domingo, 22 de mayo de 2011

De Vinilos y Otras Glorias XXVI

Ya que nos empeñamos en ser universales (porque la Música lo es) pues una demostración ecléctica de lo que las fronteras no pueden detener, el talento para crear y creer en lo que se hace.


Toad (Toad) 1971


Es el momento de dejarnos visitar por un disco creado por y para los sentidos, y digo es el momento por decir algo, porque para mí este disco tiene cualquier momento, y ya es mucho decir.
Toad fue una formación italo suiza de hard progresivo compuesta por un cuarteto en el que destacaba un talento en estado puro a las seis cuerdas, Vittorio "Vic" Vergeat, un músico que dio sus primeros pasos musicales con los míticos "Blackbird", y formando incluso el núcleo primario de la no menos mítica banda "Hawkwind". 
Aún siendo un sonido casi salvaje, tienen sus devanéos con el blues más eléctrico de origen inglés, como en la tremenda "They Say I'm Mad", aunque esos deslices de clase no pasan por encima de la auténtica Música del grupo, el hard progresivo inglés, "Cotton Wood Hill" o casi hard en estado puro, con en la brutal "A Life That Ain't Worth Living".
La genialidad de Vergeat a la guitarra hace que las composiciones sean un auténtico desenfreno de energía y clase, con temas que pueden llegar a ser enormes jam musicales, donde utiliza su instrumento de una manera magistral, pedales y efectos al margen, por descontado.
La sección rítmica es poderosa, abrasadora, con el sardo Cosimo Lampis a la batería en una demostración de pegada que dura los casi cuarenta y cinco minutos del disco, con contínuas variaciones rítmicas perfectamente acompañadas por la calidad excepcional del bajo de Werner Froehlich, un auténtico crack que se dedica a recorrer las cuatro cuerdas con una furia inusitada, formando la perfecta pantalla para el lucimiento de Vergeat.
La voz emerge como dolorida, siempre en registros altos, casi aullando, aunque en muchos tramos casi se la podrían evitar, porque sin desmerecer no está a la altura de la barbaridad musical que ofrece el disco.
Caso aparte, para momentos de orgías mentales, mi favorita, la excepcional "Life Goes On" donde la voz sí que está donde debe, muy alto, un temazo de más de once minutos con un comienzo arrasador, un cambio de ciento ochenta grados para una tensa calma del grupo acompañando las palabras y de nuevo la respuesta en forma de salvaje acometida, todo un espectáculo que me suele abrasar las entrañas. La acústica tiene su espacio en este tema grandioso.
Otros dos temas para completar este disco de pura energía, momentos de fogonazos salvajes y sobre todo Música de muchos quilates.
Para todo amante de las emociones fuertes, este "Toad" es una pieza que debe retenerse en la memoria, no sea que nos aburguesemos demasiado (en lo musical, por supuesto)

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