sábado, 1 de marzo de 2014

De Vinilos y Otras Glorias CMXLIX

Vamos a por algo que sale de lo más profundo de las entrañas, por aquello de recordar de donde vienen muuuuuuuuuuchas cosas.


Taj Mahal (Taj Mahal) 1967


Hablando de personajes únicos, independientes de lo que la corriente lleva y creyente de lo que hace y su Música traemos a un tipo singular, enorme músico y grandísimo Bluesmen (al menos en los comienzos) 
Taj Mahal nos regala en su disco de presentación una hemorragia de satisfacción emocional a través de esa Música que no necesita más que lo que es porque en sí misma presenta todo lo que hay después, el Blues puro y duro sacado de lo más profundo de la tierra.
Blues eléctrico de poderío indiscutible, poderosos trallazos al alma dirigidos por los sonidos ancestrales de un estilo que nunca muere pasado por el talento y la clase de este tipo que lo borda junto a una banda que está de dulce en este su primer trabajo.
La voz prodigiosa y maravillosamente enrabietada de Taj Mahal arranca astillas del alma, cantando cada tema como si le fuera la vida en ello, excepcional en los momentos en los cuales el Blues se convierte en un desgarro y endiablado cuando el ritmo se sube a las estrellas.  Junto a su voz la armónica que cruje las maderas de cualquier porche a la luz de la luna, sonando a clásico y viejo, como debe ser cuando sale de ese pecho el aire que la hace sonar como los ángeles.
La banda tremenda acompañando a Taj Mahal hasta donde él quiera, guitarras que rompen las cuerdas con ese toque blusero de toda la vida, un piano para morirse cuando se sale de madre y la sección rítmica que especialmente en los ritmos enloquecidos se pasa para no detenerse nunca.
Un disco que no esconde nada ni vende lo que no es, Blues, Blues, Blues y más Blues hasta caer exhausto porque lo que suena es de una calidad enorme y se disfruta de maravilla.
Taj Mahal se da un festín y por ende nos involucra en un disco poderoso, potente donde los haya y de Música bajada a la Tierra desde donde se crea, en las estrellas. Disfruta de lo que nunca muere, eso que siempre está y es hacia donde se mira cuando de recordar lo que viene y por dónde se trata, además hecho por un músico que lo lleva en el alma y así lo entrega. 
Taj Mahal voz, armónica y slide guitar. Jessie Edwin Davis guitarra y piano. Ryland P. Cooder guitarra y mandolina. James Thomas bajo. Sanford Konikoff batería. Bill Boatman guitarra. Gary Gilmore bajo. Charles Blackwell batería.

Side 1:  Leaving trunk;  Statesboro Blues;  Checkin' up on my baby;  Everybody's got to change sometime
Side 2:  E Z Rider;  Dust my broom;  Diving duck blues;  The celebrated walkin' blues

2 comentarios:

  1. Este disco me ha dejado un ritmo en el cuerpo que no veas. ¡Qué voz! ¡Qué armónica lamentándose! ¡Qué gozada!
    ¿Se puede repetir?
    Hasta el próximo.
    Ciao.

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    Respuestas
    1. Repite, es cuestión de ir poniendo los temas hasta... tú misma.
      Ciao

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