sábado, 19 de noviembre de 2011

A Ellas


Nunca he estado tentado de decir que he poseído a una mujer, que he tomado a una mujer, que he tenido a una mujer.
Nunca se me ha pasado por la imaginación contemplar el hecho de que una mujer fuera de... porque sencillamente, una mujer es ella misma, se tiene a sí misma, y toma ella misma lo que quiere.
El mundo, el universo, visto a través de los ojos de un hombre que observa, mira, disfruta, contemplando el alma femenina, es un inagotable escaparate de sensaciones, de momentos inimaginables, y sobre todo insospechados.

No dejarme caer en la tentación, y seguir la premisa de dejar que sea ella misma, me ha hecho intentar penetrar un poco en el alma femenina, en ese pequeño resquicio que dejan cuando pueden estar esbozando una sonrisa, paladeando un momento mágico, disfrutando del placer, sea físico, sensorial o en cualquiera de las formas que pudiera expresarse.
Si puedo estar cuando una mujer desarrolla lo que lleva dentro, sobra cualquier manual sobre la vida, porque ella es la vida, sobra cualquier tratado sobre ideas, creencias, normas, porque ella es un tratado en sí misma, y absorbiendo lleno mi mente, mi espíritu, mi alma.
Afortunadamente, sigo sin estar tentado de decir que tengo, poseo, tomo, porque la maravillosa experiencia de ser tomado, poseído, tenido, de forma espiritual, física, y mental, no puede compararse con la simpleza de no llegar nunca.
Porque entregándome he sido yo en pleno, y ni un milímetro de mi ser ha quedado sin satisfacción, si ella mediaba para ello.

Cuando mi alma no sepa cómo aliviarme, cuando mi mente no sepa cómo pensar, cuando mi espíritu no encuentre la paz necesaria para sentirse vivo, buscaré en los recónditos pasajes del alma femenina, dejaré que su pensamiento me lleve donde quiera, haré que su espíritu me infunda la calma, porque así será imposible perderme.
Todos los lugares recorridos lejos de mi intimidad me llevan a la suya, y sin ningún tipo de pudor ella me envuelve, me acepta, porque la mujer, ese ser privilegiado y vértice de la Naturaleza, es infinita en su generosidad, aunque nunca se la posea, se la tome, se la tenga, y sea ella quien se tenga a sí misma.


4 comentarios:

  1. Tu admiración por el alma femenina dice mucho, alguien que aprecia así su sensibilidad y se ofrece a ella con esa entrega, creo que guarda en su ser parte de nuestro mundo, algo de nuestra propia naturaleza como mujer.
    Precioso y emotivo escrito.
    Besos.

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  2. Gracias, Jane. Eso intento, acercarme a vuestro universo y aprender de la sensibilidad que emana de vuestras almas. Besos,

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  3. Sei molto dolce a discrivere l'anima feminina..non ho parole...bellissimo..
    Grazie per esistere...un abbraccio dolce...

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  4. Grazie Mille, Princesa. Querida Luna, me haces sonrojar con tus palabras, ojalá estuviera tan cerca de vosotras como para poder conoceros, aunque sigo intentándolo y lo haré siempre. Besos dulces.

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