domingo, 14 de febrero de 2021

Paseando Por Los Sueños

 


Fue hace mucho, mucho tiempo, en los confines del Universo y los límites de la realidad, porque no puede ser real alguien que lleva la sensibilidad hasta donde nadie puede llegar, pero ahí le conocí.

Me he sentido viva muchas veces en mi vida, he conseguido que mi mente y mi alma puedan sentirse una y hacerme gozar en lo emocional y lo físico, sola o en compañía de seres maravillosos, pero nunca sentí lo que él me dio, porque nunca nadie se dio como él se daba.

Tantos prejuicios sobre sensibilidad masculina, tantos tópicos sobre sus defectos al amarnos, tantas palabras vacías llenando páginas en blanco con mediocres de medio pelo, tantos afectos perdidos por no ser valiente y hacer, simplemente, lo que se siente.

Él me enseñó que la caricia no entiende de sexos, que el susurro de una voz (su voz, ese bálsamo que adormecía los sentidos) puede ser mejor que el mayor de los órganos henchido de deseo, porque su forma de tratarme, de tratarnos a todas era tan especial que nos hacía especiales, sin pedir, y eso fue siempre lo más increíble de todo, nada a cambio.

Fue Amigo a sabiendas que me perdería, que escaparía buscando lo que no podía encontrar con mis deseos a flor de piel, fue confidente cuando era a la vez consciente de que nada le haría estar a mi lado más allá del atardecer recitándome un cuento imposible, escuchando una de sus melodías, susurrando (de nuevo ese susurro que me estremece aún) palabras que me hacían estar bien, algo tan básico y que no podía ni soñar.

Fue mi amante sin saberlo, a pesar de saber yo misma que me deseaba, en silencio cuando dejaba que otro ser penetrara en mis entrañas, aguardando escuchar la que podría haber sido la mejor jornada de mi vida, cuando yo, ingenua, desconocía que era él la mejor de todas la jornadas que tuve.

Siempre estuvo ahí y no lo vi, nunca rechazó mi mano y no supe apreciar lo que eso valía, jamás elevó la voz ante mis caídas y simplemente ayudó a ponerme en pie, cuando poco después otros brazos me recogían para llenarme de lo que él debía haber tenido.

Lo perdí sin saberlo, por seguir, de vez en cuando, creyendo en esos tópicos que nos nublan la vista, en esas estúpidas pretensiones que como mujer nos hacen superiores en lo emotivo, y cuando quise ser una con él ya no estaba, su estela había desaparecido en el mar de la desesperación, la incomprensión, la soledad.

Hoy quiero recordarle porque de nuevo me siento sola, porque otro Amigo, especial como él, me ha contado que ya no está porque se fue apagando poco a poco, roto porque su voz nunca llegaba, porque sus dedos no eran apreciados cuando acariciaba, porque sus ojos nunca vieron cómo se puede ser quien se es a pesar de cualquier cosa.

Mi Amigo era un hombre, es un ser humano excepcional porque jamás me abandonará, ahora ya no quiero dejarle, pero además era un tipo que entendía a las mujeres como ni siquiera nosotras nos entendemos, que sabía caminar por el alma femenina mejor que muchas de las mujeres que conozco, que se quedó solo por el miedo a sentirnos cerca de alguien así.

He tenido la suerte de conocer hombres como él y he cometido un error con ellos, al resto los tengo a mi lado, en mi memoria o en mi alma, a él lo perdí y no voy a volver a hacerlo, porque es parte de mis entrañas, y no saldrá nunca de ellas.

La próxima vez que el viento acaricie mi piel, y escuche palabras que apenas rozan los oídos, sabré que él sigue ahí de nuevo, en ese Universo que tanto ansiaba descubrir, buscando, una vez más, la palabra perfecta, el gesto amable, la mirada serena.

 

 

Suena ¡Cómo no! "Sad And Deep As You"

No hay comentarios:

Publicar un comentario