viernes, 20 de mayo de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XIX

Un poco más del arte patrio, que aunque no fue ni mucho menos todo lo intenso y extenso que hubiera podido, cuando se le antojaba hacer maravillas se marcaba dejar la impronta para el resto de los tiempos, como es el caso.


Atila (The Beginning Of The End) 1975


Este disco es una joya, pero además, por todo lo que le rodea (algo de lo que suelo pasar porque a mí me interesa la Música y punto) es un icono de la Música española y del coleccionismo fuera de las fronteras.
Al margen de todo lo que quieran decir sobre lo ajeno al propio vinilo, el disco de Atila es un pedazo de creación de tres músicos en estado de gracia, nacidos en Girona y criados musicalmente... donde les dejaban, como a tantos de la época (¡¡¡y qué época!!!) una auténtica delicatessen además singular y maravillosa.
Concebida como una obra de rock progresivo, tiene todos los elementos esenciales de lo que se consideraba como tal, un órgano tremendo y brutal llevado por Francisco Ortega que se desliza entre lo clásico y las salvajes acometidas de gemidos tan de los "Hammond" de entonces, emulando a Bach cuando le da la gana y rompiendo los sentidos cuando quiere, una batería aporreada por Joan Punyet que además es percusión acompasando los ritmos en cada estructura, cada momento, con solos de altura y guías en momentos de improvisación de altísimo nivel, y una guitarra para volar sin nada más que tus deseos, un manejo del ritmo, con diversos artilugios para sonidos distorsionados y los solos eternos de una calidad realmente increíble a cargo de Eduardo Niebla.
En solitario tres músicos fantásticos, unidos una banda tan increíble como impredecible, porque Atila crea espacios infinitos que no acaban nunca, donde puedes disfrutar de la Música sin miedo a que lo que escuchas termine.
El tremendo tema que da título al disco son 29'55'' de libertad creativa al más alto nivel, 23'05'' en la primera cara y 6'50'' para comenzar la segunda, con otros dos temas, "Alta Tensión" y "Bach Rock" que dejan bastante claro que el grupo no fue un sólo tema, aunque como casi siempre y más en esa época por estos lares, fue lo que les dejaron hacer.
Para mí una joya musical maravillosa, extraña y particular por el contexto pero de gran valor en lo que interesa, los sonidos. Eso sí, la grabación deja un poco que desear, quizás ya era pedir peras al olmo, pero es que en el mundo en el mismo año se hacían las cosas tan bien que da pena, mucha pena...
"The Beginning Of The End", un disco que debe ser escuchado, sin tópicos, leyendas urbanas ni mitos de ferias de coleccionismo desmadradas, simplemente como Música, muy buena Música.

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