domingo, 3 de julio de 2011

Uno O... Varios

Estás en tu derecho de quejarte por ser mujer, pero aunque algunos no tengamos dolores de ovarios, a veces nos duele el alma, y ese dolor es difícil que se vaya.

Nunca dejaré de amar a las mujeres, esos seres maravillosos por cuya fascinación me dejo llevar, en especial cuando quiero, en general sin conseguirlo, aprender de sus mentes, sus emociones, sus sentimientos, todo ello un compendio de inalcanzables sensaciones cuando lo llevan al límite.
Es cierto, válgame Dios dudarlo, que han sido violentadas sus posibilidades de ser durante siglos, históricamente, e incluso tradicionalmente, pero también lo es que hay hombres (refiriéndome al género masculino) que intentamos tratar siempre por igual a quien creemos que lo son, e incluso más allá.
Es por ello que siempre me ha llamado la atención el desprecio que tienen, en general, por nuestro supuesto desconocimiento de sus males, dolores, dando por hecho que no podemos comprender. Eso les hace, a su vez, desconocer nuestros males, dolores... porque quizás al final los tópicos nos mojan a todos, y el hombre, el “macho”, el toro bravo, no puede sufrir, no llega a tanto, no es normal, no siente igual.
No tengo ovarios, y no sé lo que duelen, ni lo que se siente con un dolor de pecho cuando se irrita, pero a mí el pecho me ha dolido muchas veces de otra forma, y mis entrañas se han estremecido con poco, y se han desgarrado con algo más. Tampoco sentiré nunca el maravilloso y sublime momento de un orgasmo femenino que (según sé “de oídas”) es algo inenarrable, pero sí sé que para no ofender, ni forzar situaciones tópicas me he amado en soledad infinidad de veces, aferrándome a mis deseos sin sacar pecho. Quizás algunos hemos hecho el esfuerzo de estar ahí para pensar que todos, hombres y mujeres, somos seres, sin más, y nos han dado la patada pensando que nosotros, los hombres, somos “machos”, sin más.
Eso sí, siempre se podrá usar el dolor de ovarios (sin dudar nunca de su terrible momento) para la mala contestación, justificar lo negativo de un acto o... que más da, si no podemos entenderlo.

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