domingo, 3 de julio de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XCV

Otro paseo, otro viaje por los sueños, en esta ocasión con el placer futuro y deseado de que pueda gustar a quienes se decidan a entrar en ese espacio para soñadores y con el placer presente de dedicárselo a una Amiga que lo entiende, quizás, mucho mejor que yo, por emociones, sentimientos y origen de las sensaciones. Para ti, Nua, que el placer te embriague.


Jordi Soler (Liebeslied) 1972


Intimismo, puro intimismo, no creo que se pueda definir de otra manera esta obra maravillosamente sensible y personal del músico, escritor y guitarrista Jordi Soler, que derrama todas las emociones en cada surco de este precioso álbum.
Once canciones que nos llevan a un universo particular, privado, que deja abierto para penetrar de la manera más silenciosa posible en las historias que nos ofrece, desgranadas una a una con la delicadeza de quien hace suyo lo más personal. La guitarra, la voz y los textos, este es el resumen de este disco que vio la luz allá por el año 72, el primero de su carrera, en el que dejaba muy claro su carácter como músico, manejando las seis cuerdas de la guitarra clásica como un maestro, al servicio de una voz que recita las estrofas de letras que son pura poesía, y que como tal están concebidas, porque la manera de expresarse, en su lengua madre, te traslada a las reuniones alrededor de los pedazos de tela que cubren el alma de cada uno y que te hacen ser quien eres, a pesar de los años, las andanzas y desasosiegos varios.
No hay mucho más que decir de esta maravillosa pieza del folk más clásico que sirve de salida a la voz cálida, melancólica, casi triste de Soler para narrar sus historias, un puñado de canciones que entrelazan los deseos del autor y nos mete en ellos a poco que tengamos esa pizca de sensibilidad que se requiere para escucharlas.
Quizás como curiosidad esa versión tan personal de "Susanna" que quizás quería decir demasiadas cosas cuando fue creada, y que ahora debemos creer que era así.
Seguimos sin creer en las fronteras, porque de esta manera podemos hacer nuestras las emociones que nos provocan obras como este "Liebeslied", un maravilloso roce en la piel para que el susurro nos lleve... allá arriba, a la tierra de los sueños.

2 comentarios:

  1. La música no sabe de lenguas, sólo de sentimientos y la voz de Toti Soler derrama sensibilidad cuando transforma los poemas en canciones, sólo tienes que escuchar “Amiga Callada” “Em Dius Que El Nostre Amor” “Petita i Blanca” pero sobre la versión de Susanna no puedo opinar, porque para mí sólo existe una Suzanne, aunque reconozco que cantada en catalán tiene su miga.
    Gracias por traerlo a Paseando Por Los Sueños.

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  2. Bellísimo, toda la sensibilidad de la poesía transformada en melodías, hecha de uno mismo de lo que se tiene dentro, música de sentimiento. Precioso.

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