miércoles, 4 de noviembre de 2020

El Tiempo



Es posible que sigamos pensando que podemos dominar el tiempo, hacer de nuestros instantes lo eterno y de aquello que no queremos sentir algo tan fugaz como una parte de la oscuridad que se forma cuando cerramos los ojos.

Es posible porque seguimos siendo esos seres prepotentes que necesitamos ver que estamos en ese lugar de la pirámide desde donde todo se domina, cuando realmente nuestro lugar es bajo esa maravillosa estructura de pirámide invertida que atraviesa nuestras mentes.

Cuatro meses no son nada, o una eternidad si la Música se arrastra de manera imperceptible por debajo de lo que sientes y acabas por no sentirla igual. Esos espacios que el tiempo nos da y nos arrebata, que buscamos y dejamos pasar delante de nuestros ojos, son los que se convierten en las notas que hacen eterno el instante y fugaz lo que se repite demasiadas veces.

Que no podamos llegar para irnos, sino para quedarnos, con las eternas melodías que hacen que seamos, que sea, acompañando en las silenciosas partes de esos solos incandescentes que jamás morirán. Porque el tiempo sabe mucho de eso y deja que sean, a su manera, eternas.


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