Catorce Historias

La tarde era asfixiante, una ligera brisa animaba a alejarse del centro de la ciudad a través de callejuelas estrechas y frescas.

Las maravillosas puertas de un edificio gótico recientemente rehabilitado, abiertas de par en par, invitaban a adentrarse entre sus muros donde, probablemente, el calor no fuera tan sofocante. Dentro, la oscuridad reinante era rota por una luz azulada en el suelo que confería al pavimento el aspecto de un mar tranquilo y de fondo el sonido del mar en calma.

El  edificio, diáfano en su interior, constaba sólo con cuatro columnas. Entre ellas, catorce barcas colocadas boca abajo. Catorce barcas viejas mostrando su parte oculta.

El ambiente relajante animaba a pasear por la sala. Pintura descascarillada, quillas golpeadas, rozadas, surcos de herrumbre…

Un detalle llamaba la atención, ninguna de aquellas barcas tenía nombre. Un paseo tranquilo alrededor de aquella “exposición” mostraba el nombre mal eliminado de una de ellas “Mare Blu”. Y desde ese anonimato Mare Blu comenzó a contar su historia. De tamaño algo mayor que otras barcas, con la proa dañada, Mare Blu contaba cómo un día salió a realizar su trabajo, cómo una fuerte tormenta y las corrientes la alejaron de su lugar de origen arrastrándola hasta una tierra desconocida donde arribó y cómo quedó varada en la arena.

Poco a poco todas las demás barcas contaron también su historia, unas llenas de trabajo y sufrimiento, otras de momentos alegres, llenas de pescado, también de chiquillos o simplemente cargadas con un pescador que saluda a su familia al volver de la dura jornada. Incluso las barcas que se encontraban en medio de aquel lugar, casi ocultas tras otras barcas más grandes, lanzaban su historia, su vida, gritándola a través de la quilla rota o del timón desvencijado.

Catorce barcas, catorce historias contadas sin una sola palabra.


Catorce Historias es una entrada llegada a nuestras manos por arte y deseo de nuestra seguidora y Amiga Clara