miércoles, 4 de mayo de 2011

Mi Vida en un Parque sin Tema (Extracto, que es muy largo)

Traemos a “Paseando por los Sueños” un maravilloso pedazo de seda de un alma sensible, prestado desinteresadamente por su autora y que me dio a conocer el mundo de los viajes inesperados.


Ya sé que puede parecer irónico, pero el que me ría tal y como está el patio, o mejor mi patio, no es fácil, por eso hacer un esfuerzo para ver si sale puede resultar… estimulante.
No comprendo cómo he llegado a esta situación, ¡pero chicos! yo aseguro con firma y rúbrica que me encontraba de lo más tranquila soñando con mis propios sueños cuando de pronto algún zoquete ha debido tocar uno de esos engendros para mover el universo y me he trasladado (por decirlo de una manera sencilla) a una especie de parque temático donde los animales pululan a sus anchas, todos convencidos de ser los reyes del lugar, cuando no los reyes del Mambo que es peor porque no tienen ritmo ninguno, y el desfile diario de pavos reales, payasos también reales y elementos distorsionadores del equilibrio en el cosmos puede resultar bastante irritante, por eso digo lo del mérito de reírme.
También he de decir, no seamos injustos ni por un instante ni quedemos a su altura, que el hecho de que sean como son ayuda mucho a la risa, irónica en muchas ocasiones, cierto es, pero risa a fin de cuentas, porque de no ser así ya me diréis cómo sobrellevo esta nueva vida de desatinos y embrollos constantes, en los que unos van de floreros sin flores, otras de flores sin agua en sus tallos (por decirlo finamente) y algún que otro despistado de jardinero que riega lo que puede, mientras una se distrae con las clases diarias de sociología avanzada que implanta el… colectivo este al que llamar personal me cuesta un horror.
No tengo muy definida mi función en este zoológico de singulares criaturas que a modo de purgatorio por lo malvada y cruel que he sido en alguna otra vida lejana ahora me toca sufrir, pero como lo de quitar caquitas y limpiar narices ya se me ha pasado un poco, me estoy planteando, para variar, ser el azote de mediocres cerebros, imberbes bailarinas de deseos reprimidos y húmedas mentiras, o la única forma de inteligencia alienígena que se desarrolle por estos lares, cosa, ¡cómo no! también compleja.
En fin, que una vez que la llave de la maquinita que mueve el espacio-tiempo ha sido lanzada a las profundidades abisales encerrada en cofre de acero con siete candados de siete llaves cada uno, y no me queda otra que parar por el parque este durante un tiempo (¡vive el cielo que me importa un comino hacerme vieja rápido, pero que pase!) intentaré que las enfermedades de la estupidez, la tontería, la mediocridad y sus primas hermanas no me afecten en lo posible y montaré el chiringuito del guardia de la entrada para ver si al menos puedo cobrar algo vendiendo las actuaciones de estos energúmenos como casetas de feria.
Reír, reír, reír, que todo sea esto y hasta que me canse o se cansen y entonces veremos qué ocurre.
¡¡¡Pero qué ganado, por dios, qué ganado!!!



Extracto del Primer Capítulo incluido en el libro “Mi Vida en un Parque sin Tema”, un viaje real por los caminos del cosmos, escrito por Yolanda De Quiñones e Iturralde (viuda de Marc Ele Gante) gran mujer y mejor persona.


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