sábado, 18 de junio de 2011

De Vinilos y Otras Glorias LXI

Otra joya, propuesta original donde las haya y el que suscribe frotándose las manos mientras los sonidos atraviesan mi mente...


William Nowik (Pan Symphony In E Minor) 1974


Este maravilloso disco conceptual se puede considerar como lo que indica su título, una sinfonía, nada más y nada menos, creado en un estilo que va desde el folk acústico al progresivo, con toques de psycodelia, aunque es una obra tan elaborada, tan compleja para hacerla sencilla que no puedo decir otra cosa que no sea que es Música, con mayúsculas y excepcional.
La manera de tocar las guitarras, sean acústicas, eléctricas, steel, el violín tanto eléctrico como acústico de William Nowik es simplemente seda pura, una sensibilidad tan apabullante que no puedes sino dejar que te lleve por ese universo creado en su obra y que hace que te encuentres inmerso en un viaje alucinante. Junto a él y según qué temas, un grupo de músicos excepcionales, pero la obra gira en torno a su virtuosismo como músico global, y en algunos de los 14 espacios en los que está estructurado el disco (decir temas en una simpleza porque es un todo, un conjunto que él divide por nombres pero que funciona como lo que pretende, la sinfonía) toca él solo.
Hay lugar para la improvisación durante todo el disco, especialmente cuando juega con la sensibilidad de los momentos calmados, tranquilos, casi de sueños, en los cuales los arpegios y ritmos de violines y guitarras parecen deambular a sus anchas y al no haber voces (sólo en un espacio de 0'55'' te envuelven los coros de cantos gregorianos) la Música te dice todo lo que expresa.
No cambia nada en el disco de una cara a otra, porque la propuesta es de un todo, y así te llega, a pesar de las continuas entradas de los instrumentos que van en ocasiones turnándose y en otras acumulando en un conjunto que crea energía, pura magia.
Cuando escucho esos dedos resbalando por las cuerdas, la limpieza de esos arpegios, el violín manteniendo las notas en el infinito, y de vez en cuando las pequeñas distorsiones acompañadas por un piano que es y suena a gloria la piel se me eriza, porque es una sensación de calma que no puedo controlar.
La portada, absolutamente psicodélica en su concepción, a pesar del blanco y negro (aunque existe otra versión verde) es un dibujo de flores, libélulas y setas donde aparecen algunos personajes humanos en fotos, todo muy mental, como la Música del disco. La contraportada fotos de los músicos.
Una de las mayores y mejores sorpresas que me he llevado en cuanto a originalidad y calidad en la Música, una auténtica obra de arte que no tiene desperdicio, simplemente mágica, y un músico excepcional en estado de gracia compositiva e instrumental.
"Pan Symphony In E Minor" seda para los sentidos, magia para las entrañas.



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