miércoles, 23 de noviembre de 2011

De Vinilos y Otras Glorias CCLXXXVIII

Lo que aquí traemos, al margen de estilos, tendencias y la propia Música está por encima del tiempo y del espacio, y sólo por eso ya se puede considerar algo que no puede definirse...


Sam Cooke (Live At The Harlem Square Club) 1963


No puedo definir este disco, si digo que es una joya, me quedo corto, si me planteo comentar que es una obra de arte, no llego ni a acercarme, y si escribo que es parte de la historia musical de la humanidad, estoy negando lo que muy pocas obras consiguen y ese disco sí tiene, un componente universal más allá de lo puramente musical, porque Sam Cooke fue mucho más que un músico, y su Música mucho más que eso.
Un año antes de su muerte, grabó este portentoso disco que no es que se quede corto, es que no explica la barbaridad de lo que este hombre hacía en directo, y cuando con el tiempo se han podido recuperar grabaciones y documentales sobre su forma de actuar, al tiempo que la grabación se hacía más imprescindible y maravillosa, más se echaba en falta un show completo de este genial y único artista que hizo que demasiadas cosas cambiaran sólo con su voz, y nada menos que con eso.
En la cumbre de su carrera, con blancos y negros rendidos a sus pies mientras se mataban en las calles, Sam Cooke había traspasado todo lo traspasable, y este disco es una muestra más de su talento y su magia, con esa voz que dominaba lo que quería, a quien quería y llevaba al éxtasis a cualquier tipo de audiencia. La banda se limitaba a acompañar (muy bien, por cierto, y no era fácil con este tipo) a un vocalista que se llevaba todo por delante en sus actuaciones en vivo, una banda tremenda que sacaban el jugo a esas composiciones maravillosas, todas ellas del propio Cooke.
King Curtis y Tate Houston a los saxos, Clifton White y Cornell Dupree en las guitarras, Jimmi Lewis al bajo, Albert Garnerd en la batería y George Stubbs al piano, siete fantásticos músicos que aseguraba al genio hacer lo que quisiera, jugar a lo que quisiera y elevar el sentido de la Música y el espectáculo a la categoría de mito.
El concierto, como he dicho, me parece cortísimo, deberían haberlo sacado entero, eso sí, el disco no tiene un surco de desperdicio, es pura magia, una auténtica barbaridad, y un documento maravilloso para descubrir lo que era Sam Cooke en su hábitat natural.
Todos los temas son historia de la Música, todos ellos han sido cantados y versioneados hasta la saciedad por los más grandes, todo lo que este hombre hacía en directo era, y es, algo sublime, y por ello merece la pena. Cada uno es una joya en sí mismo, con un significado brutal, y es simplemente inimaginable no escucharlos, saborearlos, hacerlos parte de las entrañas y quedarse con ellos de por vida. Escucharle llevarnos al ritmo del "Twistin' The Night Away" es para no parar, la sensualidad de "Cupid", esa barbaridad de versión en la que juega a todo como es "Bring IT On Home To Me" o el trallazo final de "Having A Party" para irse de fiesta con él donde quisiera.
Señoras y señores, niñas y niños, y todo aquél que se quiera apuntar, con todos ustedes El Soul hecho hombre, el Soul hecho... inmortal, Mr. Sam Cooke.

Cara A:  Feel It;  Chain Gang;  Cupid;  Medley;  Twistin' The Night Away
Cara B:  Somebody Have Mercy;  Bring IT On Home To Me;  Nothing Can Change His Love;  Having A Party 

2 comentarios:

  1. Un chute de auténtica energía. El saxo es increible, y la voz... un Sam Cooke completamente entregado, como entregado está el público. Una orgía para los sentidos.
    Después de leer la entrada y terminar de escuchar el disco he encontrado en internet muchísimas entradas dedicadas a este disco. No hay una que no lo defina como torbellino, energía, explosión, elegancia personificada, soul personificado... Por algo será.
    Hasta el próximo.
    Ciao

    ResponderEliminar
  2. Simplemente Sam Cooke, el hombre, el alma, el Soul. Besos Clara

    ResponderEliminar