sábado, 1 de marzo de 2014

Momentos Con Dos Seres Únicos (Eduardo-Pablo / Pablo-Eduardo)


Cuando creo que todo puede detenerse, acabo escuchando palabras que me indican que todo es posible, que quizás no sé encauzar lo que puedo entregar porque nunca me lo han pedido, pero el brillo que rodea el aura sincera, el instante eterno en el que se convierte la percepción de encontrarte ante alguien especial, me lleva de nuevo a pensar que es así, que a pesar de todo, de la mediocridad en la que me veo inmerso, siempre hay posibilidades de hallarlo, de empaparse con ello, de conectar con ese hilo invisible que existe cuando una persona nada normal atraviesa tu alma.

No son palabras, ni tan siquiera frases hechas, fluye con la naturalidad de lo que se detecta, porque es lo que hay, lo que está, sin superfluos envoltorios que te niegan lo que realmente puedes ver.

En mi camino de impenitente perdedor de relaciones, no sé por qué aún creo en esa palabra, ese brillo, ese acto que surge de casi nada, una frase, un gesto, un movimiento, quizás no tenga nada que perder, quizás ya lo perdí hace mucho tiempo y gritar a las estrellas y que alguien te escuche siempre es bello, te hace saber que estás vivo, que hay alguien más vivo, que el alma que sustenta a quien percibe la esencia de lo que eres a través de los ojos, de la  sonrisa, esa expresión sincera puede ser, como tantas veces han sido, algo tan intangible como real, que merece la pena a pesar de todo.

Hay algo en los seres especiales que se detecta, quizás en eso sí he sido bueno, en apreciar lo que daban sabiendo que no esperaban nada a cambio. Sentirme alumno entre maestros, la esponja que todo lo absorbe cuando el agua de vida le llega caída de la lluvia fina, esperar que el siguiente sonido empape de nuevo mis oídos, los momentos entre palabras, gestos y emociones de años de vivencias, la natural enseñanza del que no necesita pensar que es porque simplemente se sabe, todo ello me ha dejado la huella indeleble del alma que vive al son de una melodía, una Música que hace nacer cada nuevo día, un sonido de voces de dos seres que sin pretenderlo me han insuflado vida con cada enseñanza, cada consejo, cada vinilo rozado con esos dedos que hacen el amor para que la Música vuelva...

El espacio reducido de una sala que es el universo comprimido del mejor de los elixires para sentirme vivo, la Música y su esencia, compartido con dos personajes de cuento a los que nunca olvidaré. Ese espacio es parte de mi memoria, presente y futuro de cada disco que gire esperando la caricia del diamante para volver a sonar.


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