Te
voy a contar un secreto. Yo siempre he querido trabajar en un ZOO, pero como
bien sabes soy de otro planeta (de cuyo nombre no paro de acordarme) y al
enviarme al tuyo para absorber los conocimientos sobre vuestra singular raza, pues
me enviaron a este cuerpo serrano que tocó por la gracia de la lotería espacial
y así era difícil acometer tan ardua tarea.
Porque
en mi fuero interno siempre me han gustado los animalitos, cuando observaba
video clipes (como decía uno de mi pueblo natal) sobre mamíferos, aves y demás,
me emocionaban de aquella manera, salvo uno en el que se ventilaban a un tipo
que paseaba por un lugar cerca de un río, al que comenzaban saboreando los
piedes (como decía otro tipo de mi barrio) y acababan poniéndole un sombrero de
dientes de cocodrilo.
Bueno,
pues eso, que yo siempre quise trabajar en un ZOO, pero me enviaron en misión
secreta y me dieron esto para pasar desapercibido, aunque tú te hayas dado
cuenta porque eres muy lista, y así no había manera. Aún así yo seguía empeñado
en esa idea, y como he dedicado muchas horas a rezar al dios de los asteroides
sin rumbo, pues parece que me ha hecho caso y al final he encontrado mi sitio,
no en un ZOO al uso, pero un ZOO a fin de cuentas.
Te
explico, yo laboro como uno más (ya sabes lo del incógnito) en un cuchitril que
hace las veces de oficina y que pensaba se regía por las leyes de los hombres,
pero he aquí mi sorpresa que no es así la cosa, sino que la cosa tiene tres y
la bailaora (otra de otro de mi pueblo) porque resulta que soy el encargado de
un ZOO moderno donde pululan a sus anchas todo tipo de mamíferos, gusanos,
insectos y alimañas varias, y claro, como que me ha cogido por sorpresa y no sé
muy bien qué hacer.
Metido
en una especie de jaula con paredes entre cristal y madera nada noble se
encuentra el jefe de la manada, un híbrido de hipopótamo con mofeta rellenita
que exhala un nauseabundo olor cada cierto tiempo, con sonidos que avisan y extrañas contorsiones sobre el lugar donde apalanca su
culo.
No
es un animal al uso, es muy animal, tiene toques de ermitaño, perezoso tirando
a vago y león marino que arrastra la panza por donde se mueve, aunque lo mejor
es que se quede quieto, a fin de cuentas no da para más y cuando hace algo la
caga (o se caga, porque volvemos a lo del olor) Creo
que lo enviaron al ZOO para venderlo al peso, pero no saben qué hacer con él,
ni yo tampoco.
En
otra jaula, esta toda de cristal, se encuentra una especie de gacela menuda
(menuda, menuda la gacela) toda ágil y sutil, toda llena de vida y de mucha
mala leche. Lo que yo conocía de los animales cambió de idea al tener contacto
con ella, un cruce entre hiena, víbora del desierto y buitre leonado.
La
carroña es su alimento favorito, vive de las ideas o de lo que los demás han
procurado hacer (menos del osobuco ese de antes que no hace nada) pero cuando
no tiene de qué alimentarse no tiene problemas en procurarse alimentos vivos a
los que envenena con su lengua bífida.
No
había visto algo parecido en todos los video clipes (esta por la otra)
visualizados de la vida animal en este planeta, y he tenido que aprender rápido
sus comportamientos impredecibles para no verme atrapado en esa tela que teje
cual araña para conseguir sus propósitos. Al contrario que el otro, esta no
para de moverse, está y no está en un santiamén, y lo mejor con ella es cuidar
la espalda, por si acaso.
A los que se creen seres humanos, y que no entiendo por qué
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