Cass Elliot, y aunque el disco no se desvía de los cánones más clásicos del Rock que hacía Mason, son canciones más dulcificadas y con un sentido de la melodía más pausado.
El resto son, como ya he comentado, típicas composiciones de Dave Mason en una época en la cual buscaba su nombre en solitario y una carrera al margen de compañeros músicos que no le dejaban figurar lo que debiera.
Los músicos que acompañan a los dos protagonistas son de contrastada solvencia y llevan los temas como quieren, con una sección rítmica que puede con lo que sea (Bryan Garo al bajo y Russ Kunkel en la batería dan garantías de sobra) y los teclados, especialmente el piano, manejado por Paul Harris que instrumentalmente da la réplica perfecta a las guitarras de Mason.
Dicho todo esto, el disco se escucha sin esfuerzo, es más que agradable para que nunca sobre si vas a él y te deja un buen gusto por la Música de un período donde la calidad era casi siempre de muy alto nivel.

Side One:  Walk to the point;  On and on;  To be free;  Here we go again;  Pleasing you
Side Two:  Sit and wonder;  Something to make you happy;  Too much truth, too much love;  Next to you;  Glittering Facade



miércoles, 20 de abril de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCLXIII

Un tipo que siempre me ha parecido mucho más de lo que los libros y quienes deciden la fama se empeñan en dejar plasmado, porque me apasiona.


Eric Burdon & The Animals (Winds Of Change) 1967


Si me dicen, como decía uno que yo me sé y que sabe mucho, pero que mucho de esto, que "Winds Of Change" es la demostración del cambio que sufrió Eric Burdon con el descubrimiento del sonido de la Costa Oeste y todo lo relacionado con el ácido y sus influencias a la hora de crear Música, sólo tengo que escuchar la entrada del disco, el tema que le da título, para saber que es una verdad como un templo.
Claro que a partir de aquí las alucinaciones no paran, y cuando se trata de alucinar con un genio como Eric Burdon y los Animals del año 67 el viaje puede llegar a ser infinito (afortunadamente, todo sea dicho) porque meterte en vena trallazos como la versión de "Paint It Black", especialmente el demoledor comienzo, es para no parar, o la visionaria manera de recitar lo oscuro en el tema "The Black Plague", la preciosa "San Franciscan Nights"...
Una exhibición de cómo se puede cambiar de estilo, experimentar con sonidos que podían estar alejados de lo que pensaba y sin embargo hacer un disco tan impresionante y que lleva a donde quiere a quien lo escuche sin ningún complejo ni prejuicio. Porque no nos engañemos, Eric Burdon ha generado siempre mucho prejuicio, como si no fuese de fiar, cuando se está hablando de una influencia vital en muchas formas de entender la Música, desde que era parte de una idea llamada Animals hasta que surgió en miles de formas que al final aglutinan lo que lleva dentro, un concepto increíble y magistral de cómo entender la Música.
"Winds Of Chage" es un disco maravilloso, casi conceptual, una lección de clase realizada por músicos que estaban en otro nivel, una huida hacia lo hermoso a través de los complejos caminos de una experimentación que jamás defrauda, sea el instante del disco que sea.
Claro que siendo quien es y acompañado de quienes se acompaña, puede no ser muy fiable, pero para quien se atreva a desafiar la lógica, esta emoción en forma de vinilo es tan recomendable como los que sí han derramado ríos de tinta.
Eric Burdon voz. Danny McCulloch bajo. Barry Jenkins batería. Vic Briggs guitarra y piano. John Weider guitarra y violín.

SIDE ONE:  Winds Of Change;  Poem by the sea;  Paint It Black;  The black plague;  Yes I am experienced
SIDE TWO:  San Franciscan Nights;  Man-Woman;  Hotel hell;  Good times;  Anything;  It's all meat

De Vinilos y Otras Glorias MDCLXII

Un genio anda suelto (literal en el caso de quien es y lo suelto que andaba) y en estos casos cualquier cosa puede ocurrir.


Eric Clapton (There's One In Every Crowd) 1975


La carrera en solitario de E.C. es la que es, con luces, sombras y alguna que otra motivación extra cuando se encuentra con amigos, conocidos y músicos que le han influido a lo largo de su carrera. 
Es evidente que no se puede encontrar en esa carrera al Clapton majestuoso de los sesenta y principios de los setenta, un genio superlativo que hacía lo que le daba la gana, pero en los setenta, hasta terminar la década, se permitió dar un giro que lejos de ser bajo de nivel para sí lo querrían muchos.
Este tercer álbum en solitario, editado tras el bombazo de su vuelta, "461 Ocean Boulevard" es una continuación (a mí al menos me lo parece) de aquél, pero la sorpresa ya no fue tan mayúscula. Y no es porque "There's One In Every Crowd" no tenga calidad en sus surcos para decir que es un gran disco (porque de esta etapa de E.C. lo es) es que surgió demasiado pronto y aún se estaba digiriendo el impacto anterior.
La fórmula es la misma, gira alrededor de temas que el genio de la guitarra lleva como quiere, sin excesos y con una banda de colegas que le conocían a la perfección, asumiendo el papel de dios indiscutible del guitarrista y ejerciendo el que le tocaba a cada uno a la perfección. Es lo que más echo en falta, alguien que le achuche para llegar hasta el infinito, pero esta ya era otra época y más en estas fechas tocaba jugar sobre seguro, de modo que el disco es una gozada de Música para escuchar temas clásicos, otros arreglados por E.C., versiones de Blues de algunos grandes y al final evitar comparaciones con dios y su otra vida, porque en estos momentos se tornaba más humano.
Lo que no se le puede negar a "There's One In Every Crowd" es que continúa la base de lo que fue, hasta donde duró, una carrera en solitario más que solvente y con un Clapton liberado de muchas cosas pero incapaz de olvidarse de otras, porque es un genio tan inmenso, que eso lo lastrará siempre y hará que la Música que sale de sus manos hasta las cuerdas de su guitarra nos recuerde millones de sensaciones.
Eric Clapton guitarra (dios) dobro y voz. George Terry guitarras y voces. Jamie Oldaker batería. Dick Sims teclados. Carl Radle bajo y guitarra. Yvonne Elliman voces. Marcy Levy voces.

1:  We've been told (Jesus Coming Soon);  Swing low sweet chariot;  Little Rachel;  Don't blame me;  The sky Is crying
2:  Singin' the blues;  Better make It through today;  Pretty blue eyes;  High;  Opposites

Roy


Música

No recordaba volver a la calma sentado en el sillón, a la espera de las horas muertas dibujando miles de siluetas que pueblan mi cerebro.

Puedo viajar hasta donde quiera con la imaginación como compañera de viaje. Puedo hacerlo a través del silencio que genera una melodía y me sume en ese estado de eterna huida hacia donde nada puede disturbarme.

La calma emocional, el momento que nunca se espera y en ocasiones aparece cuando todo parece perdido. Sé que puedo lograrlo al escucharla, al sentirla, dejándome mecer entre sus brazos, llegando más allá de lo que el mundo me propone.

Espejos

No eras nada y a la nada vuelves.
Sólo fuiste una ligera y leve función química
en el dédalo de mi cerebro en reposo.
La última molécula de un residuo inexistente.
Alucinación, espejismo demencial, incorrecto.
Yaces de ser envuelto por los siglos no nacidos
en invisibles catafalcos de cuervos saturnales.
Tanatos abarcando toda la nada inexistente.
Zeus mendigando a Perséfone un solo beso
Nada. Nada se te asemeja en lo exterior.
Silueta espectral y cristalina.
Reflejo del mundo que me rodea.
Imagen inane del espejo de mi casa.



Diego L. "Y, Otros Poemas" (Extracto)
Reproducido con el permiso de Vicky

Poster


De Vinilos y Otras Glorias MDCLXI

Nos toca otro mito, del que ya hemos tenido noticias en alguna ocasión pero que ahora recuperamos en su mejor esencia.


Roy Buchanan (Live Stock) 1974


Cuando el mejor guitarrista desconocido de la historia decidió publicar su primer álbum oficial en directo, algo iba a pasar. Y lo que ocurrió es que el mundo que aún no tenía noticias de lo que este maravilloso artista podía hacer con su guitarra, se percató que en vivo la cosa se transformaba en una alegoría de lo bello, de lo supremo, de lo que nunca se escuchaba si no era transmitido por él.
Que Roy Buchanan era especial cuando tocaba no creo que lo ponga en duda nadie, mucho mejor intérprete que compositor, cuya faceta se limitó casi siempre a los caminos del Blues donde conseguía otra dimensión con sus sonidos; era evidente, siendo así, que sus directos tenían algo especial, y en este "Live Stock", al que le puedo poner una sola pega y es que no dure unas diez horas más, nos lo demuestra.
Como era costumbre, los Blues creados por él son apoyados por la voz grave, casi dramática, de Roy, que no canta, sino que recita las estrofas como un predicador al que acompaña una Música a la espera de su silencio para romper todo con la guitarra.
Seis cuerdas de acero caliente que se encargan de poner a tono los sentidos cuando te atraviesan de manera inmisericorde, con los agudos pasando como un cuchillo a través de tu alma y los inimaginables sonidos que Roy arranca en una demostración de estilo y técnica como no ha habido otro igual.
Imprescindible también el aullar del "Hammond" que es el único instrumento capaz de dirigirle la palabra a la guitarra, alternando solos y cubriendo las espaldas cuando es necesario. El resto de los instrumentos de la banda, salvo la voz de Billy Price cuando canta, se limitan a dar el apoyo necesario al genio (eso sí, lo hacen de vicio para que Roy resalte aún más) y es que un directo de esa guitarra es ella y lo divino dándose de la mano, por lo que no hace falta mucho más.
Disfruta de un documento excepcional, el directo de un artista único al que nunca se valoró lo suficiente siendo, como era, un intérprete con la categoría de genio.
Roy Buchanan guitarra y voz. Billy Price voz. John Harrison bajo. Byrd Foster batería. Malcolm Lukens teclados.

SIDE 1:  Reelin' and rockin';  Hot Cha;  Further on up the road;  Roy's Bluz
SIDE 2:  Can I change my mind;  I'm a ram;  I'm a evil

martes, 19 de abril de 2016

De Vinilos y Otras Glorias MDCLX

Ya que nos está dando por mitos, seguimos con alguno que otro, en este caso tanto la obra que nos visita como su creador (por supuesto)


Bruce Springsteen (The River) 1980


Creo que de la época gloriosa de Bruce Springsteen, por la trayectoria que llevaba y lo que había conseguido hasta ese momento, "The River" fue el disco más esperado y el que más expectación produjo.
Además de las miles de leyendas urbanas que se crearon alrededor del mismo, entre ellas las sesiones de grabación y los miles de temas creados para la ocasión, el doble disco apareció tras dos años en los que el rockero giró y giró sin parar, con monumentales conciertos pocas veces vistos en la historia del Rock (poco después se superaría con la gira de este disco) y su espectación era enorme.
No se trata del disco que más me guste de Bruce, pero es un sublime ejemplo de Rock'N'Roll con veinte temas que aportan de todo, y además es la época dorada de un tipo muy especial, un creyente fervoroso de lo que hacía y de lo que debía entregar, y en eso "The River" es otro ejemplo más de la honestidad llevada al vinilo (a los dos)
Banda clásica, la E Street Band al completo en los momentos de mayor conexión con el genio, siete músicos entregados a una idea, el Rock, y dándolo todo aunque sea un disco en estudio (que en el caso de Springsteen creo que hay que matizarlo porque sus directos son... de otra galaxia) y él mismo en plena entrega en cada tema, cada impulso, cada golpe de su garganta y riff de la guitarra.
El disco mezcla perfectamente temas lanzados a toda pastilla y momentos más calmados e intimistas, pero no por ello con menos energía e intensidad, porque si algo tiene este disco es una enorme cascada de emoción y adrenalina, sean baladones o cabalgadas.
Doble, enorme y otro escalón más en la carrera de un rockero que encumbró la Música que amamos y la llevó a otro nivel. Creer que es posible se hace más fácil con enormes piezas como esta, para disfrutar en cualquier lugar, situación, e incluso estado de ánimo, y a partir de aquí como siempre ya es cosa de lo que uno sienta.
Bruce Springsteen voz y guitarra. Roy Bittan piano. Clarence Clemons saxo. Danny Federici órgano. Garry Tallent bajo. Steve Van Zandt guitarra. Max Weinberg batería.

Side One:  The ties that bind;  Sherry darling;  Jackson Cage;  Two hearts;  Independence day
Side Two:  Hungry heart;  Out in the street;  Crush on you;  You can look;  I wanna marry you;  The River
Side Three:  Point Blank;  Cadillac ranch;  I'm a rocker;  Fade away;  Stolen car
Side Four:  Ramrod;  The price you pay;  Drive all night;  Wreck on the highway


De Vinilos y Otras Glorias MDCLIX

Un genio anda suelto (sí, lo de siempre para los de siempre) y nos visita trayéndonos una obra tan interesante como ajena a lo que fue.


Van Morrison (Veedon Fleece) 1974


Disco de rupturas personales y musicales, creado en su visita a Irlanda tras la monumental gira del año 73 y que dio lugar a un antes y después en su Música. 
Quizás debido en parte a esto "Veedon Fleece" no sea un disco de los que se consideren inmensos en su trayectoria, y quizás se le tenga menos en cuenta que otros, especialmente hasta ese período, pero a mí me encanta ese giro que de pronto se muestra en un músico capaz de reinventarse a sí mismo para crear un trabajo tan enorme como sugerente.
Con parte de los músicos que habían elevado a la categoría de arte sus creaciones, y en un estado de latente expectación, consigue un disco más intimista de los que solía entregar, con una aportación más que notable de las acústicas y los momentos de melodías pausadas y llenas de personales referencias, tanto en lo que ve como en lo que siente. Por supuesto, no dejan de estar presentes los arreglos de cuerdas (especialmente en esta ocasión más que los vientos) que realzan algunos de los temas con ese fondo inmenso que parece perderse por detrás de todo lo que se escucha.
La voz del "León de Belfast" sigue a lo suyo, haciendo lo que quiere, dejándose caer con tremendos susurros que son más propios de sus silencios en directo que de las grabaciones, o con rugidos que cortan la respiración y que empujan la Música cuando quiere comerse el mundo.
También es cierto que no se trata de un disco de los sublimes de Van Morrison, pero eso en su caso es un listón tan alto que cuesta llegar siempre ahí; lo que no se puede negar es que si en conjunto pasa esto, lo que es a través de algunas canciones sí que está a la altura de cualquiera, porque burradas como "You Don't Pull No Punches But You Don't Push The River", "Bulbs" (una cabalgada que me lleva hasta las estrellas) "Comfort You", "Cul De Sac" o "Streets Of Arklow" las podrían escribir alguno que otro, pero muchos no.
Un disco para disfrutar del talento de un genio, volver a vibrar con alguien que es un mundo dentro de los sonidos y además descubrir una de esas épocas que nunca están en los libros porque se consideran menos, y es una pena.
Van Morrison voz y guitarra. Ralph Walsh guitarra. John Tropea guitarra. David Hayes bajo. Joe Macho bajo. Dahaud Shaar batería. Allen Swartzburg batería. Nathan Rubin violín. Jim Rothermel flauta. Jack Schroer saxo. Jeff Labes teclados. James Trumbo teclados.

De Vinilos y Otras Glorias MDCLVIII

Un artista que tiene la capacidad de arrancar todas mis emociones. Siendo este el caso, motivos sobran para que vuelva a visitarnos.


Bruce Cockburn (Salt, Sun And Time) 1974


Quinto trabajo del artista canadiense (sin el permiso de los popes entendidos porque no me hace falta, del Genio canadiense) que como todos los que realizó en su primera época, más o menos hasta el año 78 tras su doble en directo, se desliza por el camino del Folk Rock acústico y melodioso (algún toque jazzy se le escapa en este disco)
También como siempre durante estos años, dos son las bases fundamentales de las composiciones de Cockburn en este "Salt, Sun And Time", su técnica a la guitarra acústica, excepcional y mágica, que le permite crear temas de altísimo nivel instrumental apoyándose en el acero para dirigirlas a los sueños. Fascinante y delicada, su manera de tocar arrulla mientras las notas van saliendo para ocupar todo el espacio que los sentidos puedan abarcar. Gracias a esto puede disponer en su repertorio (cada disco lleva ese sello como una norma escrita) de temas instrumentales que rompen con el ritmo de los discos, al son de una guitarra que hace y ofrece lo que quiere.
El arma que junto a la guitarra confiere ese carácter tan especial a la Música del artista es su voz, privilegiada y maravillosa, un susurro constante que se te mete en la piel mientras la escuchas recitando las letras que siempre dejan un mensaje a tener en cuenta, bien sobre historias de cada día, cantos de compromiso nunca escondidos e himnos a lugares y pueblos bastante olvidados por mucho que nos quieran vender lo contrario.
Nueve canciones intimistas, absolutamente personales y llevadas hasta el límite de lo que roza el alma. Momentos de increíble delicadeza que hacen tornar los ojos y soñar, de la mano de este juglar moderno que lejos de La Corte se atreve a embaucar con sus viajes a través de la belleza.
Si aún no lo conoces, ya es tiempo, porque con Bruce Cockburn la invitación a gozar de los sonidos de manera emocionante está garantizada.
Bruce Cockburn guitar y voz. Eugene Martynec guitarra y sintetizador. Jack Zaza clarinete.

Songs:  All the diamonds in the world;  Salt, sun and time;  Don't have to tell you why;  Stained glass;  Rouler sa bosse;  Never so free;  Seeds on the wind;  It won't be long;  Christmas song 


viernes, 15 de abril de 2016

Paul


Whipping Post


¿Cómo?

Allí donde pongo mi mirada te veo.
En todos mis pensamientos vives.
No es amanecer sin tus ojos en los míos.
Siempre el recuerdo llega, nunca descansa.
Cómo olvidarme de ti, mujer del alba.
Cómo olvidarte podría. ¿Cómo lo haría?
si tendría que olvidar mi alma.


Diego L. "Y, Otros Poemas" (Extracto)
Reproducido con el permiso de Vicky

Poster


De Vinilos y Otras Glorias MDCLVII

Hablamos con lo más alto, que sea el altísimo o no ya es otra cosa, pero al menos en lo musical no tenemos límites para irnos hasta donde queramos.


D.R. Hooker (The Truth) 1972


Hay ocasiones en las cuales las cosas pueden estar más o menos claras, otras en las que no se acierta ni con una guía muy completa y algunas (como la que nos ocupa) que es difícil no acertar a menos que lleves algo en vena para no ver.
Con la portada de "The Truth", la fotografía del amigo D.R. Hooker a punto del sermón de la montaña y los títulos de algunos de sus temas, sabes que el cielo estaba muy cerca de su cabeza a la hora de escribir e interpretar los diez que hacen que este trabajo se desarrolle dentro del Rock cristiano que tanto influyó en el período de la Psycho más auténtica (y eso que este disco ya se encuentra entrado en los setenta)
lo más curioso del asunto es que la temática, que en ningún momento huye de himnos pastorales que enaltecen las creencias arraigadas en el artista, se mezcla perfectamente en las letras con cantos hacia las sustancias psicotrópicas tan al uso y que servían para buscar la inspiración.
Al margen de todo esto (no en las letras que son muy importantes para el desarrollo de los temas y la concepción del álbum) el disco es una tremenda exhibición de Psycho, perfectamente elaborada desde la composición de los temas, los arreglos de los mismos y por supuesto la interpretación, con una banda entregada al concepto y la idea y con D.R. Hooker desarrollando su talento de una manera más que notable.
Su voz deja la impronta cuando recita las estrofas que van desgranando las historias contadas, y junto a ella, cuando maneja la guitarra abrasa en momentos de intensidad eléctrica con efectos y distorsiones agudas, riff pausados en otras ocasiones y cabalgadas a base de solos o con las acústicas perfectamente intercaladas.
Si todos los "iluminados" dejaran piezas como "The Truth" mejor nos iría, porque al menos a través de la Música el talento se desarrolla de una manera concreta, para tomarlo o pasar página, sin necesidad de tragarse discursos varios vacíos de todo.
Disfruta con D.R. Hooker y este disco que es un auténtico trallazo de Psycho maravilloso y brutal.

SIDE 1:  The sea;  Fall in love;  A stranger's smile;  Weather girl;  This thing
SIDE 2:  Forge your own chains;  I'm leaving you;  The Truth;  The Bible;  Falling Asleep