miércoles, 26 de marzo de 2014

Surcos del Siglo XXI - 205

Cuando uno se quiere mucho tira de Música, porque es la única manera en la que nadie me suele decir nada y a los que lo hacen no les hago ni caso.


Colour Haze (Tempel) 2006


En nuestro deambular por el mundo... de los sonidos y el mundo en el cual nos ha tocado vivir y que gira y gira sin detenerse nos adentramos en la vieja Europa, más concretamente en Alemania desde donde nos llegan los sonidos maravillosos de otra de esas bandas que nos tienen con el deseo en la piel y las ganas de encontrarlos en la mente.
Colour Haze ya se ha deslizado por este espacio en un par de ocasiones y no son muchas teniendo en cuenta lo que suponen para mi persona y sobre todo lo que aportan a estos sonidos del Siglo XXI que no paran de crecer.
"Tempel" es otra demostración del talento y la barbaridad a la hora de crear Música y entenderla como esos clásicos de toda la vida que nos embelesaban, puro Hard de muchos quilates que en los 45'40'' que dura el disco nos abrasan por su calidad y poder. Los integrantes del grupo que en formato de Power Trío se creen pero que muy bien lo que hacen se ponen manos a la obra y nos dejan una andanada de buen Rock con tintes setenteros acoplados al sonido actual, contundente y demoledor.
Guitarras soberbias de la mano de Stefan Koglek, alma y fundador del grupo que se sumerge en un torbellino de riff furiosos y solos abrumadores de los que no puedes escapar, un canto o una oda a las seis cuerdas como origen de todo lo que suponen los temas que se van desgranando, tremendos espectros de incandescentes luces que llenan el cerebro de sonidos mágicos, con las seis cuerdas cortándote el aliento ¡¡impresionante!! Algún que otro momento de calma chica con el "Hammond" que nos lleva más aún a décadas nunca pasadas como en las entregas de "Gold & Silver& y "Mind".
La base rítmica como todo formato de trío que se precie al servicio de la guitarra pero en este caso el bajo de Philipp Rasthofer y la batería de Manfred Merwald se erigen en solistas de los temas eternos que a modo de jams van improvisando demenciales solos de cada uno o ese contundente golpeo a las entrañas que no deja títere con cabeza.
Brutales cuando deben serlo sorprende en ocasiones esa delicada textura de algunos temas que son como un bálsamo para volver a los momentos de empuje sin mesura y Hard en estado puro, desnudo de artificios.
Un disco para saborearse, dejarse hacer y volver a recordar la Música que ha sido, es y será santo y seña de una manera de entender los sonidos única e infinita, sin pausa, sin descanso, sin que el tiempo marque nada que no sea continuar.

A:  Tempel;  Gold & Silver;  Earth;  Ocean
B:  Aquamaria; Fire;  Mind;  Stratofarm

2 comentarios:

  1. Suenan dando en lo mas alto, desbordando en sonidos, entran y estallan con ese poderío que se gastan y que te dejan de una pieza, algo tremendo.
    Besos, Agilulfo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una descarga en el cerebro y algo de Música, no está mal.
      Besos

      Eliminar