jueves, 28 de julio de 2011

Inmaterial

Dejé que la Música inundara mi alma, y nació un hombre nuevo. Pensaba que los sonidos eran algo que aprender, pero me di cuenta que somos nuestra propia Música, cuando dejamos que esas partes que al final se unen para el todo tengan su lugar en nuestro cuerpo, forman parte de la piel que respira y nos lleva hacia el mágico mundo de lo que siempre será, por naturaleza, parte de la esencia del hombre.
Abandoné el silencio que me cubría en soledad, el blanco y negro se tornó en un paisaje multicolor tomado por los ritmos imparables que a golpe de cada latido que salía de mi corazón me invadía para hacerme suyo, mientras era uno con todo lo que me rodeaba, el susurro del viento, el bailar de las hojas, el crepitar armonioso del fuego, el golpeo asonante de la lluvia, la luz del Sol derritiendo la escarcha de la aurora. Todo era armonía, Música, coros y percusiones infinitas, y en medio de aquello, poseído por la invisible mano que me mecía, mi ser dejándose ir cuando las notas acariciaban mis oídos, besaban mis labios y atravesaban mis entrañas.
Desde entonces soy esencia con la Música, la que hace que siendo uno más, me sienta distinto.

1 comentario:

  1. Tan inmaterial como los sentimientos que provoca. Al fin y al cabo se trata de eso, de llegar donde la realidad no pueda alcanzarnos.
    Ciao

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