miércoles, 25 de junio de 2014

De Vinilos y Otras Glorias MLXX

Nos damos un paseo por nuestros sueños más aleatorios, aquellos para los que sabemos sólo hay desprecio e incomprensión pero que también forman parte de nuestra manera de amar la Música... más que les pese.


Akira Ishikawa & Count Buffaloes (Uganda) 1972


Cuando las aventuras se sugieren deben al menos probarse y si además pueden desprenderse de ellas sueños imposibles deben al menos interpretarse como la maravillosa sensación de lo que la mente dicta como en este trabajo que se nos ofrece. 
¿Una obra realizada sobre el continente africano, más en concreto una parte de él? cierto y veraz por las características musicales del disco. ¿Concebida por músicos japoneses desde Japón? real y auténtico.
Con estas premisas y sobre la base (muy sólida y sin fisuras diría yo) de unos músicos excepcionales se va realizando este recorrido bizarro y aleatorio en lo mental que consta de cuatro grandes piezas musicales en las cuales los sonidos inventados, los que se sienten influenciados y aquellos que devienen por caminos recorridos por esos músicos convergen en un imaginario viaje a través de terrenos de grandes llanuras y extensos espacios abiertos por los cuales se van colando el talento de los interpretes para conformar un brutal trabajo de experimentación que nos deja boquiabiertos dado el contenido del mismo.
La excepcional calidad de Kimio Mizutani, mítico guitarrista con un poder devastador en las seis cuerdas siembra de sonidos tribales, fuzz y efectos todo aquello que toca y que nos va llevando a esos instantes ajenos al propio lugar de creación de la obra viajando por un continente con mucho que decir. Akira Ishikawa es un refugio para todas las colosales imágenes musicales que salen de esos teclados que cubren y forman la elegante sugestión de todo lo que se escucha y la percusión consigue que los lamentos del continente donde todo se formó nos lleguen como un impacto sonoro que sale desde las tripas y llega hasta el cerebro.
La inmensidad de "Wanyama Na Mapambazuko" pieza de 11'37'' que abre el disco y que nos ofrece un camino a recorrer con el bajo filtrado por el moog como el nacimiento de todo y la respuesta de la percusión a la que se adhiere sin mesura la guitarra de Mazutani nos da la idea de lo que nos viene, una sinfonía de musicalidad en clave de sonidos tan puros como distantes (para que algunos entendidos hablen de Música étnica y demás mediocridades sin saber) que se une a esa pieza llamada "Na Tu Penda Sana" y que en sus 9'21'' se asemeja a un canto tribal guitarrístico de una belleza difícil de explicar.
La cara B busca en el interior de los sentidos con otras dos formas de expresión en las cuales la guitarra, la percusión (que se demuestra dignísima heredera de sonidos ancestrales) y los teclados nos hacen viajar entre sonidos de animales, cantos y batallas, combates, guerras... dos temas de reconocimiento emocional bellísimo "Vita" y "Pigmy".
No lo diré mucho más, pero si se quiere abrir la mente, discos como "Uganda" son una buena oportunidad para hacerlo, a partir de aquí...   




Para Vicky, porque más allá de la razón estamos aún nosotros.

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