domingo, 31 de enero de 2021

Música



Planteé a mi mente un problema sencillo. Qué le daba el placer necesario para sentir que podíamos hacer lo que el mundo no nos dejaba. No tardó mucho en contestarme, hizo que fuera a acariciar un vinilo y lo posara con mimo sobre el lugar donde, al ritmo de 33 rpm, llenaba el silencio con las mayores imágenes de placer que pudiera sentir.

Sonreí mientras seguía con mis manos el ritmo de los primeros acordes del tema, embelesado con el negro vinilo que parecía absorberme mientras los surcos giraban y giraban, consiguiendo que mi mente fuera perdiéndose por los rincones donde el placer me cubría.

No era algo nuevo, pero en esta ocasión quería buscarlos en las entrañas, ese lugar que nunca he visto y que siento cómo se estremece cuando la Música me llena, y los encontré como siempre, con las imágenes que me sugieren todo aquello que me han hecho ser, en las miserias y las alegrías, en los momentos de oscuros sueños y de esperanzas mirando al infinito, cada instante, bueno o malo, en los que la Música me ha dado ese soplo de aliento para seguir, para volver a temblar al escucharla, con la mano acariciando el brazo del tocadiscos o temblando por el ansia de tenerla.

Puede que sea uno más, de hecho creo que es así, pero en lo que respecta a mi mente, mi alma y mi espíritu, con mi Música, mi esencia, me siento tan especial que puedo llenar cualquier vacío.


A.R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario