viernes, 20 de septiembre de 2013

Surcos del Siglo XXI - 133

Voy a rescatar a un viejo conocido en lo que para mí es lo último que se le ocurrió hacer con decencia, a punto de entrar en el nuevo siglo y casi con todas las naves quemadas.


Whitesnake (Starkers In Tokyo) 1997


Evidentemente Whitesnake es una marca, y como tal trata el nombre David Coverdale, pero este disco es un concierto acústico donde la banda son él y el guitarrista Adrian Vandenberg, pero así lo hizo y en esto por supuesto no hay ningún reparo puesto que el nombre es suyo.
Cuando este cantante que en su día me encantó haciendo lo que hacía y montando una gran banda de Hard se fue por donde su cabeza y sobre todo su ego le dictaba el que suscribe dejó de seguir a la serpiente blanca y pasé de página. Tuvo que ser un rara avis dentro de su discografía, con el enésimo proyecto para comenzar Whitesnake en proceso de producción el que me llamara la atención de nuevo sobre la Música de este vocalista que para mí ya se había despedido.
"Starkers In Tokyo" es la grabación en directo de un programa de la TV japonesa en el cual Coverdale y Vandenberg demuestran que de Música saben un rato (a pesar de lo que hagan) y que una sesión de este tipo pueden llevarla como quieran.
Relajados, tranquilos, sin sobresaltos y al ritmo que les da la gana los 40'21'' del disco (el programa dura más porque es todo, desde la previa a despedidas varias) son un paseo por temas de siempre tocados de una manera que siempre gusta sobre todo cuando los músicos saben hacerlo bien.
Vandenberg se harta de acariciar su guitarra, preciosos arpegios, bellas melodías y solos acústicos suaves, ligeros y que entran de miedo, una caricia para los sentidos sobre todo en los temas de siempre que se tararean solos.
Por su parte Coverdale, sin tener que decir en cada tema que es el puto amo canta como quiere, su voz sale distinta y más tranquila, madura y sin sobresaltos, emocionante y casi como un susurro, un recitado de poesía en clave de concierto acústico de Rock y así da gusto.
Delante de un puñado de espectadores, prácticamente en familia, Whitesnake se transforma en una bella forma de afrontar el Hard que siempre ha propuesto pero que siempre ha dejado a medias (salvo esos gloriosos cuatro o cinco primeros años) por el ego incontrolado de Coverdale, que aquí está para comérselo.
Un disco para disfrutar de otra manera, saber que cualquier tiempo pasado fue mejor (especialmente para algunos) y que la Música es eterna, no muere, por eso cuando se hace con amor, como lo que estos dos se marcan aquí es una gozada sentirlo.
No será la joya de la corona, y no es lo que debe ser siempre, pero este soplo de aire fresco que además fue el último antes de volver a... se agradece porque demuestra que David Coverdale ama la Música, otra cosa es lo que se empeñe en hacer.

Songs:  Sailing Ships;  Too many tears;  The deeper the love;  Love ain't no stranger;  Can't go on;  Give me all your love;  Don't fade away;  Is this love;  Here I go again;  Soldier of fortune


2 comentarios:

  1. Para saborear tal como es, algo auténtico, sintiendo ese escalofrío que te dice que ahí hay mucho sentimiento y mucho arte.
    Un gustazo, de verdad.
    Besos.

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    1. Y muchas ganas de hacer lo que no hace normalmente.
      Besos

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