sábado, 19 de noviembre de 2011

Una Noche En La Ópera (A Night At The Opera)


El maravilloso humor inteligente y caótico de los hermanos Marx llevado hasta sus últimas consecuencias en esta que para mí es su mejor película, una maravillosa locura que tiene como escusa el mundo de la ópera y lo que se mueve entre bastidores (aunque realmente los que mueven todos los bastidores son ellos)
La película es una genialidad del humor, los tres están que se salen, cada uno en su papel, y el resto, pues a cumplir haciendo lo que deben en esos papeles que rellenaban las barbaridades de estos tres genios de la comedia que se comían lo que tuvieran por delante.

Empresarios, representantes, cantantes, divos, divas, millonarias (la de siempre) y una vuelta de tuerca a lo que puede ser el mundo del espectáculo donde ellos estaban metidos, siempre desde el punto de vista del pícaro que engaña al miserable que se aprovecha de...
La historia tiene todos los tópicos, la chica, el chico que persigue el amor imposible, el impresentable cantante que es el malo malísimo (Lasparri, casi nada el nombrecito) la viuda rica a la que Groucho debe engatusar, el empresario miserable que se aprovecha de todo, y en medio del caos tres inútiles que se unen para liar la de cristo en plena ópera neoyorquina.
Es una película que me hace recordar momentos de risas incontroladas, los personajes tan dispares que son los tres hermanos Marx haciendo de las suyas al unísono, pero es que la película tiene escenas que son parte de la historia del cine por derecho propio, y eso no es nada fácil.

En multitud de ocasiones (gracias de nuevo al vídeo y después al DVD) me he recreado viéndola, pero además en momentos de bajada emocional, seleccionar algunas de las escenas de esta imaginería de lo absurdo es un bálsamo al que no renuncio porque me hace sentir de nuevo que cuando la mente funciona, el resto puede seguir disfrutando.
¡¡Cómo no!! la excepcional escena del camarote, algo que es cine por sí mismo, ese brutal enredo de personas que sin ningún sentido van entrando en un lugar estrecho, donde se juntan operarios, plomeros, azafatas, manicuras, camareros, chica que necesita teléfono, todo aderezado con ese toque sutil con el que Groucho desmantelaba cualquier atisbo de pensamiento, la frase que, en medio del absurdo, superaba eso mismo y te hacía creer que todo era cierto, aunque no se pudiese dar pie a la razón.
Otro icono del cine de humor, el contrato nunca firmado ni sellado, ni nada de nada, que Groucho y Chico nos hacen saber de memoria con "la parte contratante...", una crítica feroz en clave de ironía a esos chupatintas que dominan el cotarro, y de nuevo esas frases en medio de la nada que te meten en su mundo "Su papel es más grande que el mío..." simplemente magia.

La película es perfecta, cada parte bien diferenciada, el comienzo, el viaje en barco, la locura para entrar en New York, el intento por sobrevivir en el hotel sin pagar, con unos cambios de cama realmente antológicos y todo el final en la ópera, donde se superan a sí mismos en un alarde de desafío a lo increíble.
Todo gira alrededor de ellos y ellos hacen girar la noria, Groucho a lo suyo, el humor lacerante, irónico, cínico en ocasiones, la burla constante a esos sectores de la sociedad que tan bien conocían; su manera de querer reventar la ópera para cambiar al divo es sublime, paseando por la sala, vendiendo palomitas, gateando por los palcos (el "bugi, bugi, bugi" que le suelta a la zíngara que parece una bruja es demencial) Chico y Harpo unidos para destrozar lo que no debe ser a su manera, menos finos pero contundentes, el cambio de partituras genial, jugando al tenis entre la orquesta, disfrazados de zíngaras en el escenario, brutal, y la barbaridad de Harpo en plan trapecista cambiando los decorados una delicia.

No puedo abstraerme de la risa, la necesito, me da vida, y si te llega como la dan artistas como ellos es una bendición.
Una noche en la ópera es cine con mayúsculas, con momentos que son iconos de un arte que tiene muchos años a sus espaldas, pero además algunos instantes no han sido superados, ni por ellos mismos en otras películas, porque están geniales, y eso se nota.
Soy un "Grouchoadicto" fue el que me enganchó de la familia, pero todos juntos, estando inspirados, me hacen sentir que algo me duele por dentro, y en este caso, afortunadamente, no es el alma.
Una película para ver, imprescindible si gusta el humor de calidad, dar rienda suelta a tus emociones y pasar un rato en el que se puede ir uno fuera de este mundo.






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