jueves, 16 de abril de 2020

De Vinilos y Otras Glorias MMCCLXXXIII

Desde el lugar donde lo prohibido comienza a tener sentido


Lou Reed (New York) 1989


Hay artistas que se han empeñado siempre en darle la espalda a la lógica, les fuera bien, muy bien o como fuera. Es obvio que uno de ellos es Lou Reed, el neoyorquino que siempre será recordado en su ciudad como lo que fue, un genio, más que les pese a muchos y a pesar de todo.
Cuando todo parecía dicho, o al menos así lo creían muchos por la deplorable década (y un poco más) que sumió a la Música en basura barata que encima, y esto es lo peor, se cotizaba, apareció el amigo Lou y se marcó una barbaridad de disco (o de obra, que suena y se ajusta mejor a lo que realmente es) que en mi opinión raya la genialidad de sus mejores momentos, y eso no es cualquier cosa.
"New York" es un paseo por las cosas que Lou Reed conocía tan bien, las calles, los perdedores, los que oprimen y lo niegan, la hipocresía humana, los malditos... y una andanada musical tremenda que se convierte, queriéndolo o no, en una hora de sistemático ataque a los cerebros, las conciencias y todo lo que este pedazo de músico siempre ha hecho, al margen de quien sea.
Una joya, presumiblemente un álbum que en sí mismo es una pieza de Música sublime, una obra de teatro, un cuenta cuentos maravilloso, y en clave de lo que ha dominado siempre como ha querido, el Rock más auténtico y en apariencia (no se olvide este detalle) sencillo, pero que contiene suficiente grado de calidad como para asustar.
La recomendación del propio artista de escucharlo de una tacada y no parar en los 58 minutos que dura el viaje no es baladí, porque sólo así se aprecia la especial comunicación de cada tena, cada nota emanada del vinilo, como un libro que te engancha y que te niegas a parar de leer porque la siguiente página puede contener una pieza más que no se intuye.
En el caso de "New York" cada tema que no se intuye constituye esa parte que te absorbe más que lo anterior, hasta que acabas y te sientes lleno de la energía que lleva dentro.
La voz de Lou Reed es el perfecto narrador a través del cual conoces todo lo que la ciudad esconde, las personas sueñan o los deseos que no pasan de ser ocultos momentos que nunca ven la luz.
Un disco brutal, que se debe beber como la buena cerveza que apaga la sed con el primer sorbo y deja a la expectativa de lo demás, porque "New York" calma demasiadas cosas, a pesar de los de siempre.

CARA A:  Romeo Had Juliette;  Halloween Parade;  Dirty Blvd.;  Endless Cycle;  There Is No Time;  Last Great American Whale;  Beginning Of A Great Adventure
Cara B:  Busload Of Faith;  Sick Of You;  Hold On;  Good Evening Mr. Waldheim;  Xmas In February;  Strawman;  Dime Store Mystery



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