lunes, 4 de julio de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XCVI

Algo para recordar y hacer que la fibra se me desquicie, volviendo a mis quince años y con las ganas de comerme el mundo, ahora como otras cosas, es lo que hay.


Ñu (Cuentos de Ayer y de Hoy) 1978


Cuando el rock español quería volver a despegar, con más medios y las mismas ganas que aquellos visionarios de los primeros 70, un grupo rompió los moldes establecidos con un disco absolutamente magistral, atípico por la propuesta y completamente diferente por los sonidos que desprendían, al más puro estilo del progresivo de calidad que aún se hacía por otros lares; este grupo se llamaba Ñu, y su primer disco, con diferencia el mejor que hicieron, "Cuentos de Ayer y de Hoy" es una joya de la Música española de cualquier género, y un tremendo ensayo de cómo, si se quiere y hay talento, el lugar no importa.
De la mente caótica y particular de José Carlos Molina fue parido este tremendo espectáculo de Música tras no pocos incidentes con miembros anteriores de la banda, y con un poco de estabilidad, que tampoco duró mucho, en el año 78 vio la luz esta obra de seis temas que ya es leyenda para el que suscribe y que debería serlo más para esos popes que muchas veces dejan de lado lo que merece la pena.
La voz y la flauta de J.C. Molina, santo y seña del grupo, emergen en cada tema dando ese toque tan personal al disco (salvo en "Profecía" que no lleva flauta incorporada) y es que en él la voz es un instrumento más, muy valioso por cómo canta y sobre todo por lo que canta, esas letras visionarias sobre épocas pasadas, historias de leyendas y perdedores levantados en armas, sutiles formas de decir lo que no se puede oculto bajo el manto de palabras que parecen cuentos. Junto a Molina, la otra pieza que dota al disco de ese sonido tan suyo, porque no olvidemos que a pesar de todo es un disco de Hard Progresivo, rock duro, a fin de cuentas, es el violín de Jean François André, que mezcla suavidad y delicadeza en algunos temas junto a riffs desenfrenados y chirriantes en otros. La sección rítmica, brutal, a cargo de Enrique Ballesteros a la batería y Jorge Calvo al bajo, una potente descarga de energía que sustenta toda la Música del grupo, y como guitarrista José Mª García, impecable en su trabajo tanto con la eléctrica, donde alterna riffs pesados y poderosos con solos eternos, como con la acústica.
La banda en estado de gracia, los temas tremendos, los mejores de la carrera del flautista loco, en definitiva un disco redondo de una calidad tremenda.
La cara A abre con "Profecía", una salvaje propuesta de apocalípsis, con la banda metiendo el miedo en el cuerpo, el violín salvaje, la guitarra arrasadora, dando paso a "Preparan", el levantamiento de los humillados, el primer toque serio de progresivo en estado puro, intrincado, complejo, que precede a la que quizás sea la canción menos imprevisible, "Algunos Músicos Fueron Nosotros", un homenaje y descrédito de Molina a algunos ídolos musicales, desde clásicos a actuales, menos compleja y más rock; la cara termina con "Cuentos de Ayer y de Hoy", una crítica mordaz y una demostración de ambientes con la flauta, los teclados y violín cubriéndolo todo.
La cara B son dos temazos, mi favorito, "El Juglar", 8'04'' de Música perfecta, la flauta sublime, la letra preciosa y brutal, la guitarra se sale, y la banda lanzada a galope tras la historia contada, como una máquina de precisión (ojo a la base rítmica que va sobrada) y se termina esta joya con "Paraíso de Flautas" para mayor gloria de su creador, una composición tremenda de 9'32'' para disfrutar de la Música que lleva, toda una demostración de talento compositivo e interpretación.
La portada, en álbum, la foto de una señora de época ¡¡¡cómo no!!! con el colgante llevando la foto del grupo; la contraportada la espalda desnuda con la marca del grupo y los créditos. El interior, una foto tremenda del grupo vestidos de época ¡¡¡cómo no!!! en un carruaje. Los viajes astrales del flautista, alguien de otro siglo.
"Cuentos de Ayer y de Hoy", un disco maravilloso, Hard Progresivo en estado puro, complejo, divino, una obra para descubrir, que con el tiempo va adquiriendo más valor, como el buen vino, o yo la aprecio más, y eso que soy de cerveza.

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