domingo, 24 de marzo de 2013

Surcos del Siglo XXI - 43

Recordamos uno de esos grupos que dejaron su impronta cuando se encontraban en la mejor parte de su carrera y que además marcaron época.


The Smashing Pumpkins (Mellon Collie And The Infinite Sadness) 1995


Cuando a los popes de la cultura (los que se lo creen, obviamente) les da por las etiquetas, no hay quien les pare y rallan el absurdo. No son iguales distintos estilos que a lo largo de los tiempos nos han hecho llegar los sonidos como los conocemos, pero de ahí a identificar todo con una pegatina para vender... eso es basura.
The Smashing Pumpkins fueron durante una década abanderados de un tipo de etiqueta llamada "Música alternativa" o "Indie". para el que suscribe fueron la evolución lógica de unos estilos que tras la maravillosa década setentera y la caída en picado en los ochenta del Rock buscó otros caminos acorde a los tiempos, y en el caso que nos ocupa los encontraron de maravilla.
Rock maravillosamente bien concebido, con creaciones brillantes y una capacidad interpretativa realmente tremenda gracias al talento y genio (de esto sí que hay en todas las épocas, eras y estilos) de Billy Corgan, un músico excepcional y único que creó un universo de sonidos realmente exquisito y sublime.
Dentro de la producción del grupo este "Mellon Collie And The Infinite Sadness" se lleva la palma, un álbum triple que en sus 121'50'' nos deja una joya de proporciones realmente increíbles, un disco intemporal y bello, por encima de modas, ideas y creencias, Música en estado puro en 30 canciones que son una pura orgía sensorial.
Concebido como una obra conceptual, en el cual las canciones parecen estar sueltas a su libre albedrío, a lo largo de la escucha se van uniendo como una historia completa que nos lleva a un recorrido por el ciclo de la vida y la muerte. La propia denominación de las distintas caras del disco dan esta guía para el recorrido que se propone.
Las canciones dan una sensación de oscuridad que se aumenta con el tono bajo de las guitarras, parte fundamental del álbum, un canto a las seis cuerdas y la ayuda de orquestaciones y arreglos perfectos que hacen de la obra una especie de ópera que se va transformando a lo largo del viaje.
El grupo en un estado de forma magnífico, su obra cumbre, el talento de Corgan que parecía no tener límites, temas compuestos con una habilidad tremenda y la interpretación de los mismos es apabullante. La voz de Corgan en solitario nos lleva como un susurro cuando no grita al mundo sus desdichas, los coros de los miembros del grupo parecen arroparle en ese sufrimiento o en la intimidad de los temas calmados, y cuando toman la voz solista en según qué canciones llegan donde quieren.
Arreglos de cuerdas excepcionales, temazos íntimos para soñar, duros para rasgar el alma... todo en una obra tremenda de Música excelsa, bellísima, una joya.
La presentación del álbum una obra de arte para demostrar de qué va lo que hay dentro, y a fe que se consigue.
Billy Corgan guitarras, voz, piano, arreglos y producción. James Iha guitarra, voz, arreglos. D'Arcy Wretzky bajo y voz. Jimmy Chamberlin batería y voz.

Dawn:  Mellon Collie and the infinite sadness;  Tonight, Tonight;  Thirty-Three;  In the arms of sleep;  Take me down
Tea Time:  Jellybelly;  Bodies;  To forgive;  Here Is no why;  porcelina of the vast oceans
Dusk:  Bullet with butterfly wings;  Thru the eyes of Ruby;  Muzzle;  Galapogos;  Tales of a scorched Earth
Twilight:  1979;  Beautiful;  Cupid de Locke;  By starlight;  We only come out at night
Midnight:  Where boys fear to tread;  Zero;  An ode to no one;  Love;  X.Y.U.
Starlight:  Stumbleine;  lily;  Tonite reprise;  Farewell and goodnight;  Infinite sadness







No hay comentarios:

Publicar un comentario