sábado, 20 de octubre de 2012

Elliott Murphy... De Nuevo


He llegado hace poco al mundo de los conciertos en vivo, demasiadas trabas a lo largo de mi vida para poder asistir en directo a lo que me proponían mis ídolos de siempre, pero ahora, cuando las sensaciones de los sonidos me llegan de otra manera y conozco a través de sus trabajos a estos maravillosos músicos que deleitan con clase y calidad, me estoy encontrando con la posibilidad de ver su obra, y salvo las circunstancias de siempre, la falta de educación musical y de la otra en un país por desgracia de demasiados cabestros, disfruto como un niño metido en mi mundo y saboreando su arte.

Con Elliott Murphy siempre juego sobre seguro, me da igual que toque eléctrico (desde hace más de una década en contadas ocasiones) acústico, solo o acompañado, siempre me da ese momento del Rock'N'Roll más puro, sin alardes ni aspavientos, sin parafernalia ni otra cosa que no sea Música, su Música y su saber hacer como artista excelso.
En esta ocasión me tocaba verle con Olivier Durand, ese escudero que me fascina y que ha encontrado su sitio junto al genio al igual que el genio ha encontrado un guitarrista que entiende su Música como nadie, y además con The Normandy All Stars, que no son otros que Alan Fatras en la batería y voz y Laurent Pardo con el bajo y voz.
Tenía ganas porque en los discos en vivo con ellos había un salto en la Música y en la forma de entender el show que me gusta mucho, y allá que me fui, a la sala Cervantes en Pucela para encontrarme de nuevo con uno de mis artistas favoritos, un músico excepcional.

Evidentemente que sea una sala pequeña ayuda, que no te molesten casi nada ayuda y que por arte de magia me encontrara en la segunda fila ayuda, porque aunque no me guste estar tan cerca para no verme cohibido por lo que el músico demanda, en el caso de Murphy le siento tan cercano que me importa mucho menos.
Me sorprendió el carácter eléctrico del bajo y la batería, aunque se conjugó de manera excepcional con esas dos acústicas que suenan como los ángeles, dos maestros que saben qué hacer en cada momento y que después de trece años de carretera juntos conocen cada instante en el cual el otro se encuentra, y eso es un lujo, porque transmiten la idea de una cabeza y cuatro manos, simplemente mágico.
El concierto se desarrolló como Elliott Murphy quiso, enganchó desde el primer instante a la audiencia (Pucela fue de los primeros lugares donde tocó en España hacía casi treinta años y la gente lo sabe) incluido hijos de algunos de los seguidores fieles de toda la vida que vibraron con él, y esa imagen es algo que envidio de otros países y que por aquí se da poco, lástima, y nos regaló un concierto de puro Rock'N'Roll a la vieja usanza, porque Murphy es un rockero de siempre, su Música es imperecedera, y el Rock'N'Roll jamás morirá.

Su garganta perfecta, este neoyorquino del metro canta como quiere y le da la gana, emociona con ese timbre tan exquisito y esa manera de contar historias de la calle y de las personas que viven en ella a base de frases enormes, ritmos sostenidos y la modulación de su garganta cuando necesita transmitir según qué estados de ánimo.
De su voz salieron cuentos sobre perdedores, villanos, héroes anónimos, mujeres y hombres que se aman, el amor perdido, la búsqueda de la felicidad...en un despliegue de dos horas, bises incluidos para que te empapes a gusto con su Música.
La guitarra la maneja con una suficiencia que le dan los años pateándose el mundo, aunque ahora se dedica más a riff y menos solos (exceptuando SU tema) porque tiene un tío que toca como quiere esas cuerdas de acero que entre sus dedos se deslizan hasta la gloria.
También nos regaló varios pedazos de armónica callejera para que los pelos se te pusieran de aquella manera, en la inevitable (afortunadamente) "You Never Know What You're In For", simplemente descomunal, y en SU tema, donde se marcó un solo brutal "Diamonds By The Yard".

Olivier Durand debió nacer con una acústica bajo el brazo, porque lo de este tío no es normal. Sigue a Murphy como su sombra, y deleita con un solo tras otro que nunca te esperas. Su capacidad de improvisación es infinita, y te arrastra hasta donde quiere, es maravillosamente emocional, un guitarrista excelso y genial. Un lujo verle.
The Normandy All Stars, o lo que es lo mismo, Pardo y Fatras, parecen sacados de cómics. Músicos solventes, con los años de carretera a cuestas, sobrios, excepcionales, precisos y técnicos... una sección rítmica como la copa de un pino tanto si están eléctricos como cuando se deciden a tocar en acústico. Tenía muchas ganas de verles y me encantaron, me emocionan los músicos que hacen que todo encaje casi sin parecer que están, y estos dos están muy presentes, porque dan ese toque de rockero al concierto que va un poco más allá.

El concierto se convirtió en una selección de temas más rítmicos que de costumbre por lo ya comentado, de hecho enganchó varios temas rockeros que fueron cabalgadas con los que la gente se volvió loca, "Rock'N'Roll Star", "Murphy Land"... la base les permitía improvisar y elegir cómo y de qué manera, cayeron los clásicos inevitables (aunque eché en falta más de los de toda la vida) y a la hora y veinticinco minutos comenzó la entrada con la armónica de "Diamonds By The Yard" anunciando el final del set. 
Este tema es especial, sublime, seda... y Elliott lo sabe. Le permitió lucirse en un solo de armónica, un solo de guitarra como los que hacía en los viejos tiempos a dos metros de mi cara, y presentó uno a uno a los músicos que le acompañaron que nos entregaron clase y Música a modo de solos descomunales (para enmarcar el de Fatras) por técnica, improvisación, alma.

La vuelta tras el set list habitual arrasó los sentidos, un tema brutal de Bowie, su "Heroes" dedicado a la audiencia, con un poder y una exhibición de los cuatro enorme (la entrada que hizo Pardo con el bajo para morirse) y a partir de aquí la magia se apoderó de la sala cuando este viejo rockero de NYC hizo desenchufar sus instrumentos y pegados al público nos hizo cantar con él dos himnos inmensos, ese grito a la libertad que es "Rocking In The Free World" de Young y su "Green River", íntima, suave, delicada.
Se despidió y nos dejó con las ganas de otras dos horas, porque cuando te sientes allá arriba, en la tierra de los sueños, no quieres bajar nunca a la tierra, como me pasa cuando la Música atrapa mi alma y me hace ser...


4 comentarios:

  1. Emocionante tu entrada, y comparto por supuesto esa emoción porque E.M. deja huella cuando lo escuchas en directo. El Rock'N'Roll jamás morirá es cierto, músicos como él se encargan de darle vida, lo llevan en su alma, eso se transmite y se transforma en emoción.
    Un lujo de músico, gracias por compartirlo.
    Besos.

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  2. ¿A quién, después de leer estos fascinantes comentarios sobre el concierto de E.M., no le ha entrado ganas de buscar la fecha del próximo concierto y reservar entrada?
    Pues…. por si a alguien le interesa, el 12 de enero del 2013 en Pamplona. ¿Te apuntas?.

    Un placer pasear en tu compañía.
    Felices sueños. Besos.

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