Vemos las formas que nuestro cerebro elige.
Hace demasiado tiempo que la verdad es como un espíritu que se transforma al margen de la conciencia. Por eso todo es tan maleable, tan manipulable, todo es esa falsa conciencia que no miramos.
Esa paradoja que es la verdad que deseamos y la mentira constante que creamos para que nadie la conozca es la que realmente nos hace movernos al son que nos tocan. La pena es que esos ritmos suelen ser las malas interpretaciones de temas chapuceros creados por los popes de siglas informes.
Temí que un día mi voz fuera escuchada, y mantuve el silencio con mis sentidos pegados a esos habitáculos que me hacen descifrar los sonidos desde donde puedo ver mi mundo en el único color posible para no manipularlo.
Al final, los rostros descubren más que las palabras que escapan de las bocas enseñadas a mentir para que todo gire alrededor del fin que nos ordenan.
Es curioso, me han dicho que ellos también son abrazados por la dama negra.
La verdad no existe, es solamente la traducción interesada de cualquier mentira
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