martes, 7 de abril de 2020

54

Siempre sonríes, pero en tus ojos hay tristeza. 

Esa dura sensación de saber que no volverán los días felices, de buscar sin encontrar alguien a quien mirar a los ojos, de soñar despierta por miedo a la oscuridad.

Has enseñado a tu rostro a mentir, pero a mí no puedes engañarme. Estuvimos juntos en los días de vino y rosas, y lloré contigo camino del infierno.

En aquellos días no hablabas, sólo me mirabas, y con tus ojos me lo decías todo, por eso sé cuando finges, cuando mientes, cuando sufres.

Tomaste el camino sin retorno, ese que en realidad te ha convertido en todo lo que no quieres ser. Nunca sabrás andar sobre tus pasos, porque eso es nuevo en tu vida. No puedes volver atrás, no puedes empezar de nuevo, ahora el día que amanece se encuentra en un lugar donde decidiste enviar a aquellos que te amaban, donde purgan los pecados de tus deseos inconfesados.

Por mucho que te empeñes, no puedes crear lo que no existe; todo te ha venido dado siempre, y levantarte para hacer que las pesadillas desaparezcan es más difícil de lo que nunca te enseñó nadie ni quisiste aprender.

Prueba a pensar en esos sueños que creías no te harían falta, quizás en ellos encuentres la justificación para saber diseñar esos caminos paralelos que nos lleven a ninguna parte, donde los carteles que indican una dirección no se vean a través de lo que realmente deseamos.

Siempre sonríes, pero en tus ojos hay tristeza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario