domingo, 5 de junio de 2011

Perdido en las Notas

No sé escribir Música, ni tan siquiera leer un pentagrama, sólo puedo sentirla a través de cada poro de mi piel, cuando se enrosca a mí como una serpiente al árbol, haciéndome suyo y envolviéndome con su manto de sonidos imposibles, infinitos, alejados de lo que es mundano para perderme en un espacio que sólo ella y yo habitamos.
No sé de notas ni instrumentos, sólo puedo apreciar la belleza de unos dedos resbalando por un traste, perdidos entre las cuerdas o acariciando un teclado, sujetando con mimo una baquetas, unos labios haciendo el amor al instrumento que hace vibrar el aire cuando lo exhalado se transforma en magia, pero puedo sentirlos acariciándome el alma y elevándome por encima de la mediocridad que me rodea, hacerme saber que algo especial anida en mi interior a través de esta amante que no me ha abandonado desde que me encontró, siendo un niño con quince años, buscando algo que me hiciera soñar, vivir, ser...
No sé nada de ella, salvo que está en mí, es parte de lo que se levanta cada mañana para enfrentarse al caos, a la estupidez humana, a la irracionalidad que me quiere anular, sólo sé que con ella, aún puedo mirar mi rostro y pensar que merece la pena, y si traspaso esa sensación, me uno a quien quiera hacer el amor conmigo, a ritmo de notas unidas en la antesala del paraíso.


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