domingo, 23 de junio de 2019

Música


La vuelta a los orígenes nunca son fáciles. Hay momentos que desgranan el reloj de la vida con demasiada velocidad; sin embargo, algunos recuerdos vagan lentamente por el vacío que nos dejan las imágenes que no queremos rescatar.

Había una casa donde todo se hacía real, incluso la imaginación de la adolescencia, un lugar apartado del mundo en el cual la distancia no existía, donde el agua del río se escuchaba como un acorde que presagia el momento excelso de un increíble solo que te rompe al alma.

Fue en ese lugar, al calor de las estrellas en las noches de verano, donde comprendí que mi ser podía unirse a cualquier sonido que me delatara, que supiera que necesitaba escucharlo para vomitar mis miserias, para dejar de ser lo que no necesitaba, para llegar hasta el paraíso al compás de un tema brutal, emocionante, abrasador.

K.S.

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