jueves, 11 de octubre de 2012

De Vinilos y Otras Glorias DLX

De genios vamos, de genios hablamos y de esos tipos que hacen de la Música una sensación, que es algo simplemente maravilloso.


Peter Hammill (The Silent Corner And The Empty Stage) 1974


Tercera obra en solitario del genio del Progresivo con mayúsculas tras su abandono momentáneo de la VDGG. Un disco mágico, como todos los de este período, una genialidad más surgida de una de las mentes más privilegiadas de la Música del siglo XX y aún XXI.
Un disco bellísimo, quizás no tan radical como su anterior obra maestra "Chameleon In The Shadow Of The Night" pero igualmente brillante, una joya desde la primera nota hasta la última.
Todo el talento creativo de Hammill, esa vena visionaria que le hacen ser único se sienten en este álbum, donde la marcada introspección pianística señala todo el ritmo de la obra, una maravillosa sensación de sueño fuera del alcance de los sentidos.
Para la ocasión se reúne con miembros de la VDGG, confiriendo al álbum un toque más de grupo que solista, a pesar de ser una obra enteramente parida por el talento del músico. 
Peter Hammill se encarga de los teclados, el piano, las guitarras, el harmonium, bajo, oscilator y por supuesto la voz, esa garganta prodigiosa con un registro casi infinito que le permite contar, recitar, cantar de una manera tan especial, llevándonos a través de sus propios sueños con la Música y las palabras.
Hugh Banton en el bajo, teclados y voces.
Guy Evans en la batería y percusión, grande, inmenso como siempre haciendo lo que le da la gana con su instrumento.
David Jackson en las flautas, saxos (alto, tenor, soprano) confiriendo ese toque de misterio que impregna la Música y los sonidos creados por Hammill.
En el precioso tema "Red Shift" aparece en la guitarra Randy California, de Spirit, un toque ácido poco habitual pero precioso en esta canción de 8'11'' que es una maravilla.
El disco, como ya hemos dicho, es una joya, esa Música envolvente que te hace perder los sentidos, las letras melodramáticas a veces, continuadas visiones de lo que no es, contínuos cambios y giros que hacen de esta obra una pieza de museo, lo mejor de un período exquisito en la etapa musical de un grande entre grandes.
Temas eternos, como esa suite maravillosa "A Louse Is Not A Nome" (12'13''), la barbaridad al piano que es "The Lie", o esa pieza "Modern" una continua laceración visionaria en sus 7'28''.
La portada, tanto el exterior como el interior, misteriosa, increíblemente hermosa sugiere, crea, imagina... diseñada por la ex componente de los Ash Ra Tempel Bettina Hohls nos termina de sumergir en el mundo onírico del disco como una pieza más del todo.
En definitiva "The Silent Corner And The Empty Stage" es una manera de crear seda desde los sonidos, magia pura donde perderse es lo normal, entrando en un universo fascinante y sin límites de la mano de un genio en estado puro.

1:  Modern;  Wilhelmia;  The Lie (Bernini's Saint Theresa;  Forsaken Gardens
2:  Red Shift;  Rubicon;  A Louse Is Not A Nome



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