sábado, 1 de agosto de 2015

Música


Siento la brisa sobre mi piel, un frío incompresible me lleva hacia lo eterno, más allá de las promesas que ya no dicen nada. 
Mañana será el momento de buscar la melodía que penetre a través del cuerpo mancillado. 
Hoy el rostro de lo imprevisible me llena de nuevo como la lluvia fresca, húmeda y agradable. 
No nacimos buscando las luces de neón que ahora son nuestro refugio en las noches de nostalgia. 
Inmersos en la dura estancia del cuerpo cuando huye del tormento de la lucha ajena al alma. 
Miles de instantes han labrado nuestros sueños y han hecho del ayer la forma de sentir la gloria. 
Ahora ya no somos esos corazones marchitos por lo que nos envían desde lugares que no queremos vivir.
Melodías que inundan el horizonte nos llevan, mecidos sobre su ritmo, donde nada puede alcanzarnos, donde nada puede tocarnos. 

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