sábado, 8 de septiembre de 2012

Bufones



Personajes de cuentos y fábulas, deambulaban por lugares perdidos o mansiones de señores feudales animando veladas y haciendo reír con sus ocurrencias, aptitudes físicas y limitadas capacidades intelectuales…
Un momento, ¿es cierto esto último, o un mito para protegernos?
El miedo atenaza nuestras vidas, sentimos las emociones escaparse en la vorágine de lo que nos rodea y nos queda… el intelecto.
Amo la mente, me encantan las personas que buscan cultivarse, ir un poco más allá, extender el conocimiento en la medida de sus posibilidades para sentir, vivir, ser a través de todo lo que el universo entrega, y por ende me resulta aberrante el zafio, el bruto, el que se embrutece a sabiendas que siendo así puede empujar más, llegar más lejos pisando, con la sola conciencia de una verdad creada a base de golpes de puño.
Odio el ser humano que lucha por hacerse animal, que ama lo irracional porque se siente a gusto en su rol de bestia sin sentimientos, y desprecia a los que luchan por tener una idea, una sugerencia, una realidad que les permita vivir en sus sueños y a través de ellos con el mundo.

Sin embargo cada vez más estoy conociendo gente que en su capacidad intelectual esconden la mediocridad que les produce el miedo, que en su extensa posibilidad para llegar más allá y preocuparse por hacerlo terminan pensando (ironías del destino) que su verdad es la absoluta, que van tan sobrados por lo que saben, aprenden, estudian o piensan que todo eso es lo que debe ser, y no sólo desprecian al zafio convencido, al cabestro o al animal que desea serlo, también desprecian a los otros seres que siguen buscando la verdad a través de todas las verdades, a los que siguen creyendo que cada día se puede aprender algo nuevo, a los que con 102 años te miran a los ojos y te dicen con una sonrisa sincera “eso no lo sabía, nunca es tarde…”
El miedo les lleva a ser tan despreciables como los que ellos desprecian, tan mediocres como los que no quieren llegar, tan extremadamente crueles como el que se maneja con el empujón y el puñetazo en la cara, porque la mente, si se usa de forma maligna, maquiavélica y sin entrañas, es el arma más letal del universo, ante eso o tienes algo igual o no tienes nada.

Son estos seres que escudados en su verdad, en su deseo de saberse perfectos ven al resto como bufones de su corte, esas cuatro paredes que su intelecto ha creado como límite infinito de lo que es, debe ser y por ende será.
Estos tipos se niegan la evidencia de que haya seres tan capaces como ellos, tan preparados como ellos, tan… o más, porque quizás los otros, los que son tan… no humillan para mantener su estatus, no frivolizan con palabras rebuscadas para no ser entendidos, no usan su enorme cultura para dar lecciones magistrales que hieran y hagan sentir basura a los que no pueden, simplemente son, y en ese sentimiento se les escucha y se sigue más y por supuesto mejor.

Todos somos bufones a sus ojos, todos les servimos para calmar sus ansias de ego y para cubrir el miedo a perder su verdad, su deseo impuesto desde la inteligencia (impuesto sí, un verbo que me rebela porque va contra lo que es eso, el libre pensamiento, la mente abierta, el intelecto en estado puro) sus maneras vendidas desde el estatus del que más sabe.
Pocos de estos intelectuales sobrados conocen que no tienen nada, que realmente quien sigue su culo y se pone debajo no puede hacer otra cosa, mentes castradas por el deseo o la incapacidad para decidir, el miedo llegado del miedo, el terror como forma de relacionarse, pero que a parte de sus verdaderos bufones, los que les hacen reir y sentirse en su atalaya de mediocres preparados, el resto simplemente pasamos de ellos, porque en nuestra inteligencia, esa que sí vuela libre y cree en lo que cada uno es, puede llegar a ser o pretende… nos ponemos el disfraz de bufón y al final dejamos pasar lo que no nos interesa de estos cultos que no entregan más que palabras de enciclopedia y poco razonamiento humano.

Muchos quizás seamos bufones de la corte porque no hay más donde escoger, pero nunca seremos su cohorte de bufones, porque ellos en sus mentiras vertidas desde sus verdades son los mayores bufones del reino.

  

2 comentarios:

  1. Buena dedicatoria a esos personajes que se creen superiores, lo hacen sin darse cuenta que hay mucho que no figura en las páginas de los libros y por lo tanto no se puede aprender, se lleva dentro o no, no hay mas, me refiero a ser auténtico, fiel a uno mismo, a partir de ese momento es cuando se toma conciencia de lo que uno es, y ahí empieza, el verdadero respeto hacia los demás.
    Muy interesante tu exposición.
    Muchos besos.

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    1. Quizás lo triste es no ver que las palabras van también a esos personajes que no salen del miedo, la espera, el deseo que nunca llega y se saben y aceptan esclavos de estos bufones de medio pelo, pero sí, es a ellos a quienes les dedico todo mi amor... animal.

      Besos,

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