THE
BEATLES (THE BEATLES) 1968
Comienza siendo genial
desde la portada, ese blanco impoluto sin nombres ni nada que ofrecer (el que
he puesto no me gusta pero es que no hay ese grabado en la portada que tengo
que me parece una Joya) y se convierte en una Obra Maestra cuando poco a poco,
tema a tema, se hace de uno por la maravillosa analogía a esa gloria que todos
queremos tener en nuestra alma y que muy pocas veces nos visita.
Brutal, descomunal, un
estilo dentro del estilo que inventaron uno de los grupos más increíbles y
fascinantes de la historia, lo mejor de los mejores (para mí sin discusión) y
una demostración de que las historias puedes devenir desde los surcos de un
vinilo hasta la mente de quienes quieren asumirlas.
“The Beatles” (si es
que se llama así o simplemente no tiene nombre) flirtea con una Música que se
convierte en magia a través de los temas que transforman el puzle en una Joya
de la Música, una demostración de genialidad en forma de historia llevada hasta
las últimas consecuencias, experimentando con sonidos, estilos, momentos del
tiempo infinito y más allá de lo que habían hecho hasta la fecha.
The Beatles asumen un
riesgo que se convierte en un logro superlativo, con unas formas exquisitas y
unas canciones que significan la cumbre de lo que hicieron, y eso es decir el
infinito convertido en arte, y les salió tan bien que abruma saborearlo y apreciarlo.
Uno de esos discos que
no tiene clasificación porque no la necesitan, que condensan las ideas de unos
genios llamados a ser parte de una Historia que en realidad ellos mismos
crearon.
Porque podían, se
permitieron cosas como estas, y a partir de ahí lo sublime es todo uno.
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