sábado, 6 de febrero de 2021

Ángeles



El mundo está podrido. Por desgracia creo que es así en un porcentaje tan alto de lo que nos rodea que me produce dolor, pero no puedo verlo de otra manera.

Por descontado que el culpable de este caos en el que vivimos es el ser humano, ese animal prepotente que con su soberbia lo jode todo, algo que se le da muy bien y en lo que es un genio y basura al mismo tiempo.

Sin embargo, a pesar del empeño de los mediocres y malolientes de espíritu, hay seres humanos, personas, entes que viven entre nosotros y que se escapan de esa inmundicia haciendo honor a lo que son, seres racionales en los cuales el intelecto y todos los sentidos funcionan para ser hombres y mujeres que destellan esa luz que les hace diferentes, maravillosamente únicos.

Cuando te encuentras con alguien así debes aprovechar lo que te enseñan, porque es impagable sentir esa sensación de honestidad, de belleza emocional y de sabiduría natural con la que se mueven por el orbe, con la que riegan cada rincón por el que pasan.

Disfrutarlos es como escuchar una melodía sublime, esa Música que surge de vez en cuando por lo especial, lo único, cuando la mente acaricia el pentagrama y todo se eleva a unas magnitudes increíbles de las que sólo puedes disfrutar.

Estas personas son porque les sale, porque en su interior todo es lo que en realidad el ser humano debería ser siempre, como esas notas escapadas de un solo de guitarra que sabes que jamás se volverán a repetir, como las palabras envueltas en Música que se convierten en odas a lo intemporal.

Porque ellos son intemporales, porque dejan tal huella en los que se atreven a sentirlos, que su halo permanece para siempre, como lecciones de vida que se acumulan en el libro de los millones de universos que forman todo lo que somos (lo bueno, por supuesto)

Ese halo te cubre y lo sientes cuando algo de ellos vuelve a tu memoria, cuando la imagen de sus rostros te cubre recordando sus palabras llenas de razón y sabiduría, y eso jamás podrá morir, porque es lo que nos hace eternos.

Si la Música puede expresar cualquier sentimiento (y creo que es así) esos temas sublimes surgidos de la nada hacia el infinito pueden acercarse a lo que son porque la inmensidad no se abarca completamente.

La imagen de un ser humano excepcional, una persona exquisita y mujer única y maravillosa perdurará en mi memoria hasta el final porque tuve la suerte de vivirla, sentirla y emocionarme con sus palabras, su bondad y su manera de llevar la vida desde un intelecto que derrochaba sabiduría, y que ya venía de vuelta de tantas cosas que abrumaba saber que lo sabía casi todo.



A Mari, porque ningún solo de guitarra podrá igualarla, ninguna voz podrá acercarse a su belleza emocional, pero si algo llena todo lo que toca como ella hacía, seguro que la Música será parte para siempre de ese Ángel que ahora observa lo que ya sabía que ocurría.


2 comentarios:

  1. Esas personas, seres inigualables, dejan una huella imborrable en quien ha podido disfrutar de su compañía, eso es una parte de si misma, su legado, su continuidad para seguir su ejemplo de vida.
    Besos a los dos, que supisteis apreciarla como se merecía.

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    1. Cuando tienes la suerte de conocer a seres así, te das cuenta que la mediocridad se encuentra a años luz de su aura, y eso es un bálsamo para quienes los viven.
      Besos

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