domingo, 2 de septiembre de 2012

De Vinilos y Otras Glorias DXXIX

Un viaje hacia el lugar donde el Sol sale antes que en ningún sitio para saborear los sonidos que se hacían por esos mundos tan cercanos.


Yonin Bayashi (Ishoku Sokuhatsu) 1974


En plena efervescencia Prog. con los talentos japoneses invitando al mundo a apreciar la Música que salía de sus tripas, fuesen salvajes acometidas Hard o desviaciones alucinógenas en clave de la Música más radical y libre, cuatro chavales que se habían conocido en el instituto estaban intentando hacer lo propio en el mundo de los sonidos, y de ahí nació Yonin Bayashi.
puro Prog. del más alto nivel, mamando de las fuentes de los grandes de las Islas y girando la tuerca con ese toque nipón que caracteriza a estos grandes grupos que nos apasionan.
Una manera descarnada de transmitir esa Música tan mental en una obra que no tiene desperdicio, a través del idioma de oriente para enlazar con la Música de occidente, otra ocasión en la cual esta pasión que nos llena se encarga de demostrar que las fronteras no existen si la creatividad surge de lo más profundo.
Cuatro chavales que en un principio generaron dudas dada su juventud, pero que pronto las disiparon con algunas exhibiciones en directo versioneando a los grandes del Progresivo inglés y por fin pariendo esta obra de una calidad incuestionable.
Katsutoshi Morizono en las guitarras y voz, una manera de tocar sin límites, con punteos hasta las estrellas en los grandes y largos temas del disco, y riff demoledores en esos ritmos.
Hidemi Sakashita encargado de los teclados, puro Prog. ambiental, eternos momentos de sonidos que envuelven y llevan en volandas.
Shinichi Nakamura conduciendo el bajo y en los coros, la parte de las cuerdas que junto a la batería y percusión de Daiji Iwao conforman una sección rítmica bestial, para que se pueda hacer lo que a uno le dé la gana.
Tras una introducción que es un suspiro con "Hamaebeth", el grupo se lanza furioso a por un tema demoledor, "Sora To Kumo", la antesala de una de las dos enormes suites que jalonan el disco, la maravillosa "Omatsuri", una barbaridad de 11'21'' del más puro Progresivo donde la guitarra te rasga mientras la banda se va deshaciendo y volviendo a formar en pasajes que no descansan.
La cara B nos ofrece el que es mi tema favorito, "Ishoku Sokuhatsu" que en sus 12'23'' nos demuestra la calidad del grupo; guitarras increíbles, solos apasionantes, continuos cambios de ritmo, espacios en calma dentro del caos, vuelta a ritmos trepidantes... todo un tratado Progresivo en una maravillosa sensación. Con "Ping-Pong Dama No Nageki" se despide este gran disco de Música para soñar, una sensación más dentro de ese universo que te puede llevar donde tú quieras.
Si ya le vas cogiendo el gusto al Prog. que destiló toneladas de clase allá por esa Isla no tan lejana, disfruta con este disco porque merece la pena, y mucho.

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