domingo, 14 de febrero de 2021

Música



Lo bueno de la Música (amén de mil cosas más, obviamente) es que no distingue entre los feos y los guapos. 

Los que son para llevar siempre mascarilla pueden tener la sensibilidad como para apreciarla y hacer que les tiemble la piel con lo que les sugiere, y esa fealdad que ayuda a no mirarles no es óbice para que la Música, esa eterna sensación que puede atravesar el alma, esté con ellos.

También pueden sentirla los que al mirarse en el espejo no tienen por qué cerrar los ojos, y esas intenciones de exaltar la belleza, pueden compatibilizarse con el gusto por esa otra belleza que tiene que ver con el roce de la piel cuando las notas escapan al universo.

Esconderse, lo que es esconderse, muchos deberían hacerlo, pero incluso ocultos a la luz del mediocre estallido de quienes ven demasiado y no quieren ver lo que es en sí mismo demasiado evidente, el sentimiento cuando las entrañas vibran de emoción al son de una melodía eterna puede invadir a cualquiera, Quasimodo o Cleopatra.


K.S. (Creo)

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