viernes, 26 de octubre de 2012

De Vinilos y Otras Glorias DLXXVIII

Vamos a hacer una de guitarras, esta, la otra y un poco la de más allá, esos tipos que con las seis cuerdas llegan lejos, pero que muy lejos, a ver qué sale...


Jeff Beck (Truth) 1968


Primer disco en solitario de este monstruo de las seis cuerdas llamado Jeff Beck, al que nunca le ha llegado todo lo que debiera la fama que se merece (esta es una opinión del que suscribe, pero es que me parece un guitarrista sublime y superior a otros muchos más considerados) aunque entre los músicos, que es al final de lo que se trata, goza de una reputación increíble e intachable.
Virtuoso de la guitarra, excepcional intérprete de temas suyos, en lo que quizás me gustaría verle más a menudo, componiendo, como de temas ajenos, a los que dota de ese singular toque de distinción que le hacen ser él, con ese talento innato para abrumar cuando toca, una auténtica barbaridad.
Para esta primera obra en solitario se lanzó al infinito sobre seguro, rodeándose de amigos íntimos, genios como él que le ayudaron a componer la que quizás sea (con el atrevimiento que requiere lo que voy a decir) su mejor obra, un disco de Rock poderoso, increíblemente bello y compacto, con un puñado de temas elaborados e interpretados de manera magistral por todos ellos.
Junto a Jeff Beck, que se luce con las guitarras en solos demoledores y riff demoníacos, exhibiendo una técnica pocas veces vista y deleitando con todo tipo de efectos que llevan un poco más allá los temas, nos encontramos con iconos de la Música que en esa época se encontraban en la misma situación que él, comenzando en esto de los sonidos y buscando...
Rod Stewart da otro sello personalísimo, el de la voz, algo salvaje, brutal, tremendo, un cantante único con esa guitarra de fondo abrasando en las notas que salen de su garganta, maravilloso.
Ron Wood antes de ser un stoniano más y llegar al Olimpo se nos presenta como bajista de esta banda de ensueño, cumpliendo más que bien porque va muy sobrado, y a la altura de todo lo que se menea en una sección rítmica que de la mano de Mick Walker en la batería proporciona al gran Beck las bases para hacer lo que le dé la gana.
Para completar la salvajada participan en temas varios John Paul Jones con el "Hammond" y Nicky Hopkins al piano, ¡¡casi nada!! y es que este tipo tiene muchos amigos y muy pero que muy buenos.
Diez temas que son una manera de lucimiento para todos, Beck se sale, pero los arreglos hacen que todo suene de una manera brillante, como esa versión tan personal de "Ol' Man River" donde Rod se desmelena y la percusión suena como de otro planeta, o la versión de "Morning Dew", descarnada, salvaje, demoledora. Incluso hay espacio para un tema de sus años anteriores en Yardbirds, la preciosa "Shapes Of Things", y para un clásico intemporal donde demuestra su talento "Greensleeves" algo sublime. Los temas compuestos por Beck y Stewart aparecen bajo el seudónimo de Jeffrey Rod, brutales como ese incendiario "Rock My plimsoul" o la tremenda "Blues De Luxe", un Blues que ya quisieran para sí muchos.
Rock, Blues, Soul... todo en uno porque es muy bueno, es un prodigio y estaba de dulce, de modo que sólo se puede decir que se trata de un disco para escuchar, disfrutar y descubrir a uno de los más grandes maestros de la guitarra del Rock de la segunda mitad del siglo XX y parte del XXI, y eso es casi todo. 40' de Música, ni más ni menos, calidad, cantidad y magia saliendo de las manos de un genio, para gozarla y después...

Side I:  Shapes of things;  Let me love you;  Morning dew;  You shook me;  Ol' Man River
Side II:  Greensleeves;  Rock my plimsoul;  Beck's bolero;  Blues de luxe;  I ain't superstitious


4 comentarios:

  1. Rebosa magia, que remedio, y con esa unión de talentos, el escalofrío también se hace inevitable.
    Emociones que dan de lleno.. que animales!
    Un besazo.

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  2. Sólo con escuchar las primeras notas de este disco, con esa batería arrolladora uno se relaja y se deja hacer. No es por nada pero yo para esto soy muy facilona.
    Mágica la mezcla de rock, de soul y ese blues, siete minutos y medio de ese maravilloso "Blues Deluxe". Si no se hubiera llamado así, ya le habríamos cambiado el nombre.
    Una orgía sensorial a base de piano, percusión y guitarras encantadas.
    Para repetir hasta hartarse.
    Hasta el próximo.

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