sábado, 28 de mayo de 2011

Zurdo, Negro, Rock'N'Roll



Su muerte lo elevó a mito, su cuerpo empapado en el vómito de una tremenda borrachera de alcohol, barbitúricos y su ego le convirtieron en leyenda, y el mundo de la Música se quedó sin uno de los más innovadores y geniales guitarristas (además de vitales) del Rock, porque con su muerte Jimi Hendrix cerró un capítulo intentando crear algo más que Música, cerró un capítulo de lo que era vivir para la Música, y de paso morir por ella.
Fue considerado el más grande guitarrista de la historia, (discrepo, aunque fue genial) y llevó a extremos insospechados para su época el virtuosismo, o mejor, la integración del Músico con su instrumento, teniendo las agallas suficientes como para saltarse todo o casi todo lo establecido en el estamento del negocio, pero no pudo escapar a su destino, ser una mega estrella que se fue comiendo a sí mismo.
Su obra no es excepcional, no es única, pero abrió muchos caminos en el mundo de la Música, y en especial del Rock, al margen de aunar razas en el universo de las notas, porque Jimi Hendrix siempre resaltó su condición de negro, pero nunca dudó en colaborar e incluso llevar en su banda Músicos blancos, algo que tampoco era muy común por aquellas fechas.
Su forma de tocar la guitarra era diferente, de una violencia sin igual, llevándola como una continuación de su propio cuerpo, siendo capaz de coordinar sus músculos y su cerebro al instrumento, haciendo que la visión de Hendrix tocando en directo fuese un espectáculo al mismo nivel de la propia Música, porque en el escenario era donde desarrollaba todo su instinto, ese potencial que llevaba dentro y que le hacía diferente, retorciéndose con su guitarra, chupándola, tocándola, amándola, poseyéndola, e incluso masacrándola en un ritual de fuego y muerte. Pero ante todo Jimi Hendrix siempre daba la sensación de tocar para él, y todo el componente sexual que llevaba su Música y sus actuaciones le enardecían realmente, era capaz de gozar en el escenario, irse fuera de este mundo cuando atacaba la guitarra y sacaba los descomunales solos que sólo él podía hacer, porque arrancar Música de su forma de entender la Música era algo que nadie que no fuera Hendrix hubiera hecho nunca.
Hombre de directo, Músico de sensaciones ante el público, su obra no es extensa, pero no hay en la historia un Músico que haya sido más solicitado para los magnos festivales que se celebraban en la época en la que pululaba por el universo musical, y allá que iba con su “Stratocaster” de zurdo para arrasar literalmente las mentes de las masas concentradas, y acumular más exotismo, más magnetismo, más mitología, porque desde luego pocos o casi ninguno de los cadáveres famosos del Rock ha llevado tan al extremo la tan manida frase de “Sexo, Drogas, Rock’N’Roll” o vivir rápido y dejar un bonito cadáver, como él, un hombre que vaciaba su forma de interpretar el sexo cuando actuaba, que se metió lo que pudo y más, y que hacía Rock, salvaje e incendiario Rock´N´ Roll.
A pesar de magnificar su figura por su forma de vivir y sobre todo de morir, Jimi Hendrix fue un Músico único, rompió barreras que hasta entonces eran intocables y abrió las puertas a cantidad de posibilidades musicales, fue un guitarrista genial, y sobre todo personal, y consecuente con su forma de entender la Música como vehículo de una vida al límite. Aún hoy, muchos años después de su muerte, uno es capaz de llegar al éxtasis con su figura en la mente retorciéndose mientras hace el amor con su “Stratocaster” tocando la profética “Hey Joe”.


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