viernes, 27 de enero de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CCCLIII

Un viejo rockero que me enseñó a amar esto de la Música, un tipo con una clase increíble y una carrera a prueba de bomba, señoras y señores, con ustedes...


Bob Seger (Smokin' O.P.'s) 1972


De la primera etapa de Bob Seger, cuando ya estaba metido ¡¡y de qué manera!! en esto de la Música, me vuelve loco este su quinto álbum, un trabajo donde la marca y el sello del rockero americano deja su impronta de una manera absolutamente maravillosa.
Un vinilo que rezuma Rock por los cuatro costados, un trabajo impresionante con una energía y un desgarro como sólo él sabe hacer, el "cantante de la voz de lija" en plena ebullición, con una tremenda descarga de clase y sobre todo de talento interpretativo.
Bob Seger como cantante solista y piano esporádico, acompañando en algunas ocasiones las guitarras, lidera una banda de músicos que llenan cada surco de la energía que el buen Rock desprende, y en este caso te va cayendo por todos lados, porque realmente es una gozada musical y un tremendo deleite para los sentidos.
Junto a él Skip Knape a los teclados, especialmente con ese "Hammond" que aúlla como una fiera herida cuando acompaña los temas.
Davis Teegarden en la batería y percusión.
Y las guitarras salvajes, descarnadas, llenas de rabia y en ocasiones de deseo que corren a cargo de Mike Bruce.
Junto a ellos, músicos que acompañan en según qué temas, especial mención a las voces de Pam Todd y Crystal Jenkins, que cuando acompañan a Seger son buenas, pero cuando les deja en estrofas solistas simplemente lo bordan.
El disco es una sucesión de buen rock'n'roll, pasado por las manos de este tremendo artista que es una bomba, nueve temazos de los cuales dos corresponden a Seger, "Someday" y "Heavy Music", y el resto son piezas versioneadas, y hay que decir otra vez aquello de ¡¡y de qué manera!! por el artista de Detroit que las lleva un poco más allá.
Exhibición sin límites en la tremenda "Bo Diddley", una descarga de fiereza con solos desgarrados de la guitarra y voces de fantasías en la preciosa "Love The One You're With", una endiablada descarga de poder en la sugerente "Heavy Music"... así hasta componer un disco tremendo que cualquier amante del buen rock debería saborear.
Delicadeza y fuerza a partes iguales, clase a borbotones como sólo Seger sabe dar, un momento en el que salió disparado al infinito, quizás no sea lo que le hizo grande, pero sin este disco y algo más nunca hubiera llegado.
Si te apasiona el Rock, escucha a Bob Seger y déjate atrapar por su magia, es algo que nunca defrauda.

A:  Bo Diddley;  Love The One You're With;  If I Were A Carpenter;  Hummin' Bird
B:  Let It Rock;  Turn On Your Love light;  Jesse James;  Someday;  Heavy Music

domingo, 22 de enero de 2012

The Rose

Perdido



Perdido en el color de tus ojos quiero ir más allá, buscar en la propia mirada, enredarme en las entrañas de lo que llega hasta tu mente.

Una palabra lasciva, una mirada insinuante, el olor del deseo que se silencia, la incomunicación de las frases que no salen, el sentimiento de saber sin poder hacerlo realidad.

No soy quien pueda ser, para ti no puedo ser otro, porque no quiero, porque no puedo, porque el desafío de saber que estás ahí, en un espacio que te atrapa más allá de nuestros sueños no me permite disfrazarme de nada, soy yo, simplemente, quizás nada más, buscando ser nada menos.

La Música llena mi espacio, los sonidos del silencio son los dueños de mis sentidos, más allá de las oscuras noches en las que mi alma intenta llegar al confín de mis sueños, traspaso la barrera que lo racional crea y penetro en tu mundo, diluyéndome entre los fluidos que tu cuerpo derrama cuando somos uno en la distancia.

Hasta la Eternidad y un día, esté donde esté

Como Un Rayo

La tarde llora por tu ausencia repetida,
torrenciales lágrimas de pesar terrible,
inconsolable, triste, hundida.
Conforme se precipita silencioso el ocaso
siguiendo su sendero de nubes coloreadas,
mi alma grita con mudos acordes desgarrados
trenzados con raíces de soledad profunda.
Llega la noche borrando del mundo la luz.
Cubriendo de silencio lunar los tejados dormidos.
Es en esas horas que por ti más pregunto.
Es en esos momentos de soledades duras y amargas.
Busco entonces la imagen silenciosa y concreta
del recuerdo guardado en mi memoria de tu perfil.
Acuden a mi lamento ríos de sensaciones desbordados;
corrientes que me arrastran a un mismo centro
donde, siempre, por entre mi corazón acechas.
Sé que aparecerás así, de pronto, como un rayo solitario
y tu resplandor, quizá, hará que el tiempo del encuentro 
se pueda eternizar en la frontera de los "te quiero".


Diego L. "Apuntes del Interior y Otros Poemas" Extracto
(Reproducido con permiso de Vicky)

Grace

Madame George


Down on cyprus avenue
With a childlike vision leaping into view
Clicking, clacking of the high heeled shoe
Ford & fitzroy, madame george
Marching with the soldier boy behind
Hes much older with hat on drinking wine
And that smell of sweet perfume comes drifting through
The cool night air like shalimar
And outside theyre making all the stops
The kids out in the street collecting bottle-tops
Gone for cigarettes and matches in the shops
Happy taken madame george
Thats when you fall
Whoa, thats when you fall
Yeah, thats when you fall
When you fall into a trance
A sitting on a sofa playing games of chance
With your folded arms and history books you glance
Into the eyes of madame george
And you think you found the bag
Youre getting weaker and your knees begin to sag
In the corner playing dominoes in drag
The one and only madame george
And then from outside the frosty window raps
She jumps up and says lord have mercy I think its the cops
And immediately drops everything she gots
Down into the street below
And you know you gotta go
On that train from dublin up to sandy row
Throwing pennies at the bridges down below
And the rain, hail, sleet, and snow
Say goodbye to madame george
Dry your eye for madame george
Wonder why for madame george
And as you leave, the room is filled with music, laughing, music,
Dancing, music all around the room
And all the little boys come around, walking away from it all
So cold
And as youre about to leave
She jumps up and says hey love, you forgot your gloves
And the gloves to love to love the gloves
To say goodbye to madame george
Dry your eye for madame george
Wonder why for madame george
Dry your eyes for madame george
Say goodbye in the wind and the rain on the back street
In the backstreet, in the back street
Say goodbye to madame george
In the backstreet, in the back street, in the back street
Down home, down home in the back street
Gotta go
Say goodbye, goodbye, goodbye
Dry your eye your eye your eye your eye your eye
Say goodbye to madame george
And the loves to love to love the love
Say goodbye
Oooooo
Mmmmmmm
Say goodbye goodbye goodbye goodbye to madame george
Dry your eye for madame george
Wonder why for madame george
The loves to love the loves to love the loves to love
Say goodbye, goodbye
Get on the train
Get on the train, the train, the train
This is the train, this is the train
Whoa, say goodbye, goodbye
Get on the train, get on the train

De Vinilos y Otras Glorias CCCLII

Una pequeña vuelta por la previa de una de las mayores fantasías sonoras de un década, ya traída a este paseo y que ahora nos descubrimos de otra manera.


Billy Oskay And Mïcheäl Ö Domhaill (Nightnoise) 1984


Opiniones para todos los gustos, hay gente que considera este disco el primero del maravilloso y exquisito grupo Nightnoise, y entre ellos NO me encuentro, porque si bien es cierto que dos de sus miembros nos traen aquí una maravillosa conjunción de sensaciones, e incluso el título del disco pudiera parecer un guiño a... el grupo que nació dos años después tenía otros dos componentes igual de importantes y además se llamaba como era.
Dicho esto, que podía haberlo evitado según el caso, "Nightnoise" es un disco excepcional, lleno de sensibilidad, emociones y pleno de sensaciones para llenar los sentidos, y eso es algo muy difícil de conseguir.
Estos dos genios de esa tendencia que se dio en llamar "nueva era" (y cuyo nombre repudio, todo sea dicho) unieron sus talentos para ir puliendo lo que sería una carrera prolífica dando todo lo que se puede dar cuando se juntan clase y ganas, y crearon este disco a base de unir y refundir la Música tradicional de su Irlanda natal con esos sonidos que van más allá de la sinfonía y se convierten en cantos intimistas donde uno se emociona con cada nota.
Billy Oskay se encargaba de los violines, violas, piano y harmoniun, en una exhibición de virtuosismo unido a la sensibilidad por los sonidos, llevando a extremos delicados y bellos cada composición.
Mïcheäl Ö Domhnaill da todo un recital con las guitarras, el piano, la flauta, whistles y harmoniun, delicado y emocional junto a su colega, arrancando todo lo que uno puede llevar dentro.
Diez temas que como todo lo que hicieron en su carrera posterior van abriendo el libro de lo que ha sido un período excelso en la manera de entender un tipo de Música sublime, sensible y delicada, una Música para los sentidos, soñar despierto y perderse por donde uno quiere, dejándose mecer por cada nota en los 43' de joya sostenida que es el disco.
Si la Música que presentan gusta, te engancha sin remisión, no hay vuelta atrás, aunque quizás no llegue donde deba muchas veces por la propia propuesta, un modo de entender los sonidos que puede perderse en la propia concepción compleja de lo que se hace.
Para mí, algo para degustar al menos una vez, a partir de ahí...

Side One: Nightnoise;  The 19A;  Bridges;  False Spring;  Duo
Side Two:  City Nights;  After five;  Menucha;  The american lass;  The cricket's wicket

sábado, 21 de enero de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CCCLI

Otro grupo histórico, claro que en ciertas épocas fueron tantos y tan buenos como para no saber por dónde pillarlos, de modo que...


Small Faces (Small Faces) 1966


En opinión del que suscribe, una formación maravillosa, quizás un poco apagada por la cantidad de monstruos sagrados que en esa gloriosa época pululaban por el universo de los sonidos haciendo Música de una calidad salvaje.
Excepcional y descarnada presentación en este su álbum debut, una manera agresiva y tremenda de hacer rock, blues, R'n'B y un toque de soul pasado por el talento de estos cuatro músicos que se vaciaban a la hora de arrancar sensaciones en sus composiciones y la manera de interpretarlas.
Me encanta el toque magistral de sonido de Música negra cuando sale de la garganta de Marriott y esa manera de componer según las enseñanzas de todo el blues que les venía dado, añadiendo el talento que tenían que les salía por arrobas.
Cuatro monstruos sagrados de la Música británica de toda la vida formaban el combo, con el genial Steve Marriott como guitarra y voz solista, un salvaje músico que emitía emociones a flor de piel cuando interpretaba, además de crear junto a Lane la mayoría de las canciones del grupo.
Ronnie Lane en el bajo y las voces, creador de los temas como ya he dicho junto a su colega y un músico con una sensibilidad realmente exquisita, toda una joya.
Kenny Jones en la batería, furioso, salvaje, puro ritmo y del bueno, manteniendo en cada instante la marca de la casa en esa forma tan emocional del sonido de la banda.
Ian McLagan en el órgano, guitarras y voces, ese "Hammond" que suena como los ángeles y nos eleva por donde desea.
Doce temas para empezar una carrera de ensueño, tanto en el grupo como luego cada uno con proyectos míticos, la mayoría de ellos del dúo Lane-Marriott, con versiones excepcionales de clásicos del Soul, del R'n'B, una demostración de energía y buen hacer como mandaban los cánones de la época. 
Escuchar a Small Faces es volver a los tiempos en los cuales todo era posible, a nivel creativo se creía en lo que se hacía y los talentos desarrollaban su manera de entender la Música como su alma les indicaba. Un grupo fascinante, demasiado bueno para saberse, quizás porque ya se sabía de otros. A mí, que suelo ir contracorriente, me encantan.

Side One:  Shake;  Come on children;  You better believe It;  It's too late;  One night stand;  What'Cha gonna do about It
Side Two:  Sorry she's mine;  Own up;  You need loving;  Don't stop what you are doing;  E Too D;  Sha la la la lee

De Vinilos y Otras Glorias CCCL

Seguimos trayendo lo que antes nos negábamos pero que ahora ya no nos limitamos, y para mito, algo que lo es dentro de los mitos.


Love (Forever Changes) 1967


En esa década mágica de libertad creativa en estado puro que dicen abarcó el período comprendido entre el 65-75, más o menos obviamente, donde las mentes no tenían corsé y las emociones eran plasmadas en Música, dos genios creativos llamados Arthur Lee y John Echols unieron sus talentos para parir uno de los más grandes grupos de la historia, y si nos ceñimos a su época sesentera, uno de los más grandes mitos de la Música.
Love es pura magia, energía y emociones manadas de cada composición que lleva el sello de ese genial compositor, creador, instrumentista que era Arthur Lee, y este álbum, su "Forever Changes", una pieza de orfebrería que cualquier artesano hubiera querido crear.
Me gustan todos sus primeros discos, pero me he decidido por este su tercer trabajo porque me fascina, y quizás no será, como dice un amigo mío que me procura las mayores sensaciones a nivel de Música y sabe como pocos de esto, "El mejor disco de la historia", porque para gustos los colores, pero que es una joya de miles de quilates es un hecho, ¡¡y menuda joya!!
Por supuesto manejando el timón de esta fantasía se encuentra Arthur Lee, un maravilloso músico creador de melodías eternas, maravillosas y bellas, encargándose de la guitarra y voces, con esa voz única que se desliza por tus sentidos.
John Echols a la guitarra, otra imagen imborrable del grupo, con esa manera sublime de tocar y arrastrar en sus sonidos.
Bryan Maclean en las guitarras y voces, el otro creador de canciones increíbles, y cantarlas como los ángeles, amén de tocar la guitarra.
Ken Forssi en el bajo y Michael Stuart en la batería conforman la base rítmica que dota al grupo de esa capacidad para descansar en ellos lo que quieran ir creando, que es mucho y maravilloso.
Los arreglos orquestales y algunas colaboraciones completan la parte musical de esos surcos que llevan hasta el infinito la manera de hacer Música para soñar, como Alban Pfisterer en los teclados y Tjai Cantrelli en la flauta y el saxo, colaboradores en nueve canciones del álbum.
Once temazos conforman esta joya de la Música universal, once sensaciones que se te meten en las entrañas y te hacen soñar, no puedo destacar ninguna en especial porque me apasionan todas, cada una me lleva a la siguiente esperando algo más en los 42' que dura esta orgía sensorial en forma de Música, aunque si soy capaz de detenerme en alguna con algún pudor esa es "You Set The Scene" o "Live And Let Live", pero es que todas son... ¡¡¡Magia!!!
"Forever Changes", una joya de un mito, algo mágico que me satisface traer para volver a degustar sus sonidos, acariciar su negro vinilo y emborracharme de placer emocional por el amor a esta locura que llamo Música.
Si eres capaz de soñar a través de los sonidos, escucha esta pieza, quizás descubras otra forma de belleza.

Side One:  Alone Again Or;  A house Is not a motel; Admoreagain;  The daily planet;  Old man;  The red telephone.
Side Two:  Maybe the people would be the times or between Clark and Hilldale;  Live and let live;  The good humor man he sees everything like this;  Bummer in the summer;  You set the scene


viernes, 20 de enero de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CCCXLIX

Ocurre a menudo, y ese era el planteamiento inicial de "Paseando Por Los Sueños", que cuando evitas lo obvio, porque crees que lo es, dejas lo obvio porque no lo ha sido. Intentaremos poco a poco ir puliendo estos deslices, y para ir abriendo boca...


Nektar (A Tab In The Ocean) 1972


Me apasiona el Krautrock, una forma de interpretar muy suya que abarca muchos y variados estilos, y dentro de la vertiente progresiva de esta Música me encanta un grupo como Nektar.
Mitos de la Música nacidos en Alemania como grupo, consiguieron ser uno de los pocos, sino casi el único grupo que además de arrasar por Europa dieron el salto a los USA, aunque esto sea un dato que para mí no tiene relevancia, simplemente eran geniales, y sus primeros trabajos, en un período de más de media década, maravillosas obras de Rock Progresivo de una calidad brutal.
Este "A Tab In The Ocean" es su segunda obra, para mí su más excelso momento, por las composiciones y la manera de trasladarlas al vinilo, una obra sublime de pura Música casi conceptual que se convierte en una sinfonía con una maravillosa manera de estremecer los sentidos.
La banda original se nos presenta en plena forma, unos músicos tremendos que funcionaban como un bloque tan compacto que se cae encima y te aplasta.
Roye Albrighton en las guitarras y voces, tremendo, duro, brutal, y al mismo tiempo sublime cuando quiere en esos arpegios maravillosos, pero cuando puntea...
Allan Freeman teclados y voz, un maravilloso músico que nos traslada a ese universo tan del grupo, y cantando arropa la voz de Albrighton y Moore.
La sección rítmica una tremenda exhibición de poder y ritmo, con Ron Howden a la batería y voces con Derek Moore al bajo y voz.
Como está en los créditos y era básico y fundamental en los despliegues visuales del grupo, que entendía su Música como un todo, nombramos a Mick Brockett encargado de las luces y efectos.
Cinco temazos jalonan el disco, la cara A se deja completa para esa pedazo de obra que es "A Tab In The Ocean", una furiosa acometida de Música desmelenada que no sabes por donde te viene. Guitarras furiosas, teclados que te envuelven, solos desenfrenados, voces y coros casi en grito, y una base rítmica que te patea el culo durante los 15'30'' de duración que son una auténtica exhibición de buena Música.
La cara B nos espera con cuatro temas que no tienen interrupción, continuando esa idea de conjunto y concepto de todo el disco, "Desolation Valley" un clásico del grupo, tema que nos desvela los momentos más íntimos de estos cuatro músicos, con un teclado casi silencioso y una voz en susurro hasta volver a ese riff que corta el aire. La guitarra en ascenso nos lleva hasta "Waves" y sin apenas pausa otras dos piezas en una más las dos ya escuchadas, "Crying In The Dark" y "King Of Twilight", clásicos del grupo de toda la vida, una cabalgada hasta las estrellas con la banda lanzada, algo sensacional, todas ellas tratadas en directo de una manera única.
Una auténtica joya del Prog., tremendo disco de sensaciones y poder mental a través de los sonidos, una experiencia excitante para quien ame y le guste esa manera de crear con la mente.
La portada como todas las de su época gloriosa, una preciosidad, absolutamente... pues eso, son Nektar.


De Vinilos y Otras Glorias CCCXLVIII

Un mago que hizo vibrar muchos corazones, muchos estómagos y muchos lo que fuera, nos visita de nuevo porque nos apasiona que la gente conozca cosas así.


Isaac Hayes (The Isaac Hayes Movement) 1969


La maravillosa trayectoria de Isaac Hayes tiene miles de momentos mágicos, especialmente esos primeros años de su carrera donde deleitaba con una Música personalísima y una manera de entender los sonidos que iban más allá de lo que por entonces se estilaba, por eso era el amo y señor de lo que hacía, por eso controlaba su obra y por eso era grande, muy grande, un auténtico genio.
Me apasiona Hayes, se me mete en las entrañas y no sale, esa voz, esos susurros, esa forma de componer, de arreglar... y entre todo lo que hizo, como obra me vuelve loco este "The Isaac Hayes Movement", su tercer trabajo y un conjunto de joyas que lo hacen muy especial.
Instalado ya como el nuevo mesías negro, con esa forma de expresión que le hacía la nueva sensación de una raza en particular y la Música en general, una personalidad arrolladora y el descaro de quien se sabe genial, todo lo que tocaba se convertía en pura seda, y este disco es una buena muestra de ello.
El propio Hayes sigue demostrando su excepcional capacidad como músico, encargándose de los teclados, el saxo y por supuesto la voz, esa maravillosa sensación que era su garganta, una manera de enamorar y llevar la Música a la pura sensualidad, que era lo que realmente conseguía. 
Rodeado de un tremendo elenco de músicos, los cuatro temas del disco son un trallazo tras otro, cuatro joyas que te envuelven y te llevan a ese lugar de ensoñación donde sólo los elegidos habitan.
La cara A nos recibe con el tema de los temas, lo más parecido a hacer el amor a través de los surcos de un disco, "I Stand Accused", 11'37'' de una sensual y emocional canción que se te mete hasta el alma, desde la primera nota de ese piano sobrecogedor a la voz recitada en forma de rap pausado con la que Hayes te envuelve para llevarte hasta las estrellas al cantar y amarte con su manera de interpretar.
Los 5'50'' de "One Big Unhappy Family" cierran la cara, un sentido del ritmo y tempo excepcional, absolutamente sublime los instrumentos y Hayes... se sale, simplemente y nada menos.
En la cara B otras dos bombas, "I Just Don't Know What To Do With Myself" que en sus 7'02'' demuestran la capacidad del músico para hacer suyos temas eternos, una manera maravillosa de transformar un tema de siempre en algo creado desde las entrañas de ese soul que sólo Hayes era capaz de hacer.
"Something" cierra el disco con sus 11'45'' de pura orgía musical, un tema eterno de George Harrison que se convierten en una sinfonía de la mano de este genio, uno de los más grandes arreglistas y versioneadores de la historia, un talento puro que tomaba los sonidos y los pasaba por esa voz y esas manos que arañaban las entrañas.
Una obra magna, un modo de emocionar como pocas veces, un disco que demuestra la enorme categoría de este músico excelso, genial, que mientras quiso estar donde debía llenó el universo con sonidos mágicos, fuesen suyos o tomados de otros grandes creadores.
Si quieres soñar, volar, perderte por un mundo de sensaciones a través de la Música, Isaac Hayes es tu nombre, a partir de ahí... cuidado, esto crea adicción.


domingo, 15 de enero de 2012

Anthem



If you don't put me on trial
Then why don't you turn me loose
You can throw the key away
Let me chase the wild goose
Your progress is my desire
You shouldn't do me wrong
Although it's true I'm worried now
I won't be worried long
Telling stories to the peacocks
Selling systematically
Just a counterfeit engraving
Of the way you used to be
Just another one-way number
Just another two-way song
Although it's true I'm worried now
I won't be worried long

Don't encourage me to murder
'Cause it pays to advertise
Don't treat me with suspicion
Don't tell me no more lies
You know I love your company
You shouldn't do me wrong
Although it's true I'm worried now
I won't be worried long
Although it's true I'm worried now
I won't be worried long

Anónimos


El andén de la estación de metro permanecía desierto una vez más, tras el último tren que vaciaba sus entrañas de los seres que escapaban o buscaban el lugar que les llevara a la locura diaria. Hacía ya tiempo que no se perdía en la vorágine de la angustia por la prisa, la ansiedad por llegar a su lugar de trabajo, donde “perdía” horas y horas mientras su mente buscaba los resquicios para huir de todo.
Se sabía de memoria el plano con las estaciones, la duración de las paradas, los momentos en los que sus pies entraban y salían de los vagones, conocía los contactos no deseados con otros seres, a través de los miles de empujones provocados por la falta de espacio y la necesidad de estar todos en el mismo lugar, a la misma hora, con el mismo espíritu de desgana en sus rostros, rostros anónimos que sin embargo se repetían una y otra vez, cada mañana, en los amaneceres que pasaban por el deseo de que un día se sucediera al otro cuanto antes.

Algo había cambiado, el tiempo se había detenido en el andén de la estación, en la línea de metro de los sueños, la que unía la realidad con la ficción, en la que encontró un ser que, sin saberlo, había despertado de nuevo su mente adormecida. Ya no se preocupaba por estudiar los rostros ajenos, intentando averiguar el por qué de cada uno, las distintas etapas de su vida para coincidir todos en el mismo lugar cada mañana, ahora había conseguido, de nuevo y sin saber por cuanto tiempo, volver a sentir que su vida era distinta a la del resto de los mortales, que su mente podía crear y hacerle ser por encima de todas las cosas, que aún servía para acariciar los sentidos con un susurro de sus labios, que era de nuevo por encima de casi todo. Seguía sin creer en el ser humano, ese animal que no despertaba más que oscuros presagios en sus emociones, pero los ojos de tristeza de una persona casi tan perdida como él le habían dado la posibilidad de encontrar un poco de aire fresco en medio de la podredumbre que le rodeaba.
Era un día más, pero el comienzo de todo si quería, porque fuera de los vaivenes diarios del trabajo y los sueños incumplidos, la espera en la solitaria estación significaba esta vez la búsqueda de un rostro necesitado, al igual que él, de algo más que dejar pasar el tiempo, la búsqueda del tiempo para ellos, respirando por el hueco al Universo que buscaban crear.

Otro tren que pasaba sin apercibirse, pasos alejándose por el andén, y mientras sus ojos miraban pero no veían los distintos recorridos y trayectos de los trenes, una mano posada sobre su hombro le indicó que la espera había terminado. Al girarse se encontró de nuevo con los ojos de tristeza de un ser atormentado, una persona que vivía porque no tenía otra cosa que hacer, pero que intentaba, de su mano y sin fuerzas para casi nada, creer que era posible elevarse un poco por encima de tanta miseria.
El contacto con su mano le hizo recordar como en sueño la primera vez que percibió su presencia, en el mismo vagón que se dirigía hacia la nada, con su cabeza baja, los ojos tristes y la angustia reflejada en su rostro; fue un impulso, o una tentación por imaginar alguien distinto, pero a partir de ese día no pudo dejar de mirar hacia el mismo lugar, en el mismo vagón, a la misma hora en el que el tiempo se detuvo después de demasiado vagar por ningún sitio.
Hubo de pasar mucho tiempo hasta que las miradas se cruzaran, cuando extrañamente los ojos caídos hacia el suelo se elevaron como sintiendo la presencia, y no necesitaron decirse nada; la tristeza y la desesperanza habían tomado el rostro angelical de este ser atormentado, y por primera vez desde que la vio sentía cómo sus ojos no estaban perdidos, podían mirar y ver algo más allá de sus propios miedos. Sin saber cómo ni de qué manera la sintió cercana un día en el que el asiento habitual del vagón se encontraba ocupado, con sus manos sujetándose en la barra de frío acero que servía de asidero, y por primera vez, (siempre paso a paso, poco a poco, de primera vez en primera vez) sintió su calor, aunque este nuevo desafío a los temores volviera a provocar la mirada baja y la respiración entrecortada por no poder controlar lo que ocurría.

No volvió a sentarse en su lugar habitual, y el estrecho pasillo del vagón se convirtió en la sala de espera de ilusiones nuevas, posibles espacios de luz en dos vidas envueltas demasiado tiempo en la oscuridad de los sentimientos. La multitud de las mañanas dejó de existir, eran ellos dos y su espacio, sin apenas mediar palabras, con escasos momentos para decidir qué pensar, cómo sentirse, cuando poder llegar más allá; tenían tiempo, era lo único que les sobraba, tiempo para pasar, para no estar, para dejarse ir, y fue lo que en ese momento de sus vidas les salvó, porque pudieron dejar que sus mentes reaccionaran tras demasiados momentos adormecidas, y muchas paradas después, muchas mañanas de sonrisas cada vez menos forzadas por fin uno de ellos dejó escapar una proposición casi suicida, intentar abandonar la negrura del día a día y buscar la claridad más allá de los límites de sus almas.
Todos los momentos pasaron ante él mientras dejaba sentir el calor de la mano sobre su hombro, y la sonrisa de satisfacción porque el instante se produjera le hizo saber que esa mañana, fuera del amargo día a día, tomar el tren en la misma estación de metro había sido un acierto del que esperaba no arrepentirse nunca. Un saludo sencillo, con el temblor dentro de sus cuerpos para no estropear el momento y se dirigieron hacia la salida, hacia la luz, un lugar al que nunca antes habían accedido juntos, y por primera vez también (de nuevo otra etapa más, algo nuevo) no se perdieron de vista en la parada habitual, con los miles de cuerpos absorbiendo la imagen de ella desapareciendo tras la puerta que se cerraba.

Las escaleras parecían no tener fin, pero poco a poco el aire fresco de la mañana y la luz clara y diáfana de un día de primavera fue ocupando el espacio de las luces de neón, saliendo por fin a la vida, al espacio que pretendían llenar después de demasiado tiempo. El ruido del tráfico, el ir y venir de gente, casi siempre molesto, eran ahora síntomas de instantes que se presentaban como la antesala de algo nuevo, recuperado y, a la vez, temeroso.
No tenían planes para las siguientes horas, no querían que lo lógico, lo estipulado, lo preparado, eso que tantas veces había dañado sus vidas, fuese la causa de que ni tan siquiera comenzara lo que tanto había  costado iniciar, y comenzaron a andar, lentamente, apurando cada paso, cada metro recorrido junto al otro, sabiendo que se encontraban dos seres marcados por la necesidad de volver a ser, pero que estaban demasiado lejos de todo aquello. Habían elegido a conciencia una zona de la ciudad desconocida, para sentir que se perdían, esta vez por decisión propia y sin circunstancias, entre el anonimato de cualquier día de fin de semana, donde las horas parecen avanzar más lentamente, y llegando a un pequeño parque, tomado por los pájaros y pequeños roedores, con un gesto universal hecho con la mano asintieron en sentarse para poder… mirarse.
Quizás fue la premisa de ser el varón, o la inquietud por la tristeza en la mirada de su acompañante, a pesar del evidente cambio respecto al día a día en el vagón del metro, el caso es que, a duras penas y con un nudo en la garganta, él consiguió expresar su deseo por saber, por conocer algo de la existencia  de aquél alma gemela que llevaba escrito en su rostro el sufrimiento, la angustia, el temor por vivir.

La suave brisa de la primavera acariciaba sus rostros, y el astro rey avanzaba a través de los árboles del parque, llenando todo de una luminosidad esplendorosa, mientras los pájaros y demás animales campaban a sus anchas en las aún primeras horas de un día que se presentaba bello; el entorno se había transformado en un microcosmos que parecía alejado de todo, y esta circunstancia ayudó a que los sentimientos rompieran el duro caparazón que ambos seres habían construido para ser impermeables a cualquier emoción, para no sentir y dejar de sufrir por… todo. De nuevo el rostro de ella bajó, con sus ojos mirando al suelo, intentando respirar profundamente, llenando sus pulmones del aire que la traspasaba, y una mano sobre su espalda, sujetando su alma para que no escapara la ayudó a volver de nuevo al banco del parque, con sus ojos llenos de lágrimas, como tantas veces, pero por un motivo completamente distinto.
Ahora, con su cabeza elevada, apoyada en el respaldo levemente y sintiendo la mano que mantenía su espalda, respiró hasta llenar sus pulmones y recuperó el aliento para, por fin, vomitar toda la ponzoña que cubría sus entrañas, para intentar liberarse, aunque fuera fugazmente, de lo que había convertido su alma en negrura infinita, un túnel sin salida más allá de su propia existencia de muerte en vida.

- Es la primera vez, en demasiado tiempo, que al respirar no huelo a muerte, y apenas recordaba la sensación de sentir la luz, la brisa, el sonido de la vida.

El alma de su compañero se encogió, las palabras fueron un mazazo tremendo en sus sentidos, le llegaban demasiado cercanas, y tuvo que esforzarse para que un torbellino de ideas e imágenes se detuvieran y no cubrieran su mente; quería estar con aquella mujer, oírla, saber el por qué, e intentó alejar los pensamientos que querían poseerle de nuevo.
Tras la primera frase, que costó una vida, ella volvió a tomar aire y continuó hablando, pero esta vez no hacia la nada, sino hacia otro ser como ella que realmente quería y necesitaba escucharla.

- No sé cómo empezar, desnudar mi alma es algo que tengo olvidado, tengo miedo a que me hagan daño, han sido demasiadas heridas sin cerrar. Siento el desgarro de la soledad lacerándome cada día, a pesar de existir gente que dicen estar conmigo, gente que no quiere otra cosa que mi presencia para los momentos en los que no pueden hacer esta u otra cosa. He llegado a sentirme, y me siento, como un perro faldero, ese animalito al que puedes acariciar cuando ha hecho algo que le has ordenado, al que le echas las migajas de lo que comes para que las recoja.
Me duele el alma de oler la muerte, de ser la que despide a los seres queridos cuando la vida se les escapa entre mis manos, de estar sola oliéndola porque nadie quería tragar con esos momentos, de querer llorar y no poder porque no quedaban lágrimas en mis ojos.
Me duele querer respirar y no sentir la frescura del aire, buscar alguien a mi lado que “abriera” una ventana y no encontrar nada más que puertas cerradas, para evitar que la muerte entrara en sus vidas y quedara en la mía; me duele estar sola porque decidí olvidarme de todos los que no quisieron estar, pero quizás esta soledad es lo único puro que me queda.

De nuevo los ojos buscaron el suelo, y la mano que seguía en la espalda acarició tímida y dulcemente la nuca, en silencio, como cada mañana en el vagón del metro, aunque en esta ocasión sentía el calor y la cercanía del ser que le acompañaba sin saber por qué durante demasiados días; escuchó el llanto de la mujer que había reventado por fin tras demasiado tiempo, y comenzó a mesar sus cabellos, lentamente, sin prisas, sabiéndose poseedor del tiempo, por primera vez después de… sentado y sintiendo todo lo que su mente recibía de la persona que le acompañaba. Sus dedos continuaban entrelazando los cabellos, enredándose entre ellos, como queriendo quedar atrapado en las sensaciones que la presencia de ella le provocaban, y un gesto de su cabeza buscando el contacto más firme le hizo acariciar su rostro, recorrerlo desde la frente, mirándola como cada mañana, haciendo real el deseo de dibujar su contorno con los dedos, para memorizar cada línea que la hiciera ser única en su recuerdo.
De nuevo ella llenó de aire sus pulmones, para continuar hablando, con el mismo esfuerzo que le costaba la vida, pero con las ganas de desprenderse, por fin, de las cadenas que aprisionaban su alma.

- Es la primera vez que tengo la necesidad de hacer algo, llevaba mucho tiempo dejándome llevar, queriendo que los días pasaran y llegara la noche para perderme en mis pesadillas, pero hoy quería estar aquí, verte, no sabía qué iba a pasar ni siquiera estaba segura de que vinieras, porque no sé quién eres, pero no me importa, hoy necesitaba estar, y me siento feliz por haber venido.

- Yo también he deseado estar, y te aseguro que es lo mejor que me ha pasado desde que decidí deambular por el mundo para agotar mi existencia. Tampoco sé quién eres, pero no me importa en absoluto, hace mucho que no vivo el momento, el instante, y hoy el tiempo se ha parado, no quiero que avance, y me agrada que sea así.

De nuevo su vida pasó por delante de sus ojos, todas las sensaciones oscuras que habían marcado su existencia, sus deseos por no vivir, dejar de luchar, intentar desaparecer para no estorbarse a sí mismo, la decisión de borrar sus recuerdos con la muerte, la cobardía para enfrentarse a cada amanecer. Entre tanta miseria, tanta podredumbre aparecía nítida y clara la imagen del vagón de metro, el asiento vacío que ocupaba su compañera de banco, el único ser que le había provocado la posibilidad de pensar de nuevo, que crear, de sentir, y de emocionarse, un ser desgarrado que le hizo sentir miserable por tener y no querer, y que ahora sonreía, con las lágrimas aún recorriendo sus mejillas, por haber podido respirar de nuevo.
Los rayos del Sol ya resbalaban por sus cuerpos, y los sonidos de los animales formaban un concierto de notas perfectamente sincronizadas; no sabían cómo ni de qué manera, habían decidido que esa mañana podía ser la primera del principio de todo, o al menos la primera en las que las rejas de sus corazones podían abrirse: Dos seres cercanos en el final, pero opuestos en la manera de llegar hasta él, una empapada de muerte sin quererlo, otro queriendo llenarse de ella sin conseguirlo.
La mano dejó los cabellos y buscó la de su compañera, que descansaba sin fuerzas sobre el banco, la tomó y entrelazaron los dedos, él apretaba, ella dejaba que la piel sintiera el contacto, y cuando no tuvieron más que buscar en el parque, con el Sol, la brisa y los sonidos, se perdieron en las calles, hacia el infinito, con el tiempo en sus manos y un universo para descubrir de nuevo.


Con cariño, a todas la personas que creen que vivir es posible, a pesar de nosotros mismos y de la vida


Ghost Of Tom Joad

Sueños Alocados



Soñé que hacía el amor en la cumbre más alta del mundo, pero no encontré la felicidad. Me imaginé buscando el placer en las entrañas de la tierra, pero el calor derritió mis ilusiones. Miré al infinito mientras escuchaba una melodía, notas encadenadas que me sugerían la paz, la calma, y el color del horizonte se tornó en claridad cegadora, elevándome por encima de mi propio cuerpo, llevándome hasta donde nadie puede alcanzarme.

Soñé que hacía el amor bajo un manto de estrellas, pero me desperté solo, con la hierba fresca cubriéndome el rostro. Me imaginé buscando el placer mientras la lluvia acariciaba mi cuerpo, pero el agua arrastró en su camino todos los deseos acumulados desde niño. Dejé que la Música penetrara en mis entrañas, el cálido abrazo de los susurros hechos notas, mientras mi mente alejaba el temor a no ser recordado, convirtiéndome en anónimo juglar que aprende a volar por encima del mundo.

Soñé que hacía el amor con un cuerpo deseado, pero los años de búsqueda me hicieron marchito. Me imaginé buscando el placer más allá de las enseñanzas de los hombres, pero los eruditos nunca terminaron el libro de las promesas rotas. Vagando por el desierto de las emociones, ebrio de deseo sin lugar a donde ir, las viejas canciones volvieron la arena en vergel, agua fresca donde calmar la sed que me agobiaba, voces melodiosas para serenar mi espíritu, manos libres de cadenas para acariciar acordes mágicos.

Soñé que hacía el amor tantas veces como podía desear, pero de desearlo tanto no encontré el momento oportuno, la mirada expectante, el cuerpo dispuesto. Me imaginé buscando el placer dentro de mi propia alma, pero mi alma no entendía de temas carnales. Sentí la llegada del adiós observando los rostros conocidos, y me giré de nuevo hacia los altares de mis primeras súplicas, escuchando el coro que entonaba plegarias contra la tristeza, transformándolas en sinfonías que abrazaban los corazones puros, ritmos intensos saliendo de las entrañas de los hombres, convertidos en pentagramas que señalaban el camino hacia los lugares donde descansar, Música, esencia pura.

Stevie

The Sky In Your Eyes




De Vinilos y Otras Glorias CCCXLVII

Otro viaje fascinante, este por la vieja Europa desviándonos hacia otra Música que nos hace soñar, llegar donde nadie que no sienta los sonidos traspasar la piel puede.


Pan (Pan) 1970


Desde Dinamarca nos llega esta banda de Hard progresivo que duró este disco, un excelente trabajo dentro de ese estilo que en Europa salía a borbotones, y que en los países escandinavos tuvo algún que otro reconocimiento con grupos de gran nivel, como el que nos ocupa.
Fundada por el guitarra y vocalista francés Robert Lelievre, que recorría el viejo continente huyendo del servicio militar de su país, la Música tiene también tintes de psicodelia, y el grupo no pudo ir más allá porque tras cosechar un relativo éxito de el país e intentar el salto por el resto del continente el alma de la banda se suicidó en el año 73, poniendo fin a cualquier atisbo de continuidad.
La Música es de una calidad excelente, además de la voz desgarrada y dolorosa de Lelievre, que acentúa el tono trágico de muchos temas, con esa especie de súplica al viento, las composiciones se basan en un excelente trabajo de guitarras y teclados, base del prog de la época.
Thomas Puggaard-Müller se encarga de las seis cuerdas, dotando el sonido duro y pesado del grupo, con riff poderosos y solos demoledores, acompañado como contrapunto a su sonido por los teclados de Henning Verner, que rivaliza en esos solos con el "Hammond" y golpeando el piano de manera tremenda aunque en ocasiones la voz se intercala desafiando a ambos.
La sección rítmica, sobria y tremenda está a cargo de Arne Würgler al bajo y Michael Puggaard-Müller en la batería.
Diez temas forman el disco, todos creados e interpretados desde la manera clásica del progresivo de principios de los setenta, temas pausados que se intercalan con duros golpeos a las entrañas, constantes cambios de ritmo y momentos de pesimismo desorbitado, oscuro en ocasiones, con esos gemidos que no cesan, o la furia de la voz ("Tristesse") cabalgadas sin pausa ("They Make Money With The Stars") y creaciones orquestales sin un rumbo fijo ("To Get Along Alone") todos formando una obra compacta, sobria, de un nivel tremendo.
"Pan" es un disco para escuchar, descubrir sonidos creados por un visionario y degustar una banda que como en tantas ocasiones se quedó a las puertas de todo. 

Seite 1:  My time;  If;  Song to france; They Make Money With The Stars;  Il n'y a pas si longtemps de ça;  Many songs have been lost.
Seite 2:  Tristesse;  To get along alone;  We must do something before the end day;  Lady of the sand.




sábado, 14 de enero de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CCCXLVI

Volvemos a algo que nos apasiona, y nada mejor para retomarlo que una maravillosa forma de entender lo que fue un periodo excelso en creación, sentimientos, emociones...


Spriguns (Time Will Pass) 1977


La capacidad interpretativa de sus miembros hacía que Spriguns fuese un grupo excepcional, pero en la época en la que Mandy Morton estuvo con ellos además de eso, que no es poco, se unía un talento fuera de lo común a la hora de transmitir y por supuesto poner su sello en lo que a la creatividad se refiere.
Este "Time Will Pass" es una muestra evidente de ello, con la maravillosa Mandy haciéndose cargo de las voces, o más bien del susurro, de la delicadeza convertida en voz y sobre todo, y esto creo que es lo más importante del disco, de la creación de las canciones, tanto en las letras como en la Música, dotando a toda la obra de esa angelical forma de entender una Música, el folk en su vertiente progresiva, que la hace llegar a niveles de pura seda.
Casi como continuación de su anterior trabajo, que también se dejó caer como un sueño en este paseo por la vida que nos da la Música, este disco nos ofrece una demostración de magia, seda, sensibilidad y emociones a flor de piel que no puede sino llevarnos a lo más alto de lo que uno siente cuando escucha eso que llamamos Música.
Mandy Morton nos vuelve a embaucar con su voz, tremendos momentos de intimidad sin límites, además de ayudar con las acústicas al sonido tan particular del grupo.
Wayne Morrison se encarga de las guitarras, mandolina y voces.
Dick Powell en las guitarras, teclados y voces
Mike Morton al bajo y voces.
Dennis Dunstan en la percusión.
Nueve temas que envuelven la maravillosa sensación que deja la Música bien hecha, nueve pedazos de folk prog. pasados por las manos, la mente y el talento excepcional de una artista como pocas, y traducidos a los surcos que los acogen por cinco músicos excepcionales, donde la voz, los coros, esas acústicas y destellos de solos de eléctricas nos derriten el alma.
No falta de nada, intimismo como en la preciosa "Time Will Pass", folk intenso como en "Dead Man's Eyes", la tremenda emoción sostenida de "Blackwaterside", una trazada directa al alma en "Devil's Night"... algo más que una Música para escuchar, sonidos para llegar hasta donde uno quiera, y es que Spriguns era algo muy cercano a la eternidad, al menos con Mandy llevando el timón.

Side 1:  Dead Man's Eyes;  All before;  For You;  Time will pass;  White witch
Side 2:  Blackwaterside;  You're not there;  Devil's night;  Letter to a lady


De Vinilos y Otras Glorias CCCXLV

Como somos así (que exactamente no sé como es) nos lanzamos a degüello hacia sonidos que siempre me han hecho vibrar más allá de la propia emoción.


George Thorogood And The Destroyers (George Thorogood And The Destroyers) 1977


Blues blanco descarnado, salvaje, rasgador, eléctrico... Blues, Blues, Blues de la mano de un guitarrista, cantante y compositor realmente maravilloso que se lo curró hasta llegar donde está, pero que en esta época era simplemente auténtico.
El primer álbum de George Thorogood es un homenaje a esa Música que sale desde dentro de la Tierra, te agarra por los bajos y te hace saltar o gritar de pasión, un disco con un puñado de canciones tratadas con el toque tan especial que este guitarrista de Delaware da a sus interpretaciones, y lo que no se puede negar es la pasión con la que entró en esto de la Música grabada, porque cada surco destila Bourbon, sudor, humo, garitos de carretera y noches de borrachera con mujeres que te patean el culo.
George Thorogood se encarga ¡¡cómo no!! de las guitarras, esa enorme gibson que en sus manos suena como los ángeles, puro acero con el dedo metálico rasgándote las venas, aunque con las acústicas ya es de muerte. Por supuesto la voz de impenitente bluesmen para interpretar esos temas de toda la vida y la armónica cuando debe dar ese toque profundo y nostálgico.
La compañía, buena y eterna, esos músicos que le han secundado durante décadas, Jeff Simon en la batería y Billy Blough en el bajo, maravillosos guardaespaldas de este tremendo músico, solventes y con todo lo que hay que saber para que lo bueno suene mejor.
En esta primera obra interviene como segundo guitarra en según qué temas Ron Smith.
El disco es lo que es, un descarnado y provocativo compendio de blues clásicos (sólo tres temas son de George que fue sobre seguro y lo bordó) pura energía, porque este tipo echa el resto, y una manera de entender el blues que le viene desde las venas, traspasándolo a la manera de crearlo cuando agarra su guitarra y ataca los temas.
Diez temazos, clásicos eternos de los más grandes, Elmore James, John Lee Hooker, Robert Johnson, Bo Diddley, Earl Hooker (el chico tiene gusto, desde luego, y se ve donde ha aprendido) que trata con una exquisitez y una clase increíble. La versión con la acústica de "Kind Hearted Woman" es para morirse, pero esa joya que según dice es una de sus favoritas y no falta en sus conciertos "One Bourbon, One Scotch, One Beer" derrite lo que sea. Blues salvajes como "Madison Blues"; galopadas inmensas que se salen "Can't Stop Lovin'"; armónica, acústica y sentimiento en "John Hardy, y si alguien quiere saber cómo suena una slide pues "Delaware Slide", y así una pasada tras otra hasta completar esos 45'10'' de Música para disfrutar.
Pocas veces la energía y la fuerza de una Música está tan bien plasmada como en este álbum, cuando Thorogood era puro fuego, salvaje, carnal... maravillosamente visceral.
Si te gusta esto, ven y vuela con G.T., cuando aterrices veremos por dónde te encuentras.

Side One:  You got to lose;  Madison Blues;  One Bourbon, One Scotch, One Beer;  Kind hearted woman;  Can't stop lovin'.
Side Two:  Ride on Josephine;  Homesick Boy;  John Hardy;  I'll change my style;  Delaware slide.