Al abrir la puerta veo con
asombro que las superficies planas que habitualmente forman las paredes de ese
pequeño habitáculo se han esfumado, y los ángulos rectos que cierran esa figura
geométrica, desorientados tras perder su utilidad, han desaparecido
convirtiendo mi reducido dormitorio en
un extenso y privilegiado mirador a más
de mil metros de altura, donde un firmamento repleto de estrellas me aguarda.
El resplandor es tan intenso, que creo que todavía no ha anochecido.
Levanto la vista y contemplo fascinada ante mí, el mayor espectáculo del mundo,
millones de pequeños destellos me saludan y diminutas lucecitas coquetean
conmigo intentado con sus aduladores guiños seducirme. Hipnotizada ante la magnitud
de su embrujo me siento atrapada entre sus redes, mientras continuo
embelesada admirando su belleza.
Están tan cerca, que juraría que puedo tocarlas. Es fácil distinguir
con claridad las conocidas constelaciones cuando se perfilan y dibujan con tanta
nitidez sobre ese oscuro lienzo. Están preciosas, nunca antes las había tenido
tan cerca, porque hoy estoy en lo más alto, donde nadie me alcanza.
Me siento inmersa en medio de la nada, tumbada sobre un infinito manto. Mi cabeza reposa entre mis
manos que entrelazadas levantan suavemente mi nuca, mientras el resto de mi
cuerpo descansa y percibo como la luna
en mis ojos riela y escucho al viento gemir enredado entre mi pelo, y el sonoro
silencio de la naturaleza permite el descanso de mis oídos, tan necesario y
placentero a la vez, y tan sólo el
inagotable trovador de la noche perturba
ese momento, repitiendo sin descanso su monótona melodía, es el señor grillo que me acompaña,
advirtiéndome con su canto que aquí, la intrusa soy yo.
Así, con la mirada perdida ante esa
majestuosa obra de arte, me olvido que en algún momento de mi vida decidí vivir
sumergida en un mundo artificial, hecho por y para el hombre, donde cada vez es
más difícil poder contemplar ese cielo,
porque los edificios, el cemento, la polución, la contaminación lumínica.... lo
ensucian, lo ocultan, lo esconden, y reconozco lo que me pierdo por no alzar
más a menudo la mirada hacia esta otra mitad del mundo, la que va de mis ojos
al cielo, porque la mayor parte del tiempo sólo miro desde esa horizontal hacia
abajo, y conozco mejor el diseño de las baldosas de las aceras, que las forma
de las nubes y sus cambiantes tonalidades.
Pero hoy estoy aquí, huyendo del progreso, la
civilización, la mierda. En un lugar alejado
donde lamer las heridas provocadas por un mundo lleno de hipocresía, de
lujuria, de maldad, donde reina el agobio, la insatisfacción, la insensatez, la
locura.
Ni
cerca ni lejos de ningún sitio, con la
vista perdida en este océano de estrellas
me siento a gusto, nada ni nadie
me reclama.
Así a
solas, tranquila, plácida, relajada mientras
una seductora música hace que mi mente invente danzas para esas pequeñas
luciérnagas curiosas que brillan en el
firmamento y que con sus movimientos destellantes escenifican una historia
interminable para mí, consiguiendo con ello que sueñe.
El sentimiento de comunión con la naturaleza
en estado puro que siento desde aquí arriba, consigue equilibrar mi deteriorado
estado de ánimo, y con ese fondo como decorado, no puedo evitar que mis
particulares gotas de rocío resbalen por mis mejillas, conmovida ante la
grandiosidad que me rodea, mientras intento ordenar mis propios pensamientos
evitando ser la esclava de sus caprichos y desvaríos, suspendida en el tiempo.
Las estrellas son inalcanzables, al igual que los sueños, cuando
despiertas todo ha vuelto a su sitio, las paredes, la puerta, la ventana, los
muebles, todo ocupan el lugar de siempre. Mi habitación nunca ha cambiado
siempre ha sido la misma, o quizás no, ahora me doy cuenta de que falta algo,
el techo, porque a partir de ahora mi dormitorio no va a tener techo, el
firmamento marcará el límite.
A Vicky
El sentido de las cosas, se cuenten o no, siempre son como las vemos, a pesar de que la realidad se difumine con esa parte inherente al ser humano que es la imaginación y la posibilidad de cambiar lo que no nos gusta
ResponderEliminarBesos