viernes, 20 de enero de 2012

De Vinilos y Otras Glorias CCCXLVIII

Un mago que hizo vibrar muchos corazones, muchos estómagos y muchos lo que fuera, nos visita de nuevo porque nos apasiona que la gente conozca cosas así.


Isaac Hayes (The Isaac Hayes Movement) 1969


La maravillosa trayectoria de Isaac Hayes tiene miles de momentos mágicos, especialmente esos primeros años de su carrera donde deleitaba con una Música personalísima y una manera de entender los sonidos que iban más allá de lo que por entonces se estilaba, por eso era el amo y señor de lo que hacía, por eso controlaba su obra y por eso era grande, muy grande, un auténtico genio.
Me apasiona Hayes, se me mete en las entrañas y no sale, esa voz, esos susurros, esa forma de componer, de arreglar... y entre todo lo que hizo, como obra me vuelve loco este "The Isaac Hayes Movement", su tercer trabajo y un conjunto de joyas que lo hacen muy especial.
Instalado ya como el nuevo mesías negro, con esa forma de expresión que le hacía la nueva sensación de una raza en particular y la Música en general, una personalidad arrolladora y el descaro de quien se sabe genial, todo lo que tocaba se convertía en pura seda, y este disco es una buena muestra de ello.
El propio Hayes sigue demostrando su excepcional capacidad como músico, encargándose de los teclados, el saxo y por supuesto la voz, esa maravillosa sensación que era su garganta, una manera de enamorar y llevar la Música a la pura sensualidad, que era lo que realmente conseguía. 
Rodeado de un tremendo elenco de músicos, los cuatro temas del disco son un trallazo tras otro, cuatro joyas que te envuelven y te llevan a ese lugar de ensoñación donde sólo los elegidos habitan.
La cara A nos recibe con el tema de los temas, lo más parecido a hacer el amor a través de los surcos de un disco, "I Stand Accused", 11'37'' de una sensual y emocional canción que se te mete hasta el alma, desde la primera nota de ese piano sobrecogedor a la voz recitada en forma de rap pausado con la que Hayes te envuelve para llevarte hasta las estrellas al cantar y amarte con su manera de interpretar.
Los 5'50'' de "One Big Unhappy Family" cierran la cara, un sentido del ritmo y tempo excepcional, absolutamente sublime los instrumentos y Hayes... se sale, simplemente y nada menos.
En la cara B otras dos bombas, "I Just Don't Know What To Do With Myself" que en sus 7'02'' demuestran la capacidad del músico para hacer suyos temas eternos, una manera maravillosa de transformar un tema de siempre en algo creado desde las entrañas de ese soul que sólo Hayes era capaz de hacer.
"Something" cierra el disco con sus 11'45'' de pura orgía musical, un tema eterno de George Harrison que se convierten en una sinfonía de la mano de este genio, uno de los más grandes arreglistas y versioneadores de la historia, un talento puro que tomaba los sonidos y los pasaba por esa voz y esas manos que arañaban las entrañas.
Una obra magna, un modo de emocionar como pocas veces, un disco que demuestra la enorme categoría de este músico excelso, genial, que mientras quiso estar donde debía llenó el universo con sonidos mágicos, fuesen suyos o tomados de otros grandes creadores.
Si quieres soñar, volar, perderte por un mundo de sensaciones a través de la Música, Isaac Hayes es tu nombre, a partir de ahí... cuidado, esto crea adicción.


2 comentarios:

  1. No voy a hacer ningún comentario sobre el disco, sólo decir que cuando escucho esa voz...uffffff el vello se me pone de punta.
    !Es que me gustan las emociones fuertes!
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues fuertes eran las emociones con Isaac Hayes, eso desde luego, por eso más de una iba sin... nada a los conciertos y salía con el alma llena.
      A mí también me pasa, todo sea dicho.
      Besos,

      Eliminar