jueves, 21 de abril de 2011

De Vinilos y Otras Glorias IV

Será por costumbre, manía o algo así, pero es ponerme con la Música y me disparo, ¡¡¡Hay que ver!!! con lo que yo he sido y ahora me dejo llevar por las emociones... será la edad, o esa magia que me lleva enganchado hace muchísimo tiempo.


Julie Driscoll Brian Auger & The Trinity (Streetnoise) 1969


Es posible que me repita mucho, no digo lo contrario, pero las cosas como son, y como en esto de la Música hay muchas cosas que merecen la pena, pues se dice y ya está.
Queridos y queridas, chicas y chicos, mayores, medianos y pequeños, el disco que tengo el inmenso placer de presentar es una joya, una pedazo de obra con mayúsculas, surgidas de las entrañas de varios genios en estado de gracia, y cuando esto ocurre pues pasa lo que pasa.
Terminando la década de los sesenta Julie Driscoll y el teclista y cantante (amén de muchas más cosas) Brian Auger crearon esta pieza de museo llamada "Streetnoise", un doble vinilo donde se permitieron tocar todos los estilos posibles, desde el R&B, el gospel, un poco de jazz, prog., psycho, nada faltó en esta pedazo de obra que desde el primer surco te engancha por su calidad y creatividad.
Julie Driscoll se sale, jugando con su voz como sólo ella sabía hacerlo, cambiando de registro a placer y encumbrándose en esas notas altas sin apenas esfuerzo; todo un alarde de garganta y sobre todo de saber cómo llevar los temas hacia donde ella quería. 
Cuando la voz descansa aparece el genial Brian Auger para dejar claro que los teclados, especialmente nuestro querido y añorado "Hammond" no son figuras de acompañamiento si se decide que sea así, y su portentoso talento saca magia de esas teclas que parecen no querer acabar nunca. Solos endemoniados, acompañamientos suaves, bases donde descansan los temas para salir a la luz con fuerza endiablada, y su sensibilidad haciendo vibrar cada nota en el órgano, el piano y el acordeón.
El resto de la banda acompaña a los dos líderes con un estilo que en ningún momento les hace estar por debajo, creando una atmósfera genial e increíble en cada tema, especialmente cuando los coros aparecen en escena, porque cada uno de los 16 cortes del doble álbum son simplemente maravillosos, y juntos una bomba difícil de digerir por su calidad.
Todo en el disco es genial, la Música, que es lo que más importa, la portada abierta con un gráfico precioso, los rótulos y el interior, con una foto del grupo en éxtasis y los títulos adornándolos, todo, realmente ensalza una obra maestra de la Música del siglo XX.
A título personal (como todo, por supuesto) aún siendo difícil diferenciar, me vuelve loco "When I Was a Young Girl", una descarnada versión del "Light My Fire" de The Doors y la sublime por profética "Flesh Failures", viejos recuerdos de antaño, aunque el resto...

1 comentario:

  1. Una brutal y fascinante manera de hacer una obra de arte. Ese disco que nunca se tiene y siempre se desea. Afortunadamente, puedo acariciarlo.
    Besos para quien pueda recrearse en la magia

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