JIMI
HENDRIX (ELECTRIC LADYLAND) 1968
Un mito y una leyenda por todo lo que significó como músico, como persona y como lo que sea, aunque como siempre fuese la dama negra la que ensalzara todo esto.
No hay mucho de Hendrix
porque se fue muy pronto, pero en la mejor etapa de su carrera, con The Jimi
Hendrix Experience (de la cual hubiera puesto toda su producción) dejó una Joya
de dimensiones épicas para la historia del Rock.
“Electric Ladyland” es
uno de los mejores discos de la Historia del Rock y de la Música porque este doble vinilo marca la diferencia
entre ser un nombre o una leyenda.
Me parece tan sublime
en la manera de tratar el estilo que no hay muchos parecidos ni por esto mismo
ni por el talento enorme de un músico genial, increíblemente iluminado.
Descarnado, visceral,
salvaje, emocional y lacerante, el Rock llevado a la categoría de arte en una
oda a lo prohibido hecha desde un punto de vista tan personal como racialmente
implicado.
Jimi Hendrix aúna sus
mejores composiciones con una manera única de tocar la guitarra y de cantar,
describiendo un camino con las seis cuerdas que en esos momentos (y a día de
hoy, todo sea dicho) nadie era capaz de construir.
Un disco sublime, un
tratado de cómo las entrañas emanan Música, una brutal manera de describir el
universo a través de unas composiciones que son puro fuego y que trasladadas al
vinilo saltan a la categoría de arte.
Todo es Jimi Hendrix,
desde la esencia del disco hasta la portada, tan desnuda de artificios que
sientes el Rock quemándote la piel y necesitas ese aullido de las seis cuerdas,
del bajo y la batería para saber que es parte de ti, porque está hecho para ti.
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